Land Rover Freelander 2: el 'Señor de los Caminos'

Lo sé. Ver un Freelander 2 en la Tierra Media hubiera chocado un poco. ¿Quizá en la próxima entrega? Porque a este paso, van a llegar a nuestros días... Había pensado en Gandalf para conducirlo, pero se le va a quedar algo pequeño. Le veo más en un Range Rover.

Al que sí veo en este potente 4x4 es a Aragorn, esa especie de viril mercenario interpretado por Viggo Mortensen. Y lo veo en él porque ahora el Freelander roza los 200 CV con su nueva mecánica, heredada del anterior cuatro cilindros que rendía 160 CV. Disponible en dos variantes, de 150 y 190 CV, ésta última se ofrece en conjunción con un cambio automático de seis velocidades y, por supuesto, e indispensable para defenderse en una tierra con tantas bestias rodeándole, con tracción 4x4.

Y es que su comportamiento también me recuerda al del bravo Aragorn. Tranquilo si no te metes con él, puede sacar todo su mal genio si le pisas el pie, perdón, el acelerador. Tarda algo en reaccionar (más el coche que el humano) pero la patada que da su motor a partir de las 2.000 vueltas asustaría hasta al mismísimo Señor Oscuro. Y desde ahí y hasta poco más de las 4.000 rpm, notarás como se transmiten al suelo los 190 CV, con rapidez y progresividad, debido a una caja automática con el convertidor de par también revisado para reducir su deslizamiento. Se nota. Cada vez se parece más a una caja de doble embrague, aunque todavía le falta algo de inmediatez.

A la hora de consumir, es como el guerrero de la Tierra Media. Si le pides resultados, él te solicitará combustible. Ya sea en forma de jarras de vino uno, o gasóleo el otro. Pero, tranquilo, sus casi 200 CV raramente te pedirán más de 10 litros cada 100 km. Y si te piden más, es que le has pisado... de lo lindo. (Video Land Rover Freelander 2)

El ya conocido sistema Terrain Response, con sus diferentes modos según el terreno que pises, transmite toda esta potencia al suelo de manera fiel, sin desfallecer por el aumento de potencia. Todo lo contrario. En arena o barro, superficies más que delicadas, el aumento de caballos y de par (20 Nm) le vuelve más resolutivo. Eso sí, no esperes que en carreteras reviradas ahora lleves un deportivo. Para eso ya tienes otros SUV que siguen siendo más dinámicos.

Y, además, recibe un lavado de cara que incluye un frontal rediseñado y un interior con nuevos asientos, colores y materiales que aumentan la sensación general de calidad.

Si el Señor de los Anillos se trata de una metáfora que relata un largo proceso para dar origen a la humanidad actual, este Señor de los Caminos puede que sea el SUV menos metafórico y más práctico para esa misma humanidad...