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Subaru Outback 3.6R Aut.: ¡huye de la ciudad!

Jorge Arenas

Las virtudes del Subaru Outback 3.6R están en su impecable sistema de tracción integral, en su suspensión y en la amplitud de su interior, que le permiten ser el jefe de las estaciones de montaña. Otra cosa es hablar de eficiencia mecánica o agilidad en carretera… Pero para eso ya están otros

Si eres de los que suele ir a esquiar en las temporadas invernales seguro que te resultará muy conocida la estampa de un Subaru con la familia a bordo y las tablas en el techo. Y es que casi cualquier modelo de la gama se desenvuelve a la perfección precisamente en este tipo de terrenos: carreteras con firme en mal estado, resbaladizas, con alguna que otra pista off road… Los modelos de la marca japonesa, desde un Justy hasta un Tribeca, prefieren las zonas montañosas como hábitat natural. Y el Subaru Outback 3.6R de este test no es una excepción. Ahora te explico por qué.

Como te decía, el protagonista de esta prueba, que no es otra cosa que una versión semi-todocamino del Legacy familiar, se encuentra muy a gusto cuando las inclemencias meteorológicas hacen acto de presencia. Nada mejor que ir a bordo de una berlina amplia, con suspensión elevada, tracción total permanente y un motor potente y dosificable -asociado a un cambio automático- cuando las cosas se ponen complicadas. Tengo que reconocer que se me ocurren pocas opciones más apropiadas para rodar por entornos de este tipo. Pero, ¿qué pasa durante el resto del año, cuando el plan no es otro que moverse a diario por ciudad y carreteras de circunvalación, o hacer viajes largos y de fin de semana? Vamos por partes.

A la hora de analizar el motor no puedo evitar pensar en algún que otro problema que plantea. Sí, es un 3.6 bóxer, de seis cilindros y 260 CV. Y sí, sus prestaciones no están mal. Pero quizá porque ya estamos acostumbrados a propulsores más pequeños y eficientes, se hace difícil asumir un consumo oficial de 10,0 litros que, en la práctica, es más alto. ¡Ni siquiera un BMW M5, un Porsche Cayenne Tiptronic o un Mercedes S 500 gastan tanto! Y la capacidad de aceleración del Subaru no está a la altura, ni de lejos, de estos modelos citados.

Tampoco lo está la transmisión automática, de convertidor de par y cinco velocidades, que a estas alturas se ve antigua y además contribuye a que el Outback trague más gasolina de la debida. Si hablo de suavidad, finura, agrado en la respuesta y sonoridad, el conjunto motor/caja de cambios es una delicia. Pero, como te decía, por economía y tecnología tiene poco que decir frente a los rivales que pueda tener en el mercado europeo. Es una mecánica que en otros países como EEUU o, incluso en España hace unos años, podría tener todo el sentido del mundo. Pero aquí y ahora, parece poco apropiada.

Por tamaño, quizá los 4,77 metros de longitud puedan resultar algo aparatosos a la hora de ir a trabajar o llevar a los niños al cole por las calles de la ciudad, pero esto es algo con lo que tendrá que lidiar cualquiera que se mueva con un coche de aspiración familiar. A cambio, este Subaru ofrece un interior realmente amplio y un generoso maletero de 526 litros que, unido a la practicidad propia de una carrocería con portón, te permite ir de viaje sin preocuparte por el equipaje.

Por otra parte, el sistema de tracción integral funciona de forma impecable, como es habitual en la marca. El Subaru Outback 3.6R no tiene reductora, ni creo que le haga falta dado su enfoque y la solvencia del bóxer. Agua, nieve, arena… Todo está bajo control y, si además le montas unos neumáticos de invierno cuando llega el momento, te olvidas de las cadenas y puedes dar por hecho que llegas al fin del mundo si te lo propones. Sin embargo, tengo que decir que los días de diversión sobre superficie deslizante pasaron a mejor vida. Como muchas otras marcas, Subaru se ha apuntado a la moda del ESP no desconectable del todo, lo que me parece una pena. En este momento echo la vista atrás y recuerdo los buenos momentos que he pasado con algún que otro Impreza y Forester en pistas de tierra, jugando con los límites de adherencia y tracción, y esto ya no es posible en el Outback porque el control de estabilidad permanece ojo avizor constantemente y salta en cuanto no vas sobre raíles.

Por el tacto de suspensión y la altura libre al suelo de 220 milímetros, este coche es muy apropiado para circular por zonas offroad fáciles. Sin embargo, en carretera me he encontrado con un balanceo y una deriva importantes en curva. Esto y sus 1.660 kilos de peso convierten al Subaru Outback 3.6R en un coche poco ágil para tramos revirados. Por el contrario, el nivel de comodidad que ofrece es sencillamente espectacular. La mayoría de SUV actuales han optado por montar suspensiones más duras y neumáticos de perfil relativamente bajo sobre grandes llantas, y esto se traduce en un comportamiento más firme y preciso en carretera, aunque sea a costa de un tacto más seco. Nada que ver con este Subaru, que opta por una configuración a la antigua usanza. Así que toma nota para elegir la opción que más se adecue a tus gustos.

Por último, el precio: 47.200 euros cuesta la única versión disponible. El acabado Executive Plus tiene un equipamiento bastante cerrado en el que, afortunadamente, encuentras un amplio listado con absolutamente todo de serie. Aquí no pasa como con sus rivales alemanes o suecos, como el Audi A4 Allroad o el Volvo XC70, que te obligan a sumarle un buen pico al precio de partida -que no es bajo precisamente- en elementos opcionales. Aunque también es cierto que el Subaru no dispone de sistemas de última generación, del tipo del reconocimiento del ángulo muerto o el control de crucero adaptativo.

Valoración

Nota8

Las virtudes del Subaru Outback 3.6R están en su impecable sistema de tracción integral, en su suspensión y en la amplitud de su interior, que le permiten ser el

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