Prueba del Volkswagen ID.3: esto nos gusta, y esto no tanto
En esta prueba del Volkswagen ID.3. de serie, la gran pregunta que nos hacemos es sencilla en su formulación, pero compleja en el fondo: ¿es un buen coche eléctrico a un precio accesible? La respondemos al volante
El ID.3 se conduce muy bien
Excepto por una respuesta de rodadura algo “cantuda” (básicamente, todos los ID van con neumáticos que ahorran energía, de 19 pulgadas y 215 milímetros), no tenemos nada que reprocharle al Volkswagen ID.3.
Se apoya firmemente en la carretera, se siente comunicativo, su dirección ayuda a mantener el rumbo de forma segura y precisa, y gracias a la propulsión trasera y la distribución efectiva del peso (centro de gravedad bajo, absolutamente equilibrado), este Volkswagen eléctrico compacto también solventa curvas rápidas con facilidad y nobleza, sin sobresaltos.
Los buenos valores de frenada y la estabilidad en línea recta, incluso a máxima velocidad, completan la impresión positiva.
Una pena que el enorme peso de 1,8 toneladas oculte el generoso par (310 Nm) del motor eléctrico. Con todo, al acelerar, los 204 CV del ID.3 se sienten agradablemente espontáneos, animados y apenas denotan esfuerzo.
Por supuesto, la máxima potencia o los esprints extremos succionan rápidamente la batería. Pero movido con cautela, sin pretensiones de batir récords, el ID.3 alcanza el valor de autonomía WLTP de 344 kilómetros prometido por la marca.
El proceso de carga lleva una eternidad, eso sí, cuando la batería está vacía en una estación de carga de 11 kW: de seis a seis horas y media. Y si lo enchufas en un cargador doméstico, se tira más de un día entero.
Solo se puede recargar un máximo del 75 por ciento de la capacidad en la estación de carga rápida, lo que da como resultado un alcance de 250 kilómetros en la prueba de consumo (21,3 kW).
Lo que no nos ha gustado
El ID.3 debería ser un VOLKSwagen. Y ponemos la primera parte en mayúsculas porque “Volk” es “pueblo” en alemán, y este modelo quería hacer honor a su nombre siendo un eléctrico accesible para la mayoría. Pero está lejos de eso.
Aparte de las subvenciones, un ID.3 es caro. El coche de prueba en la versión "1st Max" tiene un precio de catálogo de 48.734 euros (en Alemania). En el interior hay mucho plástico duro en las superficies, las fundas de tela del respaldo del asiento parecen cosidas con descuido, el parabrisas se ensambla asimétricamente desplazado varios milímetros en el marco.
Además, el ID.3 solo es absolutamente seguro por un cargo adicional de alrededor de unos 10.000 euros. Porque los sistemas de asistencia, incluido el asistente de cambio de carril, solo están disponibles junto con el equipo “Max”, la versión superior (en Alemania).
Y detalles muy necesarios como la bomba de calor (para una autonomía estable en el frío) no viene de serie.
Conclusión
El ID.3 no se lleva una mala nota porque se conduce realmente bien y con un bajo consumo de energía. Además, ofrece un concepto de recarga ecológica, tiene una conectividad a prueba de futuro y, con las bonificaciones públicas, el precio puede quedarse dentro de límites razonables.
Pero a poco que quieras tenerlo un poco equipado, resulta un coche caro. Algo que contrasta con una percepción de algunos acabados claramente mejorables, tratándose de un Volkswagen.
Etiquetas: Recarga coches eléctricos, electromovilidad
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