Comparativa del Ford Focus ST vs Skoda Octavia RS. ¿Quién dijo rutina?

Con mucha potencia y diversión de conducción, lo cierto es que el Ford Focus ST y el Skoda Octavia RS no son coches muy racionales en los tiempos que corren. Se compran con el corazón, antes que con la cabeza. 

Y es que las berlinas potentes, los deportivos de raza y los SUV grandes y pesados de alguna manera no encajan del todo con los tiempos. Lo mismo pasa si a un compacto, en principio un coche más acorde con lo que se estila hoy en día, le metes un poderoso motor y le inyectas elevadas dosis de deportividad. 

Pero a veces, lo políticamente incorrecto es algo muy adictivo. 

En uso diario, el Skoda puntúa mucho

En su cuarta generación, este Skoda se basa en un cuatro cilindros turboalimentado de dos litros con 245 CV. El Focus le da otra vuelta de tuerca con 280 CV de un 2,3 litros. 

Con todo, a pesar de su brutal caballaje, el Ford se ve bastante discreto con su clásico corte compacto. Algo parecido pasa con el Skoda, de forma más acentuada si cabe por su tercer volumen, que de le da apariencia de burguesa berlina. No es de extrañar que el checo sea un segmento más grande en el interior. 

Sobre todo, porque los ingenieros de Skoda son los grandes maestros de la utilización óptima del espacio y obtienen unos milímetros más en todas partes. Con entre 600 y 1.555 litros, el maletero es un prodigio para quienes gusten de viajar con mucho equipaje a cuestas. 

Al ponernos al volante, hemos de reconocer que nos hemos llevado cierta desilusión en ambos casos. Aparte de los asientos deportivos y algunas letras que delatan lo que llevamos entre manos, aquí hay una atmósfera algo gris, de producción en masa.

El sonido del Ford es extremadamente prometedor

Especialmente en Skoda, las siglas RS han degenerado en una línea de equipamiento, mientras que a este Focus ST sumamente “afilado” se le permite ser el sucesor del anterior RS, mucho más ágil (¡no debe confundirse con Skoda!). 

La confianza en que el ST representa dignamente el gran legado del RS es evidente inmediatamente después de darle al contacto y recorrer los primeros metros. El Focus marca acústicamente su territorio con un fuerte rugido y mucho chisporroteo. 

Y es un sonido honestamente generado por un motor grande y un sistema de escape deportivo de verdad, sin artificios. Todo esto te incita a una conducción deportiva.

El Octavia es completamente diferente. Su TSI funciona silencioso, y usa el truco de los altavoces, de los cuales proviene un ruido que suena, de alguna manera, como una aspiradora con daños en los rodamientos. Eso es un insulto a todo conductor  con gasolina en las venas. 

Esto se puede configurar de forma permanente en el modo de conducción individualizada, pero debe activarse una y otra vez, lo cual redunda aún más en esa sensación de artificio.

Y es una pena, porque el motor del Skoda tiene un funcionamiento excelente. Se cuelga muy bien del acelerador en combinación con el DSG de 7 velocidades opcional, y mueve al Octavia RS con vehemencia. 

La dirección es precisa y de respuesta lineal, no demasiado nerviosa. El chasis responde a las curvas tomadas demasiado rápido con un subviraje predecible y controlable en todo momento. 

Los amortiguadores adaptativos de serie responden bien en todos los ámbitos, ya quieras cruceros relajados o una conducción decidida por tramos de curvas. Ofrecen una amplia variedad entre suaves y firmes, pero nunca se vuelven rudos. Un aspecto difícilmente superable en términos de equilibrio.

Si hablamos de deportividad, el Focus está por delante

Cuando pisamos el acelerador a fondo, en términos de aceleración pura, enseguida deja atrás a su rival.  Anclado al asiento Recaro tipo baquet, el automóvil y el conductor se convierten en una sola unidad. 

Elástico y puntiagudo, pasa con una agilidad abrumadora por cualquier tipo de curva, y permite jugar hábilmente al límite con la parte trasera: el ESP deja un amplio margen a la diversión. 

La dirección, que antes nos parecía algo nerviosa, ahora ofrece ese poco más de precisión que finalmente decide los tiempos de vuelta rápidos. La caja manual de seis velocidades puede parecer anticuada, pero para nosotros es perfecta en tacto, recorridos y precisión . La gradación es la correcta, la palanca de cambios busca la siguiente marcha casi por sí misma. 

¿Puede haber más diversión que al volante del Ford Focus ST? Apenas en esta categoría. El hecho de que rebote en las calles adoquinadas, consuma más y ofrezca menos espacio que el Skoda, probablemente solo traerá una sonrisa condescendiente a quienes prioricen el pilotaje puro.

Y por otro lado, el Focus ST resulta ser una auténtica ganga en comparación con el Octavia RS:  Al final, el coche de prueba checo es por encima de los 6.000 euros más caro que su rival. Decepcionante en ambos casos: solo una garantía de dos años. 

Conclusión

El Skoda Octavia RS gana si nos atenemos a los fríos puntos. Mucho espacio, magníficamente motorizado, maletero enorme, chasis muy polivalente y equilibrado. Pero un sonido decepcionante para conductores deportivos, y más caro. 

El Ford Focus ST tiene un espíritu mucho más salvaje, permite rodar a mucha velocidad de forma controlada, tiene un motor sobresaliente con una potencia desbordante, unos asientos con un agarre soberbio y un comportamiento, en definitiva, cautivador para quienes busquen emociones fuertes.