El comportamiento al volante: en España, cada vez peor

La encuesta llevada a cabo por el Instituto Ipsos busca analizar datos sobre el comportamiento al volante de conductores de diez países de la Unión Europea. El estudio se realiza anualmente y las cifras de 2015 se analizan para determinar si mejora o empeora frente a otros años.

Como dato positivo destaca que España sea el país encuestado que más optimista se muestra ante la posibilidad de que la siniestralidad en carretera disminuya considerablemente en los próximos años, aunque como ocurre con el resto de países del estudio, el porcentaje de confianza se muestra inferior al de 2014.

Cuando llega la hora de puntuarnos a nosotros mismos como conductores, los españoles nos consideramos buenos al volante pese a que sólo el 14% se muestra cortés con el resto de usuarios de la vía pública. En cambio, si analizamos la forma de conducir de los conductores de otros países, los calificamos como irresponsables, estresados, agresivos y peligrosos en muchos casos.

Pero los datos preocupantes llegan cuando se analizan los datos sobre el incumplimiento de las reglas y los comportamientos peligrosos, con un 87% de conductores españoles que admiten superar los límites de velocidad indicados, el 63% olvida poner el intermitente al adelantar, el 62% no respeta la distancia de seguridad, el 60% circula por otro carril en las autopistas cuando el de la derecha está libre y el 59% olvida desacelerar cuando se acerca a una zona en obras. 

El civismo al volante es peor en el caso de los españoles si lo comparamos con la media europea. Actitudes como tocar la bocina de forma intempestiva, insultar a otros conductores, adelantar por la derecha en la autopista, pegarse a los coches de los conductores que les irritan o llegar a bajar del vehículo para discutir con otro conductor, son las acciones más frecuentes en España.

Finalmente, los riesgos identificados y sus comportamientos poco responsables también son peores en España que en la media europea. Estas acciones se refieren al conocimiento de cometer una falta y afrontarlo de forma irresponsable. Ejemplos de ello son el uso del teléfono móvil o el navegador mientras se conduce, dato que afirma un 49% de los conductores españoles, o afrontar la somnolencia al volante, situándose la media en 2 horas y 45 minutos antes de realizar una parada de descanso en el trayecto.