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¿Dejaremos de tener coches en propiedad en el futuro?

Nacho de Haro

Todo parece indicar que sí, que dejaremos de tener coches en propiedad en el futuro. El automóvil pasará de ser un producto a convertirse en un servicio.

¿Dejaremos de tener coches en propiedad en el futuro? Esa es la pregunta que nos hacemos muchos aficionados al mundo del motor, probablemente preocupados por la continuidad de una de nuestras grandes pasiones, la conducción. Pero todo parece indicar que sí, que en un futuro no tan lejano los automóviles pasarán de ser un producto a convertirse en un servicio más.

Será en las grandes ciudades, donde cada vez es más complicado encontrar una plaza de aparcamiento y donde cada vez son más estrictas las normas anticontaminación, donde este nuevo servicio de transporte tenga más sentido. Las nuevas tecnologías que están desarrollando los fabricantes, como la conducción autónoma, alterarán por completo la forma en la que utilizamos nuestros vehículos hasta tal punto que ya no tendrá sentido tener un coche en propiedad.

Volkswagen eGolf autónomo

Porque tener un automóvil a nuestra disposición implica muchos gastos. Y no lo decimos solo por lo que cuesta comprar un coche nuevo (o un coche de ocasión), también por la importante cantidad de dinero que debemos destinar a pagar el seguro obligatorio, el impuesto de circulación, el mantenimiento, a reparar las averías que podamos sufrir... A esto hay que añadir que en la mayor parte de los casos los usuarios solo recurren a sus coches durante unas pocas horas mientras que el resto del día sus vehículos se quedan parados.

Hacer frente a todos estos gastos de los que hablamos para al final tener el coche aparcado la mayor parte del día no tiene mucho sentido, ¿no crees? Así que cuando las marcas de coches lancen sus primeros vehículos totalmente autónomos y el conductor pase a ocupar un segundo plano, probablemente asistamos al cambio más importante experimentado por esta industria desde la invención del automóvil: la llegada de los coches compartidos en el sentido más amplio.

Porque cuando los automóviles sean capaces de desplazarse si necesidad de que haya alguien al volante, un mismo vehículo podría solventar las necesidades de movilidad de varias familias. El mismo coche autónomo podría servir para llevarte al trabajo y, una vez estés en tu destino, este podría continuar viaje recogiendo a otros usuarios que también deseen llegar a la oficina, al colegio, al supermercado… y así durante las 24 horas del día.

Los fabricantes tradicionales ya se están preparando para este cambio, como por ejemplo, Daimler. La empresa propietaria de marcas como Mercedes o Smart lanzó hace unos años su filial Car2Go mediante la cual, los interesados pueden alquilar un coche durante breves periodos de tiempo en diferentes ciudades de Europa y Estados Unidos. Otras compañías de reciente creación, como BlaBlaCar, demuestran que cada vez más ciudadanos están dispuestos a compartir coche para ahorrar gastos en sus viajes.

¿Y qué pasará con los que no viven en grandes ciudades o con los que no están dispuestos a renunciar a tener un coche propio? Pues que probablemente podrán tener un vehículo en propiedad con todo lo que ello implica en cuanto a gastos, pero algo más complicado lo tienen los aficionados al automóvil. Aunque todavía hay muchas incógnitas que resolver ante la llegada de los coches autónomos, como el hecho de si podrán convivir con turismos convencionales en nuestras carreteras, parece claro que una vez que alcancen una popularidad notable los que disfrutamos del placer de conducir lo vamos a tener más complicado que nunca. Y por fortuna siempre seguirán existiendo los circuitos.

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