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General Motors: un espejo en el que podría mirarse España

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La semana pasada tuve la oportunidad de retomar mi contacto con la rabiosa actualidad del automóvil en el nunca decepcionante Salón de Ginebra 2012. La verdad es que mis expectativas de sorpresa eran más bien bajas, entre otros motivos, porque de un tiempo a esta parte, las marcas se dedican a bombardearnos desde dos meses antes de que comience el Salón de Ginebra 2012 con teasers (esbozos) y pequeños avances de lo que será presentado en la muestra suiza, pues con esa estudiada dosificación de la información se aseguran una repercusión continua en los medios. A simple vista es formidable ese continuo flujo de información, del que tú también te beneficias, pero luego llegas al Salón de Ginebra y no es que todo te suene, es que ya lo conoces todo: no hay margen para la sorpresa. Y, francamente, es una pena… periodísticamente hablando.

Tampoco es cuestión de rasgarse las vestiduras, porque en el fondo yo soy el primero que disfruto como un niño con zapatos nuevos en el Salón de Ginebra. Sobre todo porque me permite conocer otras realidades y tomar contacto con gente muy interesante. Y en el Salón de Ginebra 2012 he tenido la oportunidad de conocer de cerca a directivos de Opel y General Motors que me han hecho recuperar la fe en España como país, que, a pesar de lo que se empeñen en demostrar algunos, no es un barco como el Costa Concordia, completamente hundido, sino un barco a velas que se halla en medio del inmenso océano a la espera de que sople el viento. Y esperando a la ayuda divina no se avanza nada de nada.

El primero de los directivos al que tuve la oportunidad de conocer es Enrico de Lorenzi, director general de Opel España. De Lorenzi estaba realmente exultante, no solo porque Opel cumpla 150 años de historia en 2012, sino también porque el Ampera (junto con su primo hermano el Chevrolet Volt) había sido galardonado con el premio Coche del Año en Europa. De Lotrenzi avanzó los planes que tiene previsto Opel para este año: en primer lugar, afirmó que 2012 será un "año muy importante con muchas inversiones", con 6 productos (motorizaciones) y 10 modelos, entre los que destaca el inicio de comercialización del Ampera en España, el próximo mes de abril. Al Ampera seguirán el comercial Combo y el Insignia biturbo (ambos en el mes de marzo), el Astra GSi y el Corsa OPC. Y como postre, el nuevo Opel Mokka, presentado en el Salón de Ginebra 2012 y que llegará a los concesionarios españoles a finales de año.

De Lorenzi estaba, como decía líneas más arriba, exultante, pero no por ello dejaba de ser realista. Señaló lo mal que ha comenzado en 2012 en cuanto a ventas se refiere, pero fue muy claro al indicar que "hay que aguantar, porque la crisis pasará", y remató con un dato interesante: "Opel tendrá este año la gama más joven", con modelos con menos de tres años de veteranía.

Otro de los motivos de celebración para Opel son los 30 años que cumple en 2012 la planta de Figueruelas (Zaragoza), un ejemplo de eficiencia a nivel mundial. Y no lo digo yo: este fue uno de los reveladores comentarios de Tim Lee, presidente de Operaciones Internacionales de General Motors, con quien tuve la oportunidad de charlar en una distendida cena en el Salón de Ginebra 2012. Tim Lee, al igual que Susan Docherty, presidenta de Chevrolet Europa, destacaron la capacidad de adaptación de la fábrica de Figueruelas.

En un momento dado, Tim Lee me preguntó por la percepción de Chevrolet en España. En este sentido le expliqué que la imagen había subido muchos enteros desde que dejó de llamarse Daewoo para pasar a ser Chevrolet y, sobre todo, desde que se convirtió en sponsor oficial de la Selección Española de Fútbol, en el momento más dulce de su historia, con la consecución de la Copa de Europa en 2008 y el Mundial en 2010. Patrocinio que, además, había ido acompañado de la profunda renovación y ampliación de la gama de modelos de Chevrolet.

Cuando preguntó qué se estaba haciendo en España para animar las ventas, se llevó un jarro de agua fría, pues ayudas, lo que se dice ayudas, en España no hay salvo para la adquisición de un vehículo híbrido o un eléctrico y siempre en función de la autonomía con cero emisiones con la que cuente. Y eso, a día de hoy, es como tener un tío en Panamá, que ni es tío ni es ná… Y así nos va.

Porque es comprensible que en tiempos de crisis y con brutales recortes pensar en subvenciones es como mentar al diablo, pero algunas veces hay que invertir para luego recoger y salir del atolladero. Un buen ejemplo es el caso de General Motors, que hace escasos cuatro años estaba a punto de la quiebra y el Gobierno de Obama acudió al rescate, y a día de hoy ha devuelto los préstamos y está creciendo un ritmo envidiable. ¿No es posible eso para la industria automovilística española? Y no solo lo pido como apoyo a una industria que supone prácticamente el 10 por ciento del PIB español y miles de puestos de trabajo así como pingües ingresos para las sedientas arcas del Estado y las administraciones autonómicas y locales vía impuestos (matriculación, circulación, céntimo sanitario, etc.), sino por una cuestión medioambiental (el parque español tan vetusto contamina lo que no está escrito) y también de seguridad vial (un coche con más de 10 años de antigüedad renquea…).

Los casos descritos, España y General Motors, no son iguales, pero algunas veces hay que echarle un poco de imaginación y mirar fuera de nuestras fronteras, incluso a Estados Unidos, el nuevo mundo.



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