Prueba en profundidad del Opel Adam 1.4 87 CV

Si el Opel Adam te hace tilín es que no buscas una lavadora barata con ruedas que te sirva para moverte día a día, sin más. Tú buscas un diseño atrevido y personalizable que de respuesta a tu moderno estilo de vida. Está claro que el urbano de Opel ha nacido para gente como tú, ya que ofrece grandes posibilidades de personalización, tanto en el apartado estético como en el equipamiento tecnológico y, además, aporta un plus en el apartado dinámico.

Al margen de ser muy resultón, el Adam es un sencillo utilitario basado en el Corsa. En concreto, la unidad que he conducido en esta prueba viene equipada con motor gasolina de 1,4 litros y 87 CV de potencia. Este propulsor resulta muy agradable de utilizar y siempre parece dispuesto a dar un poco más de sí. Además, acelera bastante bien teniendo en cuenta sus 87 CV de potencia, ya que pasa de 0 a 100 km/h en 12,4 segundos. Pero hay un punto en el que esta versión debería mejorar: el consumo. Porque en esta prueba los 5,1 litros oficiales han quedado muy lejos de la realidad, ya que he obtenido una media de 6,9 l/100 km. Tampoco es que esté fatal, pero esas cifras hoy en día ya empiezan a chirriar en un modelo urbano.

Es un coche que llama la atención por su aplomo y buen comportamiento. Va más durito de lo que puedas imaginar, toma las curvas con mucha agilidad, frena bien y su control de estabilidad sabe intervenir sin cortar en seco la diversión. Eso, si lo comparas con el referente de este segmento, el Mini, es una clara ventaja, ya que es casi tan ágil como el modelo fabricado por BMW. Pero si te planteas el Adam como coche urbano comodón te puedes sentir un tanto incómodo debido a la sequedad de la suspensión. Al menos, para que tu vida en ciudad sea más agradable, dispone de la función City, que suaviza la respuesta de la dirección.

Tampoco me ha gustado ver que monta tambores de freno en el eje trasero, porque si se las da de deportivo debería apostar por unos discos que aseguren una mejor frenada. Pero lo cierto es que ha logrado unos buenos valores en esta prueba, así que no le puedo reprochar nada.

En cuestiones prácticas, lógicamente, no puede presumir demasiado, porque con 3,6 metros de largo no existen los milagros del espacio. En las plazas traseras falta hueco para la cabeza y el elevado borde de carga del maletero dificulta la colocación del equipaje.

El Adam me parece una alternativa interesante para la ciudad. Es mucho más barato que el ‘marcatendencias’ Mini y su dinamismo también es bueno. Esta versión de 87 CV es muy recomendable por la buena relación que ofrece entre precio, prestaciones y consumo. Pero, hablando del precio, no se debe olvidar que se trata de un vehículo urbano, segmento en el que hay opciones mucho más económicas. Por ello, si el cliente no entiende que su enfoque es más personalizable y ‘premium’, probalemente lo descartará. Cuesta 13.670 euros...