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Corvette C7 Stingray, la voz de América

La séptima generación del Corvette encarna a los EEUU mejor que nunca: con una estética más refinada, motor V8 y unas impresionantes dotes atléticas es la mejor jamás fabricada. Sometemos al nuevo Corvette a una dura prueba...

Probar un Corvette C7 Stingray es algo verdaderamente extraordinario. La orquesta del V8 suena a concierto de rock. El C7 tiene, eso sí, mucho más que una impresionante acústica para sorprender: su chasis de aluminio va combinado con una carrocería muy ligera. Y la guerra a los kilos de más solo acaba de empezar...

Estéticamente el Stingray cuenta con un capó largo con un perfil lleno de ondulaciones, una pequeña puerta para el piloto y una zaga muy afilada con faros cuadrados al más puro estilo Camaro.

Antes de arrancar lo ideal es retirar su techo targa de fibra de carbono y guardarlo en el maletero. Ahora sí, a dejar que la adrenalina corra por las venas. Por delante tienes 466 CV y 630 Nm para exprimirlos al máximo: un V8 de 6,2 litros se encarga así de poner en movimiento sus 1.575 kilos. En las primeras cuatro marchas, es decir, hasta casi los 250 km/h, el Corvette C7 Stingray se muestra como un coche típicamente americano. Es potencia bruta a la que solo pone límite la actuación del ESP. Más allá, las relaciones más largas empiezan a pesar lo suyo y pierde respuesta. Los datos oficiales hablan de que este Chevrolet es capaz de llegar a casi los 300 km/h, pero la verdad es que se queda en los 285. En el fondo son minucias sin importancia, ya que pocas veces vas a poder circular así a no ser que alquiles una pista con una recta kilométrica o te vayas a las autovías alemanas.

Para lo que sí es ideal el nuevo Corvette C7 es para disfrutar de un deportivo con un confort poco habitual y que lo hace muy llevadero en carreteras bien asfaltadas. Eso sí, su suspensión de ballestas no perdona ni una y pega más de un meneo a los ocupantes. Durante esta prueba yo me he llegado a hartar un poco de que el control de estabilidad esté continuamente parpadeando, así que me meto en un circuito de pruebas, lo pongo en modo track, desconecto el ESP y... ¡¡¡a disfrutar!!!

Derrapar no es ningún problema cuando derrochas potencia por doquier y luces llantas de 20 pulgadas. Gracias a sus dobles brazos trasversales y a su gran dirección, te lo pasas de miedo derrapando como un loco. Al principio cuesta controlar la potencia que se deriva al eje trasero, pero una vez que le coges el tranquillo todo es más fácil y los sustos desaparecen. Si lo que quieres, en cambio, es dar la mejor vuelta, con el Corvette también cuentas con un arma de precisión. En el Contidrom de Hannover el Stingray marcó un tiempo de 1:31’62”... y se acomodó así entre la inmejorable compañía de un Porsche 911 Turbo (997) y el Audi R8 V10.

Además, sus frenos son capaces de pararte en seco en tan solo 33 metros cuando vas a 100 km/h. Aunque pongas su V8 en modo ECO (desconecta cuatro cilindros), el C7 eleva su consumo a 13,5 litros cada 100 kilómetros. No se puede bajar de ahí... En el precio de adquisición sí que es más moderado: 79.990 euros. Eso sí que es estar a la altura de las circunstancias. Así da gusto hundir el pie, porque el dinero te lo gastas dando gas, no al salir del concesionario.

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