El Tuning World Bodensee echa el cierre un año más

Si los últimos modelos de las marcas tienen sus respectivas citas en diversos salones a lo largo y ancho del globo, el ‘la oveja negra’ de la gran familia del automovil no iba a ser menos. Ese vástago díscolo que responde al nombre de tuning tiene su cita europea más importante en la feria por antonomasia de este estilo. El Tuning World Bodensee 2013 ha vuelto a ser un éxito y ha echado el cierre un año más con una gran afluencia de público.

Se trata de una estrambótica feria, nunca esta palabra adquirió tanto sentido, en el que se pueden observar las últimas monstruosidades, bizarradas, horteradas y demás curiosidades de difuso gusto. A lo largo de sus más de 80.000 metros cuadrados y más de 200 expositores internacionales no solo se pueden contemplar los 100 vehículos  candidatos a llevarse los diferentes premios, sino también el sin fin de señoritas que se prestan a ser durante cuatro días la carnaza que de presencia a este opulento banquete de los excesos del mundo automóvil.

El hechizo para atraer a las masas es incontestable. Las cifras de visitantes en esta feria del tunning superan las 100.000 personas. Todos los años, la población rural de Friedrichshafen, a orillas del lago Constanza (Bodensee en alemán) es testigo de la llegada de miles y miles de aficionados a los coches personalizados y su parafernalia.

No obstante, además de los coches, otras carrocerías tiene premio. Unas 500 chicas presentes en el Tuning World Bodensee lucharon por llevarse el Miss Tuning. La ganadora fue una bella señorita de nombre y curvas kilométricas, Leonie Hagmeyer-Reyinger que como premio se llevó un Skoda Fabia Montecarlo edición especial y, quien sabe, quizá también sirva para que algún presidente de comunidad autónoma se fije y la ponga como su secretaria personal.