Comparativa: Polestar 2 vs Tesla Model 3. ¿Será el 2 mejor que el 3?
¿Será el 2 mejor que el 3? Cuando la pregunta se refiere al Polestar 2 y el Tesla Model 3, la respuesta es difícil de adelantar...
Tesla se ha convertido desde hace tiempo en un fabricante de automóviles serio. Aunque, lo cierto es que, los californianos no siempre se toman la vida tan en serio. Para darse cuenta de ello, sólo hay que fijarse en la función oculta en el menú de Huevos de pascua que sirve para que el coche haga creer a los ocupantes que se están tirando un pedo. Increíble, pero totalmente cierto.
Por su parte, el modelo sueco de raíces chinas, aunque es nuevo, demuestra que no se toma las cosas a broma. De hecho, la marca que está detrás de Polestar es Volvo, que es una empresa que ahora pertenece a Geely, por eso lo de las raíces chinas.
En busca del coche eléctrico más revolucionario
Lo curioso es que el que hasta ahora era el modelo más revolucionario de este segmento, el Tesla Model 3, se ve superado por su rival. Sí, poco a poco las marcas establecidas han reaccionado y desarrollado sus propios coches eléctricos.
Así, Polestar sigue el mismo camino marcado en su día por Tesla: se aleja de lo convencional e innova con detalles como su interior vegano. La intención no es apelar al lujo, sino a una clientela ecológica.
Por otro lado, el Polestar 2 utiliza por primera vez un sistema multimedia nativo Android. Sin embargo, se pueden encontrar elementos familiares en el habitáculo, como los botones del volante, que son como los de los modelos Volvo actuales; y la lógica de funcionamiento de la pantalla principal de 11 pulgadas, que también me resulta familiar.
En cualquier caso, el nuevo sistema de infoentretenimiento funciona perfectamente y cualquiera que use un teléfono móvil con Android sabrá cómo moverse por sus menús desde el primer momento. Por supuesto, no todas las aplicaciones propias de los teléfonos están activadas en el coche; sólo se han lanzado para su descarga aquellas que distraen lo menos posible de la conducción.
También trae de serie la excelente navegación a la que todos estamos acostumbrados de Google Maps, que se actualiza los mapas de forma automática. Y resto de actualizaciones de Google, como es habitual, también se ejecutan sin que el conductor tenga más que aceptarlas.
¡Ah! y los comandos de voz también se ejecutan a través del asistente de Google, que funciona de manera extremadamente intuitiva y es mucho mejor y más rápido que el sistema de Tesla. Por otro lado, se incluye una tarifa plana de Internet durante tres años. Algo que es necesario, porque el Polestar 2 siempre debe estar conectado a Internet para su funcionamiento.
El resto del interior está muy bien rematado. Todo ha salido de la creativa imaginación de Thomas Ingenlath, diseñador jefe y director general de Polestar.
Las decoraciones de madera están realizadas, en gran parte, de materiales reciclados; los asientos están tapizados con un nuevo tipo de tejido llamado WeaveTech; y el volante completa el interior vegano en el más realista sentido de la palabra. Y, aunque es algo subjetivo, debo decir que me gustan las combinaciones de colores extremadamente elegantes, que en el caso de esta unidad de pruebas son una mezcla de diferentes tonos de gris.
La gran diferencia de los interiores
Polestar ha cubierto las zonas más accesibles con tela de alta calidad, aunque cuando me fijo con detenimiento veo que hay zonas que suenan huecas alrededor de la consola central. Eso no es propio de una marca premium. Sin embargo, en comparación con la calidad de fabricación del Tesla, raya a un gran nivel.
Paso al modelo americano y reconozco que disfrutar de su interior es toda una experiencia, con su enorme pantalla de 15 pulgadas en la que se incluyen incluso contenidos de Netflix, que se pueden reproducir mientras el coche está parado, claro. Aunque tiene claros déficits en términos de calidad de acabados, lo compensa (casi) todo cuando se trata de conducir. Incluso en modo normal te enamora con su eje delantero de pisada firme, apoyado en unos neumáticos Michelin que le proporcionan un excelente agarre.
Pero no me conformo con eso y me pongo a bucear en las profundidades de los escenarios deportivos que permite este playboy del ecomovilidad. Enseguida me doy cuenta de que el Model 3 es capaz de sorprender con unas cualidades dinámicas sensacionales: el eje trasero se puede ajustar en diez etapas, desde Track hasta Drift. En este último caso, las derrapadas están aseguradas y muestra una respuesta como la de los mejores deportivos. Aunque lo recomiendo sólo en un circuito cerrado.
La respuesta del Polestar en las curvas es mucho más subviradora. No quiere un tacto de conducción deportivo, ni tiene por qué ofrecerlo. Lo que le importa es ser un buen coche eléctrico. Y te garantizo que lo es.
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