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Comparativa: Fiat 500X contra Mini Countryman

Tanto el Fiat 500X como el Mini Countryman tienen origen en la versión renovada de un vehículo clásico, pero han crecido, se han musculado y vestido de todocamino. ¿Acaso son lógicos? Desvelamos cuál es el todocamino que marca la pauta en ciudad.

Si Dante Giacosa y Sir Alec Issigonis levantaran la cabeza, seguro que alucinarían al ver en qué han terminado sus respectivas creaciones. Por si no te suenan estos nombres te diré que son los ingenieros que dieron forma al Fiat 500 y Mini originales. La historia que vino después ya es conocida: a principios del siglo XXI BMW relanzó el mítico modelo inglés y en 2007 Fiat siguió su estela con el cinquecento. Cada fabricante, siguiendo su propio camino, ha ido sacándose de la manga variantes cabrio, asalchichadas como el Clubman, monovolumen o coupé. Y la última vuelta de tuerca llegó con el lanzamiento de las respectivas variantes todocamino. Los primeros en disparar, una vez más, fueron los chicos de Mini, que lanzaron el Countryman allá por 2010. Y, ahora, al comprobar el éxito que este tipo de vehículos está teniendo, le llega el turno al Fiat 500X.

El referente en este segmento es el Nissan Juke, ya que es el modelo más demandado por parte de los conductores, pero por tradición, diseño, enfoque y posibilidades de personalización que ambos ofrecen, el enfrentamiento claro es entre el Fiat y el Mini. En concreto, me he decantado por las variantes turbodiésel entorno a 120 CV, es decir, el 500X 1.6 MultiJet de 120 CV y el Mini Cooper D de 112 CV.

El propulsor italiano es ruidoso y no demuestra demasiado brío al hundir el pie derecho. Pese al turbo, la entrega de potencia es sosegada. Está claro que le gusta tomarse las cosas con calma para que el consumo no se dispare. No obstante es un propulsor agradable de conducir, que no tiene sobresaltos y que deja un buen sabor de boca. En cambio, el cuatro cilindros del Countryman resulta mucho más despierto y da la impresión de ser más potente que el del italiano, cuando no es así.

Resultado contra el 'crono': 500X contra Countryman

Si analizas las prestaciones, verás que el 500X no se muestra tan solvente como su oponente. Y es que, pese a contar con ocho caballos más de potencia, tarda más en alcanzar los 100 km/h. Necesita 11,3 segundos, por los 10,4 del Countryman. Eso sí, se nota que tiene más par (320 Nm, frente a 270 del Mini) y su empuje a bajas vueltas es algo mejor. Eso se traduce en un mejor resultado en las recuperaciones, es decir, en el paso de 60 a 100 km/h. Necesita solo 7,1 segundos por los 7,9 de su oponente alemán, así que te pone las cosas algo más fáciles a la hora de adelantar en una carretera secundaria. Algo a tener en cuenta.

Seguro que también te interesa saber cómo se comportan sobre el asfalto, así que me pongo en marcha. Enseguida me queda claro que los ingenieros de Fiat han puesto en su punto de mira a Mini, porque han querido darle un toque deportivo y dinámico al 500X. Para ello, han montado una suspensión que, más que dura, es seca. Eso se agradece cuando vas rápido en zonas reviradas, pero al pasar por baches en ciudad se muestra demasiado rebotón. Pese a todo, prefiero que sea así y que me haga disfrutar en las curvas. No me gusta tanto su dirección, que no es tan directa como la del Mini. Y a eso se suma un volante demasiado grande, que te obliga a mover en exceso los brazos en giros cerrados. El cambio manual de seis velocidades no va nada mal. No tiene un tacto perfecto, pero no le falta precisión y los recorridos son correctos. Quizás el escalonamiento es mejorable, pero eso solo si buscas una mejor respuesta y me temo que, más que para eso, está concebido para lograr el mínimo gasto. En cambio, el del Countryman resulta mucho más preciso y tiene un tacto durito, que invita a jugar con él en zonas de curvas. Comportamiento personalizable El 500X tiene tres modos de conducción, seleccionables desde un mando giratorio en el túnel de transmisión: Sport, All Weather y Auto, que modifican la respuesta del motor (Eco o Performance) y dirección (Confort o Sport), además de detectar si se han puesto cadenas de nieve. Son cambios que durante la conducción no se llegan a apreciar en exceso, pero ahí están... El Mini, por su parte, se conforma con ofrecer la posición Sport (no es de serie, cuesta 132 euros). Aquí el cambio es algo más evidente, pero sin excesos. Y si estás valorando estos coches para salir del asfalto, recuerda lo firmes que son sus respectivas suspen- Seguro que también te interesa saber cómo se comportan sobre el asfalto, así que me pongo en marcha. Enseguida me queda claro que los ingenieros de Fiat han puesto en su punto de mira a Mini, porque han querido darle un toque deportivo y dinámico al 500X. Para ello, han montado una suspensión que, más que dura, es seca. Eso se agradece cuando vas rápido en zonas reviradas, pero al pasar por baches en ciudad se muestra demasiado rebotón. Pese a todo, prefiero que sea así y que me haga disfrutar en las curvas.

No me gusta tanto su dirección, que no es tan directa como la del Mini. Y a eso se suma un volante demasiado grande, que te obliga a mover en exceso los brazos en giros cerrados.

El cambio manual de seis velocidades no va nada mal. No tiene un tacto perfecto, pero no le falta precisión y los recorridos son correctos. Quizás el escalonamiento es mejorable, pero eso solo si buscas una mejor respuesta y me temo que, más que para eso, está concebido para lograr el mínimo gasto. En cambio, el del Countryman resulta mucho más preciso y tiene un tacto durito, que invita a jugar con él en zonas de curvas.

Comportamiento personalizable: 500X contra Countryman

El 500X tiene tres modos de conducción, seleccionables desde un mando giratorio en el túnel de transmisión: Sport, All Weather y Auto, que modifican la respuesta del motor (Eco o Performance) y dirección (Confort o Sport), además de detectar si se han puesto cadenas de nieve. Son cambios que durante la conducción no se llegan a apreciar en exceso, pero ahí están... El Mini, por su parte, se conforma con ofrecer la posición Sport (no es de serie, cuesta 132 euros). Aquí el cambio es algo más evidente, pero sin excesos.

Y si estás valorando estos coches para salir del asfalto, recuerda lo firmes que son sus respectivas suspensiones, que te harán ir dando botes en cuanto el camino se complique mínimamente. Al menos, gracias a su mayor altura libre al suelo, te aseguras rodar sin miedo a rozar a la primera de cambio.

Evidentemente, no se puede pasar por alto el lado práctico de este tipo de vehículos. Su postura de conducción elevada te dará la sensación de que lo tienes todo controlado y a la vista. Pero si buscas la amplitud que aparentan sus voluminosas carrocerías, te vas a sentir defraudado, porque no hay que olvidar que toman como base modelos utilitarios de menos de cuatro metros de largo. Esa medida, en estas versiones todocamino sí se supera claramente, pero eso no impide que se alejen de habitáculos estrechos y con poca amplitud. No obstante, con el metro en la mano, hay que aclarar que el Countryman ofrece una segunda fila más desahogada, con mayor espacio para las piernas y los hombros. Aunque a lo alto el Fiat le supera por un par de centímetros. Lo que sí debes tener claro es que aunque los dos ofrecen una banqueta posterior homologada para tres ocupantes, lo mejor es que solo ocupes la plaza central en caso de estricta necesidad.

Sus maleteros, en cambio, son más amplios de lo que se espera. Ambos ofrecen una capacidad de 350 litros , aunque personalmente el del todocamino turinés me parece más aprovechable por su mayor profundidad y sus formas más regulares. Al plegar los respaldos traseros las cosas se ponen de cara para el Mini, que ofrece una mayor longitud para cargar objetos más voluminosos y alcanza los 1.170 litros. Por su parte, el Fiat se conforma con 1.000 litros.

Ya solo queda la cuestión de los costes. Si hablamos del consumo, este juega a favor del SUV italiano, que durante esta prueba ha gastado una media de 5,6 litros, por los 5,9 de su oponente. Aunque la diferencia no es que para perder la cabeza...

La factura final juega también a favor del 500X. No solo porque su precio oficial sea más de 6.000 euros más económico que el del alemán, sino porque equipados tal y como los ves en las fotos, la diferencia se amplía hasta los 9.593 euros. Ya ves, la competencia en el segmento de los SUV urbanos es tan fuerte que hasta todo un Mini se tambalea. Enhorabuena a Fiat, han fabricado un gran coche.

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