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Prueba Mercedes EQB: un SUV eléctrico de hasta 7 plazas, mucho lujo y precio interesante

Es difícil que a corto plazo la mayoría de los mortales estén tan familiarizados con marcas de coches de toda la vida, como Mercedes-Benz... como con lo que ya es un sello en sí mismo para sus vehículos electrificados: EQ. Así que es interesante ver cómo ambas palabras se juntan. Por ejemplo, en nuestra prueba del Mercedes EQB, un SUV eléctrico de hasta 7 plazas, lujo a raudales y mucho donde elegir.

Nada más verlo, hay que recordar que es algo (mucho) más que la versión 100% enchufable del Mercedes GLB. Y aunque suene un poco raro para los profanos, la denominación no es tan complicada de entender. Y tampoco, los apellidos, como 250, 300 y 350, porque aunque ya no hagan referencia a motores térmicos de dos litros y medio, tres o tres y medio. ¡Pero es que son otra seña de indentidad! 

Antes de escribir estas líneas, de hecho, me acabo de bajar, aún apestando un poco a gasóleo, de un magnífico 300 D de 1979 que tenía por el garaje. Y aunque -con todos los respetos- se parecen como un huevo a una castaña, quien tuvo retuvo y claro que todo lo que tenga la estrella de tres puntas delante ha de llevar consigo grandes dosis de innovación, calidad, lujo y elegancia. Entonces y ahora. 

Pero con todo eso muy presente para el propio fabricante y para sus clientes, lo cierto es que cualquier EQ es una apuesta decidida hacia hoy y el mañana, en un mundo en el que esos valores también han cambiado radicalmente, los SUV siguen siendo los reyes y la electromovilidad es un hecho al que había que adaptarse sin demora y sin dejar a un lado la calidad, la seguridad y la conectividad. 

Así que quedamos en un punto de Madrid muy concreto para iniciar una ruta cuajada de zonas de bajas emisiones en las que en condiciones normales no podríamos pasar con mi veterano diésel, desde luego, pero tampoco con nada desprovisto de etiquetas Cero o Eco. Así que los EQB disponibles para esta primera toma de contacto saludan orgullosos con su distintivo azul

Aquí, concretamente, lo hacen en gris y en blanco, con las distintas motorizaciones disponibles en la gama e iluminando los LED anteriores, que como en otros miembros de la competencia, los responsables de las luces diurnas bordean la parte superior de las ópticas y se unen de lado a lado del frontal (y también aparecen en rojo, en horizontal, en la parte trasera). 

Todos ellos, además, presentan unas líneas bastante conservadoras para ser un modelo tan avanzado. Especialmente, llama la atención que la trasera evoque a un 'todoterreno' casi, casi ya 'clásico', porque en esto de los SUV también hay modas y empiezan a destacar quienes no siguen las líneas coupés que están haciendo furor en estos subsegmentos desde hace años. ¿Un resultado un poco 'burgués'

Galería de la prueba del Mercedes EQB

Puede. Sin embargo, no conviene pasar por alto que el público al que va dirigido este vehículo no es demasiado joven ni busca sensaciones fuertes en circuitos. Pero es que además el comprador potencial del Mercedes EQB sí que quiere una gran habitabilidad trasera y eso pasa porque la altura del techo no descienda abruptamente desde el pilar B. Sobre todo, si quiere convertirlo en un siete plazas. 

Porque otro de los argumentos más importantes del EQB es que quiere liderar este aspecto en su categoría de SUV eléctrico, ya que ofrece como extra, por algo menos de 1.200 euros, la posibilidad de montar una tercera fila de asientos, con dos butacas escamoteables homologadas para personas de una altura máxima de 1,65 m. Si no, la capacidad del maletero va de los 465 a los 1.620 litros.  

Prueba del Mercedes EQB 350 4Matic AMG Line

Es hora de tomar el control de lo que veo y, ya puestos, me decido por el tope de gama: el Mercedes EQB 350 4 Matic AMG Line. Y lo pido en color blanco (uno se siente realmente poderoso en estas presentaciones de prensa), porque también me apetece durante las próximas ser el dueño de mi destino, tanto si está lejos (porque la autonomía roza los 500 km), como si es por el centro urbano. 

Así, me acomodo en un habitáculo que ya resulta muy familiar tanto por Mercedes como por los EQ, con la gran pranalla rectangular horizontal de detrás del volante y que se extiende a la consola central.  salpicadero. Este ambiente está especialmente mimado, porque la iluminación interior permite unas 64 tonalidades cromáticas a base de LED con las que uno se puede dejar mimar también en lo estético. 

Galería de la prueba del Mercedes EQB

En cuanto a los ajustes, todo está pensado para que la calidad percibida no desentone con lo que esperas en cualquier producto de la estrella de plata. Y los modos de conducción (Eco, Confort, Sport y un cuarto modo Individual -personalizado-) actúan sobre dirección, tracción y, cómo no, la eficiencia energética de los dos motores eléctricos que lleva esta unidad (el 250 tiene uno sólo delante).  

Una vez colocada la directa en el ya típico selector de marcha de palanca, en la parte superior derecha del volante, me alegro de contar además con varios modos de retención/recuperación energética que se pueden accionar en tiempo real, según la necesidad, mediante levas (al margen del modo B -'brake'). Y desde ahí, todo son buenas sensaciones, bajísima rumorosidad y ganas de hacer muchos kilómetros. 

Entre sus puntos clave está su buen índice de penetración aerodinámica (cx del 0,28) es la batería, que está dividida en 5 módulos para jugar mejor con el reparto de pesos, con el centro de gravedad (todos, en el suelo) y con el abaratamiento de costes a la hora de sustituirla por desgaste o avería (para no tenerlo que hacer de una vez).

Prueba del Mercedes EQB

Su capacidad total es de 66,5 kWh y permite una autonomía de unos 420 km en modo combinado y unos 498 km por ciudad, según los datos del fabricante, que declara un consumo oficial de entre 19,4 y 18,2 kWh/km. Los tiempos de carga, asimismo, también varían en función del cable que se use y el punto de repostaje. 

Lo bueno es que de serie vienen embarcados los dos tipos de cargadores, para enchufe de carga rápida y para enchufe convencional doméstico. Así, se tardaría: 32 minutos (del 10% al 80% con un enchufe de corriente continua -carga rápida- de 100 kW) o 9,25 o 5,75 horas con corriente alterna del 10% al 100% (según uses un enchufe de 11 kW o de 7,4 kW, respectivamente). 

En carretera o de callejeo por la ciudad en las zonas más restringidas a la circulación, lo cierto es que el coche se desliza con mucha suavidad y cualquier trayecto se hace placentero. Además, la potencia de esta versión 350 es de unos desdeñables 215 kW (equivalentes a 292 CV), que lo hacen muy ágil y dinámico en todo momento, pues acelera de 0 a 100 km/h en 6,2 s con una punta de 160 km/h.

Prueba del Mercedes EQB

Y si quieres un escarceo por el campo, como el que he tenido en esta primera toma de contacto, siempre puedes aprovecharte de sus características de todocamino, su tracción 4x4 4Matic y de unas interesantes y bonitas llantas de 18 pulgadas como las que llevaba esta unidad, que además de aerodinámicas, son algo más prácticas y 'sufridas' para baches y desniveles. 

Por lo demás, tras la prueba de este Mercedes EQB y dejarme llevar por los detalles estéticos a cargo del paquete AMG Line en molduras aerodinámicas exteriores, ruedas, asientos y otros detalles a bordo, me tapo los ojos antes de ver los precios del EQB. Y teniendo en cuenta todos sus atributos, la exclusividad del modelo y que es EV... tampoco me parecen tan desorbitados como esperaba. 

Así, centrándonos en , hay que decir que te puedes llevar uno en su versión de acceso (EQB 250) desde 52.225 euros; el paso siguiente sería el 300 (4Matic) desde 58.464 euros; y por último, el más alto de gama que hemos conducido aquí, el EQB 350 (también, 4Matic) parte de unos más que interesantes 60.706 euros.    

Valoración

Nota8

Probamos el Mercedes EQB: un SUV eléctrico de hasta 7 plazas con etiqueta cero, varias versiones y acabados, tracción 4x2 o 4x4... y mucho lujo.

Lo mejor

Siete plazas disponibles como opción, calidades, agilidad, tecnología, etiqueta cero emisiones, precio razonable

Lo peor

Diseño algo aburguesado

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