Lucid Air Sapphire (2024): al volante de la berlina más potente del mundo

Ni AMG, Porsche ni Tesla: el Lucid Air Sapphire es la berlina más potente del mundo. Concretamente, este Lucid que tenemos entre manos rinde 1254 CV.

Mientras Tesla y Porsche compiten por el mejor tiempo en Nordschleife con la versión Plaid del Model S y un futuro súper Taycan, Lucid se ha colocado silenciosa y discretamente en la cima: ya sea con batería, con ocho o doce cilindros, ya sea M5, RS 6 o S 63, Brabus, Abt o Hennessey… da igual: ningún otro sedán es más potente que el Lucid Air Sapphire, que rápidamente se asegura la supremacía entre las grandes berlinas.

Motor

El Porsche Taycan, incluso después del lifting, rinde 952 CV y el Plaid ya alcanza los 1034, cifras estratosféricas, pero que no alcanzan al Lucid. Los estadounidenses han montado un motor delantero y dos traseros en los ejes, alimentados por una batería de 900 voltios hasta ahora incomparable. 

Como aquí solo hay disponible el paquete completo de 118 kWh, la energía alcanza para una impresionante autonomía de 687 kilómetros según la normativa estadounidense. Y también en carga, el Lucid alcanza 300 kW de velocidad: en 15 minutos recibe energía para 360 kilómetros más. 

Diseño

El potente coche no es solo para presumir. Mientras que los modelos de gama alta de los fabricantes alemanes suelen ser muy llamativos, el Sapphire pasa desapercibido, como un bombardero espía. 

Diseñado sin aristas para un excelente coeficiente aerodinámico, solo las llantas delanteras de 20 pulgadas y las traseras de 21 con sus tapas aerodinámicas desmontables y el discreto spoiler posterior son un distintivo de su abrumadora potencia. Y por supuesto, la pintura en azul profundo, exclusiva del modelo de alta gama, al igual que el interior en tonos oscuros.

Comportamiento

Conduciendo es espectacularmente… poco espectacular. El Sapphire se abstiene de cualquier drama, por lo que el estallido te toma completamente por sorpresa. La aceleración es tan rápida que el display digital apenas puede seguir el ritmo, las cifras suben rápidamente: 0 a 100 en unos ridículos 1,89 segundos, mejor que un Bugatti, y llega hasta los 330 km/h: el Taycan ya ha desaparecido del espejo retrovisor con sus 260 km/h, y el Plaid va desapareciendo lentamente a 322 km/h.

El Sapphire es vehemente, pero no brutal. Firme y a la vez tan cómodo como corresponde a un coche de lujo, que suavemente se desliza en los primeros dos de sus cuatro modos de conducción con un tarado blando y flota con calma en el carril izquierdo de la autovía. 

Solo cuando se cambia al modo Sapphire, la berlina tensa los músculos y el conductor agudiza sus sentidos. Especialmente cuando se cambia al modo Track, la mayoría de los sistemas de asistencia se desconectan y se movilizan las últimas reservas para la máxima aceleración o la vuelta rápida.

Y es en ese momento cuando la berlina pasa de dócil y sumisa a convertirse en una bestia, permitiendo que el conductor la guíe firmemente por las curvas. Sí, el Sapphire pesa casi tres toneladas, y la posición del asiento es un poco más alta debido a la batería en el piso, pero nunca se pierde la sensación de la carretera. Al contrario: de alguna manera, uno se siente casi pilotando esos coches que Peter Rawlins, jefe de Lucid, desarrolló en su vida anterior cuando estaba en Lotus.

Claro que tantas sensaciones no son baratas:  con 249.000 dólares estadounidenses, el precio es comparativamente prohibitivo. Después de todo, cuesta dos veces y media más que un Plaid y un cuarto más que un Taycan Turbo S. Y por otro lado, Lucid hasta ahora solo vende el Sapphire en Estados Unidos.

Pero al menos Lucid pronto eliminará esa barrera y llevará el Sapphire no solo como una atracción al Salón de Ginebra, sino también a sus distribuidores europeos, aunque seguramente pedirán 250.000 euros o más por él. Y entonces, será la hora de hacer una excursión a Nordschleife. 

Conclusión

Por supuesto, nadie necesita una berlina con más de 1200 CV. Pero en un segmento donde se trata de la imagen, el Lucid Air Sapphire es una declaración de poderío. Y más aún al tratase de un recién llegado al sector.