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Tres razones por las que el coche eléctrico en España está a la cola de Europa

coche eléctrico

El momento no podía ser peor.

Desde todos lados se lanza el mismo discurso de que la transición eléctrica tiene que ser aquí y ahora, pero la realidad es que dista mucho de ser el momento ideal. A nadie sorprendió que en verano un estudio de PwC señalara que España está a la cola de Europa en lo que al coche eléctrico se refiere, y estos son las tres principales razones por las que es así.

No todas tienen el mismo peso, pero sí están interrelacionadas y, de base, manifiestan el hecho de que España dista mucho de estar en el estado en el que desde el marco teórico tanto gustaría que estuviese. En el mencionado estudio, sobre 5 puntos totales se situó a España con 2,3 en base a valores como la penetración en el mercado, infraestructura de recarga, etc.

Una red de recarga que no está a la altura

No hace ni mirar los datos para saberlo, basta con la experiencia de cada uno: hay muy pocos puntos de carga, la mayoría de ellos son de recarga lenta, en muchas ocasiones no están operativos, en otras tantas el cargador no es compatible con el vehículo que acude, debido a su bajo número en áreas de especial concentración hay colas, etc. 

Según el estudio, por cada millón de habitantes en España hay 245 puntos de recarga y, además, el 83% de ellos tienen una potencia de carga de menos de 22 kW

Con esto, la infraestructura no está preparada ni para dar soporte al parque automovilístico actual, en el que la presencia de los coches eléctricos es meramente testimonial, así que se antoja sencillamente imposible que hiciera lo propio si los conductores acudieran en masa a los concesionarios…

Los fondos del plan Moves

… algo que simplemente no va a pasar. El principal motivo es que coches eléctricos, hoy por hoy y por mucho que se hayan lanzado modelos relativamente asequibles, no son baratos. Simple, sencilla y llanamente, su precio es demasiado elevado.

Es por eso que se lanzó el plan Moves para incentivar la compra de este tipo de vehículos. El movimiento era acertado, pero los fondos que se asociaron al mismo a estas alturas prácticamente han desaparecido y en muy pocos lugares pueden solicitarse ya.

Y eso, teniendo en cuenta que la mayoría de la población ni siquiera sabe que existe esta ayuda: según el estudio Radiografía de Hábitos de Movilidad de los Españoles llevado a cabo por Foro de Movilidad de Alphabet, 8 de cada 10 españoles no sabe lo que es el plan Moves.

Una situación económica que no es la apropiada

Incluso aunque quedaran fondos de ayuda la situación económica general y de España en particular no es la más propicia para que un individuo o una familia decida acometer un gasto tan importante como es la compra de un coche eléctrico.

Sí, es cierto que en los últimos meses y años se han lanzado al mercado modelos relativamente más asequibles, pero en prácticamente todos los casos ese coste menor viene acompañado de potencias, baterías y autonomías que hacen que sean coches muy limitados, para un público muy específico (urbanitas) y que no puedan reemplazar a un modelo térmico convencional.

 

Desde las instituciones se insta al cambio hacia los coches de cero emisiones, señalando sobre todo a los vehículos más antiguos y buscando forzar un ritmo de transición que simplemente no se puede dar, porque aquellos que tienen los automóviles más contaminantes son precisamente los que menos posibilidades tiene de adquirir uno nuevo.

Además, puntos a favor de acometer este cambio que se utilizaban hace tiempo y eran válidos, como que a la larga la electricidad supone un ahorro respecto a los combustibles, en la situación actual no tienen la misma fuerza, puesto que la luz también está por las nubes, así que recargar un EV es también algo costoso.

Resumiendo, se ha dado la tormenta perfecta en España para que la introducción del coche eléctrico sea mucho más lenta de lo esperado originalmente. 

El primer motivo es ya directamente unas expectativas muy poco realistas que siguen plasmándose en medidas como la prohibición de la venta de coches de combustión en 2035 (en toda Europa), pero se han añadido otros como la coyuntura económica y un despliegue de infraestructura que todavía está muy verde.

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