El problema que paraliza los autobuses eléctricos y nadie vio venir
Varios autobuses eléctricos de Oslo no pudieron prestar servicio al quedar inutilizados por el frío. Esta situación provocó problemas de movilidad a muchos ciudadanos de la capital nórdica, además de caos en el tráfico.
Noruega es el país que más ha apostado por el coche eléctrico, casi desde el minuto uno. Los máximos defensores de la electrificación tienen al país nórdico como el ejemplo a seguir. Sin embargo, su capital, Oslo, ha protagonizado la otra cara de esta tecnología: el problema que paraliza los autobuses eléctricos y nadie vio venir.
No hay duda de que el coche eléctrico tiene muchas ventajas. Pero, como todo en la vida, también plantea algunos problemas y lo que ha ocurrido en Oslo quizá sea una advertencia sobre los inconvenientes de imponer los vehículos a baterías en el futuro.
Ruter, la empresa que gestiona el transporte público en la capital noruega, firmó un contrato en 2022 con la compañía Solaris por valor de unos 100 millones de euros para comprar 183 autobuses eléctricos, destinados a las rutas más concurridas de la ciudad, que transportan alrededor de 150.000 viajeros cada día.
Estos 183 autobuses eléctricos llegaron el pasado mes de abril y empezaron a operar. Sin embargo, ha llegado el frío más crudo a Noruega y, con él, los problemas a los nuevos vehículos, afectando gravemente a las baterías.
El problema que paraliza los autobuses eléctricos y nadie vio venir
Después de la enorme inversión realizada, una “gran victoria para el medioambiente”, como titularon medios locales, el pasado 4 de diciembre autobuses eléctricos tuvieron que cancelar sus salidas al no poder operar porque no soportaban las bajas temperaturas que se registraron, en tono a los 12 grados bajo cero.
Los vehículos quedaron fuera de servicio durante la hora punta de la mañana de un lunes, una situación que se repitió al día siguiente. En total, Ruter canceló unas 90 salidas con autobuses eléctricos fuera de servicio, provocando problemas de movilidad a muchos ciudadanos de la capital, así como un pequeño caos de tráfico.
Los autobuses tienen una batería de 520 kWh y están equipados con un ‘paquete especial de aislamiento térmico escandinavo’, que aísla el interior con elementos como doble acristalamiento o alfombrillas calefactoras. Pero no incluye un aislamiento de la batería o una bomba de calor que conserve la autonomía, como ocurre en algunos coches eléctricos modernos.
Como consecuencia, muchos autobuses eléctricos no pudieron prestar servicio por el intenso frío, que reduce significativamente la autonomía de las baterías. La cuestión es que temperaturas de 12 grados bajo cero no es, precisamente, una anomalía en la capital noruega. Así que no se entiende cómo no previeron que este problema podría ocurrir.
No es la primera vez
No es la primera vez que se da una situación como la ocurrida en Oslo. En 2019, varios autobuses eléctricos de la marca BYD no pudieron salir en Indianápolis cuando el termómetro alcanzó los 10 grados bajo cero.
En aquella ocasión, la solución que propuso BYD fue instalar nuevos puertos de recarga a lo largo del trayecto que debían cubrir los autobuses, con cargas rápidas de diez minutos para continuar el viaje.
Imagen destacada: Ruter en Facebook.
Etiquetas: Autobús
Descubre más sobre Álvaro Escobar, autor/a de este artículo.
Conoce cómo trabajamos en Autobild España.