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El nuevo Nissan Qashqai es mejor, pero solo le falta esta guinda al pastel

Nissan Qashqai 2024

Se le resiste la etiqueta CERO.

El Nissan Qashqai acaba de presentar una importante actualización que, sobre todo, se centra en su imagen, con un cambio radical en su parte delantera que le da el carácter más atrevido que ha tenido nunca. Sin embargo, la marca nipona no ha llevado a cabo cambios en la mecánica, lo que hace que se siga echando en falta un aspecto muy concreto.

Y es que, aunque Nissan ha confiado la gama mecánica de su SUV a la electrificación por completo, y aunque entre sus versiones disponibles está el original sistema E-Power, el Qashqai sigue sin tener acceso a la etiqueta CERO de la Dirección General de Tráfico (DGT), tiene que conformarse con el distintivo medioambiental ECO.

 

Es algo lógico cuando hablamos de las dos mecánicas de acceso, pues ambas están basadas en el sistema 1.3 DiG-T microhíbrido, pues ya sea en la versión de 140 CV o en la de 158 CV, solo dispone de un sistema eléctrico de 48V, su naturaleza es la de un MHEV y, a fin de cuentas, es lo que hay.

La cosa cambia en el mencionado E-Power, pues se trata de una configuración híbrida muy peculiar que, como ocurre con los eléctricos de autonomía extendida (REX), a pesar de su carga tecnológica y de la presencia de un apartado eléctrico de peso notable, por su sistema de funcionamiento no logra la pegatina con más ventajas de la DGT.

En el caso del Qashqai E-Power, el sistema combina un motor gasolina tricilíndrico de 158 CV con un bloque eléctrico de 90 CV, consiguiendo una potencia conjunta de 190 CV. Además, está alimentado por una batería de 2,1 kWh de capacidad.

Esta pila es similar a la que se ve en cualquier híbrido autorrecargable convencional, con una capacidad limitada que hace que el alcance eléctrico sea meramente testimonial, de apenas un par de kilómetros, por lo que no cumple con los requisitos para tener la etiqueta CERO.

El funcionamiento de este sistema es muy similar al de un REX: el motor de combustión no mueve el coche, si no que su único propósito es el de actuar como generador que suministre energía a la batería, que es la que manda energía al motor eléctrico, que es el que se encarga de actuar sobre las ruedas y poner el vehículo en movimiento.

Este peculiar formato tiene tanto puntos positivos como negativos.

Entre los primeros está la suavidad de conducción, que es bastante similar a la que hay en un coche eléctrico convencional. También ofrece unos consumos bastante ajustados, ya que el motor térmico no es el que mueve el automóvil.

Por lo que respecta a lo negativo. En funcionamiento uno de los principales peros que se le puede poner es el hecho de que puede haber cierto retraso o lag entre las órdenes que se dan con el acelerador y la respuesta del coche. 

Además, se trata de un sistema más caro que el de un híbrido convencional, pero que además no tiene la mejor etiqueta posible, algo que puede jugar en su contra.

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