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5 coches turbo míticos

Hoy los turbos se utilizan para reducir gasto y emisiones, pero en su día asalvajaban modelos para crear mitos atemporales sobre ruedas.

Muchos puristas los consideran una afrenta y no ven otra opción que la de optar por un buen y enorme bloque de aspiración atmosférica, pero los motores turbo llevan con nosotros más tiempo del que podemos recordar. Durante todos estos años han sufrido una importante evolución, desde una solución para asalvajar cualquier propulsor y convertir al coche que lo montara en una bestia indomable a, en esta época de dowsinzing, la manera más fácil de conseguir una respuesta alegre desde bajas revoluciones en motores de cilindradas de lo más contenidas.

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Es precisamente este cambio a lo largo del tiempo lo que hará bastante difícil que cualquiera de los motores turbo actuales sean recordados como algo grandioso para la posteridad, pero por suerte las décadas pasadas nos dejaron ejemplares míticos que no han hecho si no agrandar su leyenda con el paso de los años. Aquí van cinco modelos para la posteridad.

No podría abrir la lista otro que no fuera el Renault 5 Turbo. Que uno de sus apodos más conocidos (además de ‘Culo Gordo’, por la forma de la carrocería) sea el de ‘Caja de Muertos’, deja bastante claro como era el salvaje comportamiento de los turbos primitivos. Había que tener muchas manos para poder conducir con garantías sus 160 CV, y en ocasiones ni así era suficiente.

El Ferrari F40 es uno de los mejores deportivos analógicos de la historia, espartano, sin ningún tipo de ayuda electrónica, domarlo era una ardua tarea que solo los más preparados podían intentar acometer. Su salvaje motor 3.0 V8 biturbo de 478 CV solo hacía acrecentar la dificultad. El Porsche 911 Turbo 930 fue un pionero. Nacido a mediados de los 70, llevó a un nuevo nivel al ‘nueveonce’, extrayendo 260 CV de su motor de 3,0 litros. Hoy en día este tipo de mecánica está presente en toda la gama, para mejorar las prestaciones, sí, pero también para optimizar la eficiencia.

El Ford Sierra RS Cosworth fue un mito ochentero que hizo las delicias de los aficionados a los rally del Grupo B. Su motor 2.0 turbo desarrollaba 200 CV y fue la génesis de otro icono: el Ford Escort RS Cosworth, también turbo, con 220 CV y un 0-100 km/h en 5,7 segundos. Para cerrar, un misil japonés: el Nissan Skyline GT-R. El actual utiliza un doble turbo para potenciar su motor, pero es algo que aprendió de sus mayores, las generaciones R32, R33 y R34 utilizaron diferentes evoluciones del bloque RB26 DETT.

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