Prueba Opel Astra Electric, con 156 CV y hasta 416 km de autonomía

Llega la prueba del Opel Astra eléctrico, que nace con los pies en la tierra, porque la marca alemana quiere llevarse por delante a todo el mundo en cuanto a movilidad eléctrica. Y voy directo al grano y sin rodeos: Opel está en el buen camino.

Este coche está basado en una plataforma concebida para motores de combustión (Modular Multi-Energy Platform), algo que reduce los costes de producción, ya que se fabrica exactamente en la misma línea que sus hermanos con motores de combustible, en la planta de Rüsselsheim. 

Consecuencias: no gana en espacio del habitáculo, aunque sí que pierde capacidad de maletero: desde los 422 de los hermanos de combustión hasta los 352 litros del eléctrico (son ampliables hasta 1.268 si se pliegan los asientos traseros). 

La diferencia no parece grande, seguramente porque la batería está situada en el chasis, justo debajo de las filas de asientos delantera y trasera. Así que esa pérdida de maletero es asumible.

Por otra parte, es un Opel Astra tal cual, así que no requiere un gran proceso de adaptación. Los más experimentados en vehículos de este tipo activan inmediatamente el modo de conducción B de regeneración de batería, que prácticamente te permite conducir pisando o soltando el acelerador. Eso sí, la frenada es suave. 

Con algo menos de 1.700 kg, el nuevo Astra Electric pesa unos buenos 100 kilos menos que el VW ID.3, por ejemplo. No suena tan espectacular, pero se nota inmediatamente cuando lo conduces, comparado con muchos otros eléctricos: la ligereza del Opel Astra 100% eléctrico facilita la labor a los muelles y los amortiguadores.

La autonomía homologada en ciclo WLTP llega hasta los 417 kilómetros, aunque para un valor realista, haría falta restar un 20% a esa cifra. La batería de 54 kWh de capacidad puede cargarse del 20 al 80% en 26 minutos con un cargador rápido, aunque también se puede usar uno convencional o un wallbox de 11 kW.

Los 156 CV y 270 Nm de par no te pegan al asiento al acelerar, como ocurre con otros muchos coches eléctricos de más de 300 CV, pero aquí no hace ninguna falta. La potencia se distribuye uniformemente y el rendimiento que ofrece es más que suficiente. Además, la dirección es equilibrada y le permite reaccionar con rapidez.

Ahora bien, el precio no será un tema fácil: el Opel Astra-e cuesta unos 45.000 euros (en Alemania. Todavía sin confirmar en España). Está bien equipado, pero aún así no incluye las luces LED IntelliLux ni sistemas avanzados de asistencia, lo que lo sitúa justo por debajo del modelo superior: el Opel Astra GSe, que ha revivido ese icónico apellido de los modelos tope de gama deportivos, pero adaptado a los nuevos tiempos.