Vídeo prueba Honda CRF 250 Rally: ¡una moto de campo sin límites!

Está muy bien eso de que con más de tres años de experiencia del permiso B conducir motocicletas de 125 cc, y contar con una variadísima gama de scooters con las que moverte de un modo económico y práctico por la ciudad. Sin embargo, ni todo es asfalto en la vida real ni este tipo de monturas resuelven nada en cuanto uno tiene que moverse en superficies menos amables (zonas más pavimentadas o deterioradas con el tiempo, caminos abiertos al tránsito de vehículos a motor, fincas privadas... Y por eso, aquí probamos la Honda CRF 250 Rally 2018, una moto de campo sin límites para llevarte adonde quieras también por carretera. Y compatible con el A2. 

Tipos de carnet para moto

Ante la duda de si comprar algo de campo o de asfalto, hace años, lo normal era poner un poco al día la vieja máquina y llevarla de un sitio a otro como se pudiera por la vía pública. Pero las leyes se han ido 'endureciendo'. Y no porque el 'enduro' haya ganado enteros en España (todo lo contrario), sino porque en la mayoría del territorio nacional ya está expresamente prohibido adentrarse en el campo si no es por lugares específicamente destinados a ello.

Tampoco el asfalto es un territorio muy abierto a acoger a la moto de campo: por vía pública, uno debe llevar, como mínimo el permiso de circulación del vehículo, la ITV al día, seguro obligatorio... y cómo no, la iluminación reglamentaria (luces de posición, cruce, larga distancia e intermitentes), velocímetro, uno o dos retrovisores según corresponda...  

Por no hablar de las recientes leyes medioambientales que están restringiendo la entrada en el centro de algunas ciudades a los vehículos más antiguos y/o contaminantes. 

Para tierra y asfalto

Por eso, llama tanto la atención que un fabricante pueda hacer un vehículo con todas las cualidades off-road que necesitas... pero con una postura cómoda y un comportamiento totalmente válido para hacerte decenas de kilómetros por autopista, a 100-120 km/h y sin sufrir. ¿Ejemplo? Honda, que ha combinado su dilatada experiencia en ambos terrenos hasta lograr un producto muy redondo; un verdadero todoterreno fácil de manejar y a un precio bastante competitivo: 6.050 euros. 

Recogemos este 'pony' en el centro de la ciudad. Su estética es totalmente offroad, con una bonita decoración 'racing' que pinta que lo vamos a pasar bien. A simple vista, la altura libre al suelo, el cárter protegido, los guardabarros endureros y los elementos relacionados con la suspensión también prometen cosas apetecibles.

Y al lado de la Honda CRF 250 L 'normal', es fácil notar los aires 'dakarianos' que diferencian a la versión rally: posición algo más elevada y erguida, frontal más 'cool' con leds laterales de posición como en la nueva Honda África Twin, mayor proteccion aerodinámica para circular por carretera... 

Abordo esta montura -que derrocha calidad desde el primer vistazo- y compruebo que el asiento es de una comodidad más que aceptable. Arranco y el motor monocilíndrico regala un 'bom-bom-bom' muy bonito que, al acelerar, nada tiene que ver con aquel ruido infernal que hacían este tipo de motos de antaño, cuando sus motores eran de dos tiempos y la contaminación acústica tampoco era una prioridad. 

Diversión total

En la selva de asfalto, tengo una posición privilegiada para dominar todo el panorama desde este bonito caballo y no necesito más comodidades. Cojo velocidad, me animo y en la primera curva cerrada a derechas, a unos 50 km/h, sí que noto que el alargado chasis es mucho más rígido que una moto y que la carcasa del neumático de tacos es especialmente dura y estrecha. 

Vistos estos límites en su territorio más hostil, toca alejarse por autopista hacia zonas rurales de la sierra. Y tras viajar cómodo, sin estridencias, a una media de entre 100 y 120 km/h, salgo por fin al campo-campo por trialeras, de menos a más. 

El botón destacado del cuadro me recuerda que debo pulsarlo unos segundos y, a partir de ahí, no parar de disfrutar. Sentado, de pie... todo es facilidad gracias a su acertadísimo diseño y ligereza, dos de sus verdaderos secretos, que la hacen verdaderamente manejable para cualquiera, sea alto o algo más bajo, experto en conducción off-road o no. 

Su relación peso-potencia está tan bien conseguida que, como ves en el vídeo, uno puede afrontar rampas sin miedo a quedarse tirado, hacer descensos con total libertad (el freno trasero va igual de bien que el delantero). 

Me atrevo también con algún 'fuera-pista'... Tras esta prueba de la Honda CRF 250 Rally 2018, tengo la absoluta convicción de que, tras un manguerazo y pocas operaciones más de mantenimiento casero, puede volver en ella al trabajo si los rigores del tráfico urbano aconsejaran moverse en moto hasta el corazón de la ciudad. ¿Cuántas motos pueden 'decir' lo mismo?