Seguro que Sebastian Vettel no se imaginaba que este fin de semana, en su primer gran premio de la temporada, sería investigado por la FIA por conducir una moto durante los primeros entrenamientos libres. El alemán recibió el permiso de los comisarios para volver a boxes al finalizar la sesión, después de que su coche sufriera un problema y se parase en pista.

La racha de mala suerte para el tetracampeón mundial de F1 continúa. Después de perderse las dos primeras carreras del año tras contagiarse de COVID-19, el alemán debutaba esta temporada en el GP de Australia, y a las primeras de cambio, su monoplaza ha dicho basta. 

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El Aston Martin AMR22 se paró con humo en la parte del motor y Vettel tuvo que saltar del monoplaza inmediatamente. El problema, relacionado con la unidad de potencia, provocó que el alemán ni siquiera pudiera participar en los segundos entrenamientos libres, por lo que su día finalizó con tan solo 18 vueltas en el bolsillo, una suma que contrasta con los 52 giros de su compañero, Lance Stroll.

Sin embargo, la escena polémica del día ocurrió entre las dos sesiones de entrenamientos libres. Sebastian, después de ayudar a los comisarios de pista a extinguir el fuego en su monoplaza para evitar dañar cualquier componente, esperó al final de la sesión para regresar a boxes. Iba a hacerlo junto con un comisario en una scooter, pero el alemán le pidió conducirla él mismo.

El comisario dio permiso a Vettel para volver al pit-lane una vez acabados los entrenamientos, y según el piloto, le dijo que podía hacerlo por la propia pista, a pesar de que la FIA prohíbe que cualquier persona entre en la pista hasta pasados cinco minutos tras el final de la sesión. 

"Obviamente, tuvimos un problema y hubo un poco de humo. Sentí que perdía potencia", dijo Vettel. "Tuve que detenerme en la pista e hice lo mejor que pude para limitar los daños y para sacar el coche lo antes posible", explicó Vettel tras la sesión, según recoge Autosport.

"Le pregunté (al comisario) si podía volver (a boxes) una vez me aseguré de que no habría fuego de nuevo. Pero, de todas formas, la sesión ya había acabado. Pregunté si vendría alguien a por mí y entonces apareció una persona con una scooter y me dijo que me subiera. Le pregunté si podía conducirla y me la dio", explica.

Más allá de la violación de esa regla, Vettel volvió a boxes de una forma un tanto peculiar, con el casco a medio colocar, sin abrochar, y levantando las manos (a veces las dos) para saludar al público asistente al Circuito de Albert Park. No fue una escena especialmente 'segura' ni ejemplarizante, a pesar de estar en un circuito cerrado.