Logo Autobild.es

Skoda Fabia 1.2 TSI DSG: una buena elección

El Skoda Fabia 1.2 TSI DSG es la versión más cara, pero también la más interesante. Si puedes pagar su sobreprecio, no te equivocarás. Sigue leyendo para saber cuáles son las razones...

El Skoda Fabia 1.2 TSI DSG es ideal si no haces distancia suficiente como para justificar la elección de un Skoda Fabia 1.6 TDI 105. Tiene muchos puntos fuertes. El principal, comodidad. En el atasco de la hora punta te olvidas del embrague y del tedioso primera, segunda, tercera, segunda, primera... Está solo disponible con el acabado Elegance, que es el más completo e incluye de todo por un precio interesante, especialmente con el descuento oficial de la marca (1.720 euros).

 

Pero tiene otra cosa a favor: hoy por hoy, salvo el Volkswagen Polo y el Seat Ibiza, no hay competidores que ofrezcan una caja automática de doble embrague. Por ejemplo, el superventas Citroën C3 utiliza la caja manual pilotada CMP, al igual que el flamante Peugeot 208 (aquí tienes una prueba del Peugeot 208 1.4 HDI 68 con cambio CMP). ¿El resultado? Mejor pasemos a otro tema...

 

La transmisión DSG del Fabia 1.2 TSI está programada para economizar el consumo y en D cambia a unas 2.000 rpm. Si se dan las circunstancias adecuadas (llano, poco tráfico y velocidad mantenida), puedes ir a 50 km/h en sexta. La pega de esto es que si necesitas algo de brío te quedas colgado, ya que al pisar el acelerador para hacer ‘kickdown’ pierdes un par de segundos.

 

Con el Skoda Fabia 1.2 TSI DSG prefiero circular en los atascos y en zonas de tráfico denso con la palanca en posición S. Alarga las transiciones demasiado, pero para una situación de tráfico en la que es mejor llevar marchas más cortas para tener algo de respuesta, lo prefiero. Otra cosa es cuando circulas por autopista. Ahí te recomiendo insertar D: a 120 vas a un régimen relajado de unas 2.500 vueltas y, aunque quizá el aire y el motor se dejen notar un poco, no te vas a cansar de hacer kilómetros.

 

Y es que la comodidad del Skoda Fabia es uno de sus puntos fuertes. Para una conducción normal se ha logrado una puesta a punto que encaja perfectamente con este coche: relajada. Pero eso no quiere decir que si circulas por carreteras con curvas te vayas a aburrir.

 

En giros de radio amplio y buen asfalto, este Skoda Fabia apenas balancea, aunque al forzar la máquina notarás que no está cómodo: si frenas tarde sentirás cabeceos, y si te tiras al vértice y haces una conducción más deportiva, los balanceos te marcarán la frontera. Eso sí: nunca pierde las formas, es subvirador y el control de estabilidad funciona discreta y  correctamente, al igual que los frenos: mantienen el tipo.

 

En tramos de curvas, y para hacer honor al nombre completo, Skoda Fabia 1.2 TSI DSG, es más recomendable el modo S. Es cierto que cuando te acomodas a una velocidad mantenida echas en falta que pase de sexta a séptima (eso lo hace a una velocidad muy alejada de la legal), pero te beneficias de que el cambio parece elegir siempre la marcha adecuada: tienes suficiente aceleración y, también, retención a la hora de levantar el pie. Además, siempre puedes manejar el DSG en modo manual, aunque tendrás que llevar la mano a la palanca, pues las levas brillan por su ausencia.

Valoración

0

El Skoda Fabia 1.2 TSI DSG es la versión más cara, pero también la más interesante. Si puedes pagar su sobreprecio, no te equivocarás. Sigue leyendo para saber

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.