Un motor ultra eficiente que reúne lo mejor de las tecnologías actuales, ¿es posible?
Ofrecido por Mazda
Aunque pensar lo contrario esté justificado, para ser ECO no es necesario tener un motor eléctrico. Y hablamos de ECO con papeles, de los reconocidos por la Dirección General de Tráfico en su clasificación medioambiental con las ventajas que esto reporta. Porque sí, conducir un coche que combine placer de conducción y eficiencia, es posible. Y tener etiqueta ECO sin un motor eléctrico, también.
Una vez más, Mazda ha revolucionado el mercado del automóvil basándose en la idea de que lo conocido es mejorable. La marca japonesa se une a la causa medioambiental y acata las cada vez más estrictas normas europeas de emisiones con una tecnología que no promete ser el futuro, sino el presente de la automoción. Repite, como ya hemos dicho, porque ya utilizó este concepto de adaptar la mecánica ya conocida a las nuevas exigencias en 2012 cuando sorprendió con la tecnología Skyactiv.
SPCCI, las siglas de la ultra eficiencia
El nuevo paso de Mazda hacia en su búsqueda de la ultra eficiencia en la combustión interna es la tecnología Skyactiv-X.
El novedoso motor Skyactiv-X de Mazda reúne lo mejor de las tecnologías disponibles en la actualidad para ofrecer un gran equilibrio entre agrado de conducción, consumo y emisiones en uso real. Se encuadra dentro de la estrategia Zoom-zoom sostenible 2030 de la compañía, que busca reducir las emisiones y fomentar la sostenibilidad, pero sin renunciar a las prestaciones.
La pregunta es: ¿cómo lo consigue?
Lo que para muchos es una utopía, para Mazda es una realidad que se materializa con las siglas SPCCI (Spark Controlled Compression Ignition). La clave está en que al tener dos sistemas de encendido, el motor Skyactiv-X funciona como dos motores en uno:
- en cargas medias y altas, la detonación se produce por compresión mediante la utilización de una proporción hasta dos y tres veces más pobre de aire y combustible que en un motor de gasolina convencional
- en los arranques en frío y en cargas muy altas, funciona con mezcla estequeométrica y encendido por chispa
Así funciona el motor Skyactiv-X de Mazda
Dicho así puede sonar muy complicado, pero no lo es tanto.
Básicamente consiste en incrementar la relación de compresión del motor cuando se circula a bajo y medio régimen, aplicando una presión y una temperatura determinadas a la mezcla de aire y gasolina, en cada cilindro, para situarla al borde de la ignición por sí misma.
Llegados a este punto, en el momento en el que el pistón está a punto de comprimir la mezcla en el resto del cilindro, un chispa generada en la bujía da el empujón definitivo para que toda la mezcla entre en ignición de forma controlada. La clave de esa eficiencia en condiciones reales es que utiliza una proporción de combustible entre 2 y 3 veces más pobre que en la de un motor convencional.
Otro componente fundamental del motor Skyactiv-X es el compresor volumétrico, que a diferencia de otros motores, no está enfocado a maximizar las prestaciones, sino a que la mezcla tenga mayor proporción de aire. De esta forma, el sistema SPCCI permite quemar el combustible más rápidamente, a mayor presión y con exceso de aire, lo que se traduce en una mayor eficiencia o, lo que es lo mismo, un consumo menor.
En la práctica, esto supone que Skyactiv-X funciona en modo ultra eficiente durante un 80% de la conducción, con el consiguiente ahorro en combustible. En datos: el motor Skyactiv-X de 180 CV consigue unos consumos que rondan los cinco litros por cada 100 km recorridos.
Nueva generación Mazda
El Mazda3 y el Mazda CX-30 son los primeros modelos de la nueva generación que incorporan esta mecánica revolucionaria, que ofrece 180 CV y destaca por ofrecer una gran elasticidad en todo el rango de rpm.
Su rendimiento se incrementa en hasta un 30% con un porcentaje similar menos de consumo con respecto al motor Skyactiv-G de 122 CV. En cifras concretas: el consumo homologado WLTP se sitúa en tan solo 5,4 l/100 km y 96 g/km de emisiones NEDC en el caso del Mazda3. Estas cifras además además de contribuir a la mejora del consumo, aporta una gran suavidad de funcionamiento durante la conducción y le permite lucir la etiqueta medioambiental ECO (con las ventajas que esto supone: exenciones fiscales, circulación en zonas urbanas restringidas...).
En definitiva, el resultado de esta tecnología se acerca al motor de combustión ideal: eficiente, ecológico y divertido de conducir.
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