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La increíble historia del Lancia 037 Stradale

historia lancia 037 stradale

Se construyeron 200 unidades para homologar el coche en el campeonato de rallys

Hoy, Lancia es una marca desaparecida del mercado, salvo en Italia, donde todavía se vende la última versión del Ypsilon. Aunque el grupo Stellantis podría recuperarla como fabricante de coches eléctricos. Pero eso ya se verá. No estamos para hablar del futuro, sino del pasado. Ese pasado que alza el vello a los más puristas y entusiastas del motor, especialmente, del rally. Porque el Lancia 037 Stradale ocupa un hueco importante en la memoria de los más nostálgicos. 

Lancia no existe hoy, pero durante mucho tiempo fue sinónimo de elegancia y deportividad. Considerada por muchos como “la Mercedes italiana”, con algunos de los automóviles más elegantes y bonitos jamás fabricados, como el Lancia Aurelia, en sus versiones coupé y spider. Pero, también, una marca a la vanguardia tecnológica, como el primer control de crucero equipado de serie en un coche, el Lancia Appia de 1953. Aunque aquel control de crucero poco tenía que ver con los sistemas actuales.

Creado para el Grupo B

La marca italiana ha tenido siempre una participación muy destacada en la competición. En los años cincuenta, debutó en la carrera Panamericana, en la mítica Mille Miglia y en la Fórmula 1, junto a Ferrari, hasta que la muerte de su piloto en un accidente, Alberto Ascari, hizo que Lancia dejara de participar en ninguna carrera.

Habría que esperar hasta los años sesenta para ver de nuevo a un Lancia en una competición y sería en el mundial de rally, con el Fulvia. Este sería el inicio de una historia de éxitos del fabricante turinés en el campeonato de rally. Después del Fulvia, llegó el Stratos y, luego, en 1982, el Lancia 037 Stradale del que nos ocupamos hoy. 

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Ese año, Lancia tenía que crear el sucesor del Stratos, un coche cuyo rendimiento había sido extraordinario. La empresa era importante, no solo por suceder a un coche que le había dado numerosas victorias, sino también por lavar su imagen deteriorada tras el ingreso en el grupo Fiat en 1969. Lancia era conocido por producir modelos elegantes y tecnológicos. Ahora, tenía que hacer un coche deportivo, rápido y agresivo para participar en el recién nacido Grupo B de rally

No era nada fácil, teniendo en cuenta que, en el Grupo B, había competidores muy duros, como el nuevo Audi Quattro que contaba con un sofisticado sistema de tracción integral, mientras que el Lancia 037 mantenía un esquema clásico de tracción trasera, motor central y muy poco peso. Como ocurría en aquella época, la marca tuvo que producir una versión de calle, denominada Stradale, y construir 200 unidades para homologar el coche en el campeonato. Ese Lancia 037 Stradale conservaba el ADN de la versión de rally. 

Obra de Pininfarina

El nombre 037 procedía de una denominación interna, Proyecto SE037. Como puedes ver en el video de eGarage, del diseño se encargó Battista Pininfarina, como se puede apreciar en los trazos de la carrocería, con unas líneas muy deportivas, pero muy bonitas, que apenas llegaba a los cuatro metros de longitud. El frontal destacaba por los dobles faros redondos incrustados en cada extremo de la parrilla. El largo y plano capó incluía unas líneas de refrigeración para el motor y un elemento central más elevado. 

La vista lateral estaba dominada por las llantas Speedline tan características, la bajísima altura del techo, la línea de tensión muy marcada que recorre todo el perfil y el voluminoso pilar C. Atrás, se podía ver el motor, colocado en posición central, a través del portón. Toda la carrocería estaba fabricada en fibra de vidrio y resina epóxica, excepto las puertas, que eran de metal, por seguridad.

Chasis tubular y motor central

El Lancia 037 Stradale estaba basado en el Beta Montecarlo de finales de los setenta. Con este modelo, compartía la parte central del chasis y añadía dos subestructuras tubulares: la delantera, acogía el radiador y las suspensiones de dos brazos independientes; la trasera, acogía la transmisión, el diferencial, otras suspensiones de doble brazo con amortiguadores dobles y el motor. 

El motor era un cuatro cilindros de 2.0 litros y 16 válvulas extraído del Lancia Trevi, pero modificado a conciencia por Abarth para entregar 205 CV a 7.000 rpm y un par máximo de 234 Nm. Esta potencia era transferida al eje trasero, mediante un cambio manual de cinco velocidades. Con un peso total de 1.170 kg, aceleraba de 0 a 100 km/h en 7 segundos y alcanzaba los 220 km/h.

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Pero la versión de competición arrojaba otras cifras. El ingeniero jefe de la compañía, Aurelio Lampredi, modificó el sistema de inyección e instaló un sobrealimentador Volumex para mejorar la respuesta. De esta manera, la potencia aumentó hasta los 280 CV, aunque más adelante llegó hasta los 310 CV

El 037 Stradale montaba un esquema de suspensiones muy sofisticadas. Además de tener brazos doble en las cuatro ruedas, como hemos dicho antes, esos brazos estaban asociados a amortiguadores de gas y eran regulables en altura y dureza, igual que las barras estabilizadoras. Una solución parecido a la que encontramos en muchos deportivos actualmente. 

Muy exigente, pero equilibrado

El acceso al interior no estaba pensado para personas con problemas de movilidad. El habitáculo era pequeño y muy bajo, y exigía cierta elasticidad para acomodarse. Una vez sentados, no se percibía ningún signo de la elegancia que caracterizaba a los modelos de Lancia: un salpicadero muy sencillo, con el velocímetro, el cuentavueltas, cuatro indicadores de la temperatura del refrigerante, el aceite, la presión del compresor y, nuevamente, el aceite, y un volante de tres radios deportivo.

En marcha, el Lancia 037 Stradale estaba muy lejos de ser un deportivo confortable. Era muy ruidoso y el motor, al estar colocado justo detrás de los asientos, transmitía mucho calor y todo el habitáculo vibraba. Además, el acelerador era duro, igual que el embrague, pero, todo hay que decirlo, no era un coche pensado para dar un paseo plácidamente… 

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Sin embargo, el comportamiento dinámico era excelente, con un equilibrio que rozaba la perfección. Solo cuando iba al límite de sus posibilidades, se mostraba un poco subvirador. La dirección era muy precisa y ayudaba a aprovechar su escasa distancia entre ejes, de solo 2,44 metros. 

La caja de cambios tenía una configuración inversa a la habitual, con las marchas impares hacia atrás y las pares hacia adelante. Requería un periodo de adaptación, pero después era una delicia por su precisión y rapidez. 

Walter Röhrl, y Markku Alén, Miki Biasion…

El Lancia 037 Rally debutó en 1982, en el Rally Costa Smeralda de Cerdeña, pero en esa temporada fue inferior al Audi Quattro, que ya competía desde el año anterior. En 1983, el coche italiano se mostró imbatible con Walter Röhrl, y Markku Alén como pilotos. 

Durante todo el campeonato, el 037 Rally compensó el mejor rendimiento del Audi con su agilidad y fiabilidad, al contar con una mecánica más simple. Ese año, Lancia se llevó el mundial de constructores, último equipo que lo conseguía con un coche de tracción trasera. Aquel, también fue el año de Miki Biason a los mandos de un Lancia. 

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El Lancia 037 Stradale no era un coche para cualquiera. Se alejaba mucho del concepto de automóvil de Vincenzo Lancia, fundador de la marca. No era cómodo para el día a día, ni para hacer un viaje, ya que apenas tenía espacio. Era ruidoso, tosco, difícil de manejar… Un coche que hoy casi nadie podría conducir, acostumbrados a las direcciones extremadamente asistidas y las ayudas a la conducción. Pero era un coche bonito que convirtió a Lancia en un constructor referente en campeonato mundial de rallys. Luego, llegaría el Lancia Delta S4, pero esa es otra historia. 

Etiquetas: Rallys

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