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Cinco falsos mitos sobre los vehículos de gas

Vehículo de gas

El autogás es una mezcla de butano y propano cuyo consumo se ha incrementado un 50% en la última década, convirtiéndose en uno de los combustibles preferidos para sustituir al petróleo a largo plazo. De hecho, el autogás ya propulsa 27 millones de vehículos en el mundo, 15 de ellos en Europa, especialmente en Italia, Alemania y Polonia.

En el caso de España, según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), a lo largo de 2019 se alcanzaron un total de 24.290 matriculaciones de vehículos de autogás, registrando un aumento de casi 5.000 unidades respecto al año 2018.

Para estimular aún más su conocimiento y defender sus cualidades, los expertos de BeGas, empresa pionera en fabricar motores 100% autogás homologados en Europa, desmiente cinco falsos mitos sobre los vehículos de gas.

1. Un vehículo de combustión no puede convertirse en uno de gas

En el mercado existe una solución que permite convertir un vehículo de combustión en uno de gas. Es de BeGas. Fruto de cinco años de investigación, su solución, única en el mercado europeo, permite sustituir su motor térmico por uno ecológico y evitar así la generación de más de 16.000 kg de residuos. De este modo, contribuye a la economía circular, además de reducir drásticamente las emisiones contaminantes.

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2. Implican un gran desembolso económico

El precio es otro de los puntos fuertes del autogás: puede resultar entre un 40% y un 50% menos que el de los combustibles convencionales, lo que permite a las flotas ahorrar hasta un 36% en gastos de combustible. 

"Además, la remotorización de vehículos diésel por el BeGas AVG supone un importante ahorro adicional", aseguran los responsables de la compañía. 

3. Es difícil encontrar puntos de suministro

Actualmente existen más de 700 estaciones de servicio a nivel nacional que suministran autogás. El modo en que se recarga es similar al de la gasolina o el diésel, por lo que no es necesario invertir grandes cantidades en instalaciones.

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4. Apenas reducen las emisiones contaminantes

Todos los vehículos propulsados por autogás gozan de la etiqueta Eco de la DGT. Además, reducen hasta un 90% las emisiones de otros gases contaminantes, como los NOx o las partículas en suspensión y, también, contribuyen a la disminución de la contaminación acústica en las ciudades, pues logran niveles de ruido un 50% inferiores que los vehículos diésel.

5. No es un combustible seguro

El autogás no es tóxico ni corrosivo y, como es un gas, no ocasiona derrames. Los vehículos propulsados por este carburante cumplen los mismos estándares de calidad que cualquier otro vehículo. Además, tiene el rango más bajo de inflamabilidad, comparado con la gasolina y el diésel. Por tanto, el autogás es un combustible igual de seguro que el resto.

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