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'Senna', un documental muy recomendable

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Para cualquier aficionado al mundo del motor, el nuevo documental sobre Ayrton Senna titulado Senna, sin miedo, sin límites, sin rival es, por lo pronto, un regalo para los sentidos: 100 minutos de emociones, velocidad, riesgo, pilotaje extremo que condensan los diez años que estuvo el astro brasileño en la Fórmula 1, desde su debut en 1984 hasta su trágica y evitable muerte en el circuito de Imola el 1 de mayo de 1994.

Del mismo modo que uno va a ver Titanic y no espera un final feliz, lo interesante aquí es disfrutar de cada plano, de cada testimonio, de cada entrevista con el piloto brasileño; el fruto de más de 15.000 horas de archivos audiovisuales que el director de la obra, Asif Kapadia, ha recopilado con esmero para ofrecer al espectador un testimonio muy pasional sobre la vida -casi exclusivamente profesional- del tricampeón del mundo.

El documental se hace corto debido a su intensidad, pero también, a que realmente no aporta nada que no se haya contado ya. Ni de su vida, ni de su profunda confianza en Dios, ni de preocupación por la seguridad, ni de su muerte, con la rotura de la columna de la dirección de su bólido (junto al impacto de un brazo de la suspensión contra el casco) como explicación más verosímil. 

Es cierto que hay imágenes inéditas (personalmente, es la primera vez que veo el fatal accidente que costó la vida al austriaco Roland Ratzemberger desde un ángulo apropiado). Pero cualquier aficionado con cierta solera -una década antes de la era Alonso, sin ir más lejos-, tendrá la sensación de saberse el guión de memoria, tanto por su propio recuerdo como por los vídeos de Senna que hay en Internet. Por ejemplo, los adelantamientos imposibles en cualquier pista, las vueltas mágicas en Montecarlo, la euforia de un país entero detrás de él... y, cómo no, los interminables duelos con Alain Prost.

Los rivales brillan por su ausencia

Prost es, sin duda, tratado como el malo de la película, hasta el último minuto en que la cosa se dulcifica un poco. A excepción de la importancia en la historia narrada que va adquiriendo el francés, se echan de menos más intervenciones -en carrera o en persona- de sus rivales. No se tienen en cuenta las reacciones de su compatriota Nelson Piquet cuando Senna le eclipsó como ídolo brasileño -solo aparece una vez, de pasada, en un briefing-; la sana rivalidad con Nigel Mansell tampoco se aprovecha, ni se muestra cómo el británico le llevó en su monoplaza como homenaje después de la carrera de Silverstone en 1991; solo en los créditos del final se ve a Senna socorriendo en pista -tras correr en contra del tráfico- a Eric Comas, después de un grave accidente que casi le cuesta la vida en el trazado belga de Spa-Francorchamps.

¿Y Michael Schumacher? Con el jovencísimo alemán tuvo sus más y sus menos en las primeras carreras del año 94, tanto dentro como fuera de la pista. Schumi ganó la fatídica carrera de Imola y se derrumbó en llantos en la rueda de prensa en unas declaraciones posteriores.

Este y otros detalles humanos -que no hubieran restado brillo a la figura de Senna, sino que la habrían resaltado aún más- le dejan a uno una sensación de vacío. Casi el mismo que el director consigue magistralmente, eso sí, con la secuencia de la muerte del legendario corredor, sirviéndose únicamente del sonido del Williams-Renault número 2, que se estrelló en la curva de Tamburello del GP de San Marino del 1994.

Reconozco que esa es la mejor banda sonora posible de un fin de semana en el que la Fórmula 1 perdería para siempre su inocencia, algo que intuyó muy bien el propio Ayrton y que también refleja muy bien este documental que AUTOBILD.ES ya ha tenido la fortuna de disfrutar. Como adelanto, y para terminar, aquí tienes el trailer de la película.

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Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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