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Peugeot 308 SW 1.2 PureTech contra Peugeot 308 SW 1.6 e-HDi

La segunda cuestión a dilucidar tras la elección de un modelo es el de su motorización. Aquí, el no va más: por el mismo precio tienes un gasolina automático y un diésel manual... Peugeot 308 SW 1.2 PureTech contra Peugeot 308 SW 1.6 e-HDi. ¿Cuál comprar? Una decisión muy complicada.

La vida está llena de decisiones difíciles. Y de algunas de ellas te arrepientes nada más haberlas tomado. Te adelanto que este no va a ser el caso. Porque suponiendo que te hayas decidido por un Peugeot 308 SW, tanto si eliges el modelo gasolina, Peugeot 308 SW 1.2 Puretech como el diésel, Peugeot 308 SW 1.6 e-HDi, vas a disfrutarlos sin excesivas pegas en ninguno de los dos casos. 
Pero, como decía, esa decisión no es fácil. A ver, empezamos por el principio. Vamos a suponer que tienes unos ahorros de 23.650 euros... ni un euro más (bueno alguno sí, para el seguro y esas cosas...) ni uno menos. Aquí viene el dilema. Porque por ese precio exacto tienes dos variantes muy variantes del familiar de uno de los compactos más equilibrados del mercado.
Primero: un motor de gasolina PureTech de tres cilindros y 130 CV, asociado a un cambio automático de seis relaciones. Segunda posibilidad: motor diésel de cuatro cilindros y 115 CV con cambio manual de seis velocidades.
Si solo te importa el consumo, con el diésel vas a ahorrar, pero no mucho... 190 euros aproximadamente cada 10.000 kilómetros. Es decir... en 1.124.000 km podrías comprarte otro modelo igual, porque habrás ahorrado los 23.650 euros que cuesta. Muchos kilómetros, con lo que si estás pensando en amortizar la diferencia, ya te puedes ir olvidando de ella...

Mecánicas compactas, pero potentes

Compacto y muy pequeño, el Peugeot 308 1.2 PureTech posee un motor tricilíndrico de 1,2 litros de cubicaje que se vale de una inyección directa y sobrealimentación mediante un turbocompresor para alcanzar los 130 CV de potencia. Su refinamiento solo es superado por las mecánicas del grupo VAG. Y es que la mejor cualidad de este motorcito es el bajo nivel de ruido y vibraciones que llega al habitáculo, así como su progresivo y suave funcionamiento desde prácticamente el ralentí. Con este motor cuentas con el botón Sport que te abrirá, al activarlo, un mundo nuevo de sensaciones.

De repente, el coche suena más deportivo y se mueve mucho más ágil al aguantar más cada marcha. Es como si sus 130 CV se transformaran en 160 así, de repente. Lo malo es que luego no querrás desactivar este modo. Bueno, sí, para ciudad y para gastar menos.

Peugeot 308 SW

Su principal pega es que, en este modo deportivo, el cambio automático no acompaña demasiado. Se trata de una caja por convertidor de par, lo suficientemente rápida y agradable para una conducción normal, pero que no se muestra tan centrada cuando el modo sport está activado y el pie derecho adquiere más vitalidad. Aunque la vayas manejando con el modo secuencial y a través de las levas que se sitúan tras el volante, en conducción rápida realiza subidas de marcha por su cuenta que, a veces, te pueden sorprender. Por ejemplo justo en el momento que dejas de frenar para afrontar una curva, que te obliga a volver a reducir cuando estás más concentrado para trazar la curva por su sitio.
Menos mal que si vas un poco despistado y algo más rápido de la cuenta, el ESP no es nada intrusivo, avisando con suavidad de que el SW está empezando a perder la trayectoria, algo que ya es difícil en este familiar tan bien equilibrado. Su amortiguación tiene uno de los mejores ajustes que hay en el mercado de familiares. Está claro que no estás ante un deportivo, pero se ciñe con vehemencia a las órdenes del conductor sin sentirse impreciso, mostrando pocos balanceos de la carrocería y un confort muy aceptable para todo el pasaje.
 

El diésel no desmerece

El motor del Peugeot 308 SW 1.6 e-HDi es otra maravilla de la ingeniería francesa. Se muestra silencioso, algo menos que su contrincante de gasolina y sus vibraciones se notan más al volante. Pero en el rango medio de revoluciones, de 2.500 a 3.500 rpm, se nota mucho más lleno. Por debajo o por encima de este recorrido, hay que bajar una marcha o subirla si queremos seguir contando con el brío suficiente para mover los 1.275 kilos del coche. Eso sí, pierde fuerza en sexta por un largo desarrollo destinado a ahorrar combustible. Y lo hace tanto que el consumo real medio se queda en algo más de cinco litros, casi tres menos que el motor tricilíndrico de su homólogo.
Lo que tiene su cambio manual de seis velocidades, además de un recorrido algo largo de la palanca, es que habrá que manejarlo habitualmente si llevas el coche cargado con asiduidad. Como te decía, fuera del rango de máxima eficacia, la carga puede pesar más de lo que parece. Al fin y al cabo no nos olvidemos de que su potencia son 115 CV y su par de motor, aunque es algo más alto que el de gasolina (270 por 230 Nm) tampoco es para tirar cohetes.
El sistema Start-Stop funciona muy bien en nuestros dos protagonistas, y entra en acción sin dar demasiados tirones, pero en el diésel, a veces se hace un lío a la hora de parar el coche y cuando activas el freno de mano eléctrico, vuelve a encender el motor y te toca apagarlo a ti de nuevo manualmente.
En ambos, la dirección guía al Peugeot 308 SW sin tener que hacer correcciones, a pesar del pequeño tamaño del volante, aspecto este último que te transmitirán la sensación de llevar un coche más pequeño y manejable aunque no veas bien la pantalla central de los relojes.
El equipamiento Allure, que llevan los dos protagonistas de este cara a cara, es el más alto de la gama y resulta bastante completo. Aun así se puede redondear sobre todo con elementos de confort y con packs, como el de cuero, que añade este revestimiento en los asientos, así como la calefacción o incluso la función 'premium' de masaje.

Factor de diversión

En un familiar, buscar el factor de diversión parece algo complicado, pero a pesar de ser coches orientados a llevar pasajeros y equipaje, no dejan de ofrecer un equilibrio impensable hace tan solo unos pocos años. Si la comparación se hace entre dos modelos iguales, motores y cambios adquieren el principal protagonismo. El gasolina, a pesar de sus tres cilindros, tiene un confort acústico y de vibraciones superior al diésel, a pesar de contar con cuatro cilindros. Esto dice mucho del 'PureTech' que, además, con el botón 'Sport' saca a relucir un inusitado carácter, a pesar de su pequeño cubicaje.
En el diésel, en cambio, se nota que el mayor par va orientado a manejar con solvencia más peso a bordo, pero no a ser más rápido. Y eso que sube de vueltas mucho y muy bien (llega sin desfallecer hasta las 5.000 rpm). Además su cambio, de recorridos largos, no ayuda

Conclusión

Estos vehículos con carrocerías familiares mantienen el equilibrio general del compacto del que descienden, el Peugeot 308. Elegir entre la versión automática de gasolina o la manual diésel puede resumirse en querer viajar con mayor confort acústico y sin manejar el cambio de la primera o a sacrificar algo de comodidad con el diésel, que te compensará con un pequeño ahorro de combustible en el día a día. Elijas lo que elijas, acertarás.

En nuestro comparador de seguros  hemos calculado lo que costaría asegurar un Peugeot 308 SW 1.2 PureTech Allure Aut. del año 2014. Para calcular el precio, tomamos como referencia un hombre de 40 años, con 20 de antigüedad de carné y sin siniestros, que vive en Madrid, utiliza el coche a diario, aparca en un garaje colectivo y recorre hasta 20 000 kilómetros al año. Con estos datos, el seguro a todo riesgo más asequible lo ofrece Direct Seguros, por 300 euros.
Este coste podría ser menor si optas  por una póliza a todo riesgo con franquicia. En este caso, también Direct Seguros ofrece la más barata. Cuesta 236 euros con franquicia de 200 euros.

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