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Así es vivir el aislamiento confinado en tu propio coche

Así es vivir el aislamiento confinado en tu propio coche

San Antonio fue durante miles de años un pueblo pesquero y ahora se ha convertido en uno de los destinos predilectos de los que aterrizan en Ibiza. Calas aparte, uno de sus principales atractivos son las puestas de sol en tonos rojos y naranjas que se contemplan desde el famoso Café del Mar. Sin embargo, no todo es idílico en el extremo oeste de la isla. Tal y como cuenta El Mundo, en un solar que ocupa el espacio de cinco campos de fútbol, hay un grupo de personas que viven en sus coches y así pasan el aislamiento frente al coronavirus.

En el centro de San Antonio unos veinte vehículos hacen las veces de vivienda para diferentes ciudadanos, según la Policía Local. No están allí por la pandemia del Covid-19, llegaron antes de que el Gobierno decretase el Estado de Alarma. Sin embargo, Manuel, el protagonista que sirve de narrador para esta historia, asegura que es medio centenar. Él vive en un Ford Focus desde el pasado mes de diciembre.

El bar en el que cenaba

Este granadino es pintor y confiesa que lo primero que hará cuando pueda salir del coche será “buscar trabajo”. Su trayectoria le ha llevado por media España hasta que acabó en Ibiza y según confiesa debido a su aspecto la gente no se cree que viva en un coche. Su situación complica aún más la difícil misión de sobrellevar el aislamiento: ¿cómo se consigue en un compacto como el de Ford?

Ford Focus

La parte de la higiene personal la solventa con un par de palanganas, botellas de agua y un pequeño arsenal de productos que guarda en el maletero. Junto a los desodorantes, colonias y cremas aparecen guantes y desinfectantes de manos tanto para él como para el coche: “También tengo que defenderme del virus”. Supo lo que estaba pasando en el bar de un amigo que le daba de cenar cada noche, algo que el confinamiento le ha prohibido.

El tiempo de ocio

La primera vez que escuchó los aplausos de las ocho de la tarde acompañados de las sirenas de los vehículos policiales pensó que era el toque de queda y tuvo que llamar a un amigo para saber qué estaba pasando. Manuel, igual que otros tantos españoles, intenta mantenerse activo: en lugar de seguir a un entrenador por redes sociales o las rutinas que abundan en internet, hace ejercicio frente al capó del Focus. 

¿Y los ratos libres? Enciende la radio y lee los suplementos que acompañan a las ediciones de fin de semana de los periódicos. Sin embargo, no se libra de la soledad de las noches: “Esto no es vida, es muy deprimente y tienes miedo de perder la cabeza”.

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