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Cinco errores típicos que cometemos al limpiar los asientos del coche

Limpia la tapicería
No la tomes con el producto, quizá (solo quizá...) la culpa de que esa mancha no salga sea más tuya que suya

Pocas cosas dan peor impresión de un conductor que entrar en su coche y encontrar manchas en los asientos, por muy brillante que esté el vehículo por fuera. Los hay que se defienden diciendo que lo han intentado pero que no han conseguido quitar la suciedad y, ojo, quizá no mientan y lo que sucede es que no hacen las cosas bien.

¿Cuántos de estos errores cometes tú al limpiar los asientos de tu coche?

1. Dejar que se seque la mancha

Lo de dejar que manchas de café, refresco, chicle, aceite... se sequen para luego quitarlas rascando es una leyenda urbana que NO funciona.

Para quitar las manchas más difíciles es importante actuar rápido y no dejar que el manchurrón se seque, ya que entonces será más difícil de erradicar. Pero es verdad que esto no es siempre posible (toca recordar aquí que comer al volante es una distracción que puede terminar en accidente). Si te encuentras con una mancha antigua, puedes intentar ablandarla colocando sobre ella un paño empapado en agua y jabón. Déjalo un buen rato para conseguir el efecto deseado.

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2. Limpiar igual cualquier tipo de mancha

Cada mancha tiene un procedimiento de limpieza diferente. No es lo mismo una mancha de aceite que una de café. Repasamos qué debes hacer con las manchas más habituales:

  • Café. Limpiar con agua fría o con hielo, y pasarle un trapo.
  • Chocolate. Prueba a frotar primero con jabón en seco; esperar un tiempo y frota nuevamente. También se puede probar con un trapo húmedo y jabón líquido.
  • Grasa o aceite. Estas son las más complicadas. Prueba primero con un desengrasante un poco diluido o también con glicerina diluida.
  • Barro. Para frotar la mancha necesitarás un cepillo grueso que te ayude a retirar la suciedad principal. Después humedece el cepillo para retirar los restos.
  • Sangre. Los restos de sangre se limpia bien con espuma seca o jabón líquido. También se puede utilizar glicerina si está muy seca.
  • Vómito. Tu mejor aliado será una mezcla de agua y vinagre a partes iguales que luego utilizarás para frotar la mancha con fuerza. Después debes pasar un paño húmedo con agua y echarle bicarbonato de sodio para neutralizar el olor. Para retirar el bicarbonato puedes usar una aspiradora de mano.
  • Tinta. Mezclar agua y alcohol en las mismas proporciones y aplicarlo directamente sobre la marcha.

 

3. No probar los productos

Antes de aplicar productos de limpieza siempre hay que hacer una prueba, ya que no todos lo tejidos son iguales y no soportan igual los productos químicos. Lo mejor para que no queden rodales o se deteriore el color de la tapicería es aplicar el producto sobre una superficie de prueba, o una pequeña parte de la tapicería que no se vea. Si el resultado es bueno, se puede utilizar el producto en el resto de la tapicería sin ningún problema.

Si no usas un producto adecuado a tu tapicería, es probable que no se utilice el producto adecuado, lo cual no dará buenos resultados e incluso podría dañar la tela.

4. Limpiar con trapos poco adecuados

Lo ideal es utilizar trapos de microfibra o de algodón. Salvo en casos contados es mejor no usar papel absorvente ya que suelen dejar restos que luego son difíciles de retirar.

5. No respetar el orden de las operaciones

Aunque suene maniático, para realizar una buena limpieza de un vehículo es esencial seguir este orden:

  1. Aspirado. Limpiar bien en una primera pasada toda la zona sobre la que se va a trabajar.
  2. Aplicación del producto. Ya sea agua, jabón, quitamanchas, etc.
  3. Limpieza. En función de la mancha o el material de la superficie se puede usar trapo, esponja o cepillo.
  4. Acabado. Se da un último repaso, y se retira la espuma o el líquido sobrante con un trapo o con un aspirador si se trata de pequeños residuos sólidos.

 

Fuente: Blog Loctite

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