Mercedes GLC Coupé: probamos el GLC 350 d 4MATIC Coupé

Los diseñadores de las marcas de automóviles se las siguen ingeniando para producir nuevas variantes en segmentos ya consolidados. Tras el éxito de los SUV de lujo, llegaron los todocamino premium con línea de coupé. Y es precisamente en este grupo, donde la firma de la estrella ha dado el ‘do de pecho’ con su nuevo integrante, el Mercedes GLC Coupé, vehículo que tengo la suerte de probar.

El GLC impone, pero he de reconocer que la versión coupé lo hace aún más. Posiblemente se deba a sus cotas, puesto que es casi ocho centímetros más largo (4,73 metros) y unos cuatro centímetros más bajo (1,60 metros). Destaca, cómo no, su techo descendente, aunque también la parrilla de efecto diamante con una sola lama, que consigue ser el centro de toda mirada; y el montante delantero, que observo que es más horizontal. Tampoco pasa desapercibido el voladizo corto, la protección cromada de los bajos y las branquias de refrigeración laterales.

En el interior, nada novedoso. Incorpora la misma consola que el GLC, poderosa, con muy buenos ajustes y materiales de primera. Lo que sí cambia en el habitáculo es el espacio en altura para los pasajeros de las plazas posteriores. Si el de las piernas es correcto y el de los hombros, más justo, el reservado para la cabeza es mucho más pequeño. Personas de 1,80 cm rozan con la coronilla en el techo.

Además de por su aspecto, Mercedes ha dejado claro que por sus características, el GLC Coupé de la prueba es un coche de espíritu deportivo. Solo hay que hacer algunos kilómetros para ver lo bien afinado que está su tren de rodaje deportivo, que es de serie, y que la dirección es más directa. A excepción del modo Sport y Sport +, en Eco y Confort me parece que tiene un tacto demasiado blando, perfecto para desenvolverse por ciudad, pero que no es la más adecuada en una carretera con curvas. Más o menos pasa igual con el cambio automático de nueve velocidades 9G-TRONIC, que es rapidísimo y suave, pero que en los dos modos más deportivos sube y baja de marchas de forma demasiado brusca. Eso sí, es rápido como él solo…

Tras la prueba del Mercedes GLC Coupé destacaría dos cosas: la primera es su suspensión neumática AIR BODY CONTROL, que brinda estabilidad en curva a la vez que confort y agilidad. Eso sí, en curva, a alta velocidad echo en falta mayor firmeza de la carrocería, menos balanceos. La segunda es el motor del GLC 350 d 4MATIC Coupé, versión que llegará en diciembre. Sin duda es un portento de seis cilindros que brinda fuerza tanto a bajas revoluciones como en altas. Tiene una potencia de 258 CV y un par de 620 Nm, cifras gracias a las cuales puede acelerar de 0 a 100 km/h en 6,2 segundos. Es silencioso e invita a circular relajado, pero cuando el pie derecho se hunde en el acelerador, entrega una respuesta soberbia.

Equipa opcionalmente una suspensión neumática integral multicámara y amortiguación variable con regulación electrónica progresiva.

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Mercedes GLC (12 imágenes)

Tanto la familia de los coupé como de los SUV de Mercedes pueden estar orgullosos de su nuevo integrante. El GLC Coupé llega con un diseño potente y muy atractivo que conjuga a la perfección con unos potentes motores. De serie trae un tren deportivo, tracción integral permanente 4MATIC y cambio automático de nueve velocidades 9G-TRONIC, por lo que pagar 52.000 euros por un GLC 250 4MATIC Coupé o 52.500 euros por un GLC 220 d 4MATIC Coupé no me parece tan excesivo.