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Skoda Yeti: tres cosas que no supiste de él

Skoda Yeti
Pionero.

El Skoda Yeti es un modelo que no ha gozado de todo el reconocimiento que debía. Se empezó a fabricar en 2009 y actualmente ha dejado de producirse, a la espera de que llegue o no una nueva generación que se ha comenzado a rumorear. La nueva gama de SUV de la firma checa se lleva todo el protagonismo, pero tuvieron en el Yeti un predecesor del que te vamos a contar tres cosas que seguramente no supiste de él.

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Fue el primer SUV de Skoda

Cuando se anunció el Skoda Kodiaq los titulares fueron de “el primer SUV de Skoda” para arriba, pero no terminaban de ser verdad. Puede que el todocamino de siete plazas fuera el primer modelo de la marca al que podríamos encuadrar en la tendencia de moda, pero el Skoda Yeti fue en realidad el pionero en la marca checa.

Cumplía con todos los requisitos para considerarse como tal: tenía una altura libre al suelo sobreelevada (180 mm), protecciones de plástico inferiores, refuerzos de aluminio delante y detrás y barras en el techo.

Engalanado

Aunque por su forma (tenía reminiscencias con una furgoneta) y precio pareciera un modelo “currante”, Skoda también tuvo tiempo de engalanarlo con su versión Laurin & Klement, la más lujosa de la gama. Para la época contaba con un equipamiento que le hacía destacar sobre el resto, con faros bi-xenon, llantas de diseño ‘Annapurna’, tapicería de cuero, pedalier de aluminio, etc.

También estuvo disponible con la variante Monte Carlo, que se colocaba en la parte alta de la gama pero con un toque algo más deportivo gracias a su combinación de color rojo para la carrocería y negro para llantas, parrilla, barras del techo y retrovisores.

Su despedida fue muy negra

Ha ce un año que dejó de figurar en la gama de la compañía, pero su canto de cisne fue en forma de edición especial limitada, la denominada “Black Pack”. El nombre lo decía todo, y es que el color negro era el protagonista indiscutible estando presente en la parrilla y las llantas de aleación de 17 pulgadas.

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Lo mejor, sin embargo, era su dotación de equipamiento, muy completa y a un precio reducido como suele ocurrir en estos casos: cámara y sensores traseros de aparcamiento, faros antiniebla, encendido automático de luces, sensor de lluvia, retrovisores eléctricos, espejo interior fotosensible, volante y palanca de cambios de cuero… por ponerle un pero, no podía montar tracción a las cuatro ruedas.

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