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Duelo de hermanos: Fiat 124 Spider vs Mazda MX-5

Ya es sabido por todos que los dos roadsters tienen la misma base. La pregunta es: ¿Son tan similares como aparentan? En este duelo de hermanos del Fiat 124 Spider vs Mazda MX-5, demostramos que tiene muchas diferencias, y no solo en la carrocería...

Motorizaciones comparadas:

¿Enfrentarlos a los dos? Hay que ser cafres, estarás pensando, ¡si son hermanos! Pero no nos quedaba otra opción. A primera vista, parecen similares, pero aunque su origen sea el mismo, queríamos sacar esas particularidades que los diferencian. Y te sorprenderá ver que son mucho más distintos de lo que parecen. Duelo de hermanos: Fiat 124 Spider vs Mazda MX-5.

Para empezar, la longitud: el Fiat es 14 centímetros más largo, aunque mantiene la misma batella. Y no solo se nota por sus mayores voladizos, frente al Mazda, que tiene un aspecto de conjunto más compacto. Es que su carrocería es diferente, solo comparte la parte del techo, el marco del parabrisas, los espejos retrovisores y los intermitentes laterales. Frente a la mirada felina del Mazda MX-5, que parece sacado de un cómic Manga, el Fiat 124 Spider desprende clasicismo, especialmente en la zaga, que recuerda mucho al 124 original.

¡Aquí tienes el Abarth 124 Spider en acción!

La carrocería del italiano aporta algunas ventajas: el conductor tiene más visibilidad, tanto hacia delante, por encima de su imponente morro, como hacia atrás. Eso no implica que no demos gracias a que exista el asistente al aparcamiento. Uno va muy bajo, como corresponde, eso sí, a un roadster puro. 

Las semejanzas llegan en el interior. Los mandos, la palanca del cambio y el menú de la pantalla son los mismos. Lo único diferente que alcanzan mis ojos son las cifras de las escalas de los indicadores, los revestimientos de las puertas, y faltan al volante de la izquierda los mandos del asistente de carril y el de ángulo muerto. Dos elementos a los que el 124 Spider, sorprendentemente, renuncia. Aquí puntúa el Mazda con más equipamiento de seguridad. Aunque una diferencia aún más evidente son los motores, que es lo que les confiere su carácter. En el MX-5 se esconde un pequeño cuatro cilindros atmosférico, con 131 CV de solo 1,5 litros. 

En el Fiat trabaja un 1,4 litros con turbo, 140 CV y 240 Nm de par. Un MultiJet que no solo tiene un sonido más contenido y cautivador a la vez, sino una entrega más contundente: da igual a qué régimen lo lleves una pisada al acelerador y siempre te responde con un empuje poderoso y espontáneo. 

Y esto es lo que convierte al Fiat 124 Spider en algo muy especial. Digámoslo en cifras: solo requiere pasar de 80 a 120 km/h en solo 8,1 segundos... ¡Casi la mitad de lo que necesita el Mazda! Claro que esta prueba la hacemos siempre manteniendo la sexta marcha. Pero en el MX-5, esto es algo que nunca harás, porque cambiar es un placer: recorridos cortos, recorridos exactos, precisión a prueba de todo. Y una aguja que sube sin inmutarse hasta las 7.500 vueltas. ¡Al nivel de Porsche!

La pregunta que nos llega: ¿Por qué el Fiar arroja 111 kilos a la báscula? La respuesta: su motor es más pesado, también los frenos (280 frente a 256 milímetros) y el diferencial bloqueable trasero, ambos heredados del MX-5, pero de la variante más potente de 2,0 litros. Por eso frena un metro antes desde los 100 km/h en caliente. Y el Fiat tiene una multiplicación más larga, gracias a la que a 100 km/h gira a 3.700 revoluciones, frente a las 4.050 del Mazda. En autovía, por eso, el rodar es algo más relajado.

Pero estos son coches concebidos para carreteras de curvas: ambos son eficaces en tramos revirados, pero sobre asfalto en mal estado el MX-5 saca a relucir su chasis más duro, en el que el eje trasero golpetea hasta llegar al volante, algo que disturba las correcciones de trayectoria, ya que la dirección es extremadamente directa.

El Fiat tiene los amortiguadores más firmes, por tanto balancea algo menos y no es tan nervioso, a pesar de unas llantas más grandes de 17 pulgadas. Nos encantaría enfrentarlo al MX-5 más potente con chasis Bilstein, pero no era el caso de nuestro Mazda de prueba, y por eso el apartado de comportamiento lo gana el Fiat, más aplomado. Aun cuando su motor turbo es claramente más tragón: 7,6 litros en nuestro test, frente a los 6,5 del Mazda. Y el japonés, por cambio y dirección, es más deportivo, pero también por reacciones, que requieren más atención al volante para rodar rápido. 

¿Uno u otro? Queda claro que es cuestión de gustos porque cada uno tiene sus puntos fuertes. Así que es cuestión de gustos. Y nos alegramos, eso sí, de que existan las dos alternativas. Larga vida a los roadsters puros. 

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