Choque frontal contra un árbol, ¿qué te pasaría?

El choque frontal contra un árbol –o cualquier otro elemento indeformable como un poste de teléfono o una farola que puede haber en los márgenes de las carreteras- es uno de los accidentes más frecuentes causados por la fatiga, un fenómeno que con la llegada del calor y los desplazamientos largos hace estragos entre los conductores. Como indica el Racc en un reciente informe que analiza las consecuencias de estos accidentes, las salidas de la vía representaron el 19,6% del total de los accidentes de tráfico, y acumularon el 31,4% de todas las víctimas mortales en 2011.

Los ‘crash test’ de organismos como Euro NCAP han contribuido a mejorar exponencialmente la seguridad en los vehículos. Sin embargo, el protocolo que marcan estas pruebas de choque tiene que limitarse a unos escenarios determinados que, como sabes, solo contemplan un impacto frontal a 64 km/h, otro que simula un alcance posterior para medir la protección contra el latigazo cervical y otro en el que el pilar B del vehículo impacta lateralmente contra un poste.

Esta última prueba es la más dura, al tratarse de una barrera indeformable y de superficie muy reducida; de hecho, muchos vehículos pierden las preciadas cinco estrellas en esta prueba. Pero, ¿qué sucede si se sufre un choque frontal contra un árbol o algún otro objeto de características similares? Para averiguarlo, el Racc tomó un Fiat Panda y lo sometió a esta dura prueba, lanzándolo a 70 km/h contra un ‘árbol’.

Para simular una situación todavía bastante plausible durante el fin de semana, en el asiento del conductor situaron un ‘dummy’ del tamaño de una mujer pequeña y, justo detrás, sentaron a un muñeco que equivaldría a un hombre adulto con el cinturón desabrochado. En el otro lado del vehículo los dos ‘dummys’ van correctamente sentados y asegurados con los cinturones de seguridad. Además choque frontal contra un 'árbol’, las consecuencias cinéticas de llevar a un adulto sin el cinturón detrás pasaron una dura factura a la conductora, que sufrió impactos muy altos en cabeza y pies y altos en el tórax y antepiernas, unas lesiones que podría fácilmente haber acabado con la vida de una persona. Los daños del acompañante fueron mucho más reducidos.