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Microchips y semiconductores: qué son y por qué han provocado una crisis en el sector del automóvil

Microchips y semiconductores

Desde hace un par de años, a los términos de moda ‘SUV’ y ‘coches eléctricos’, se han sumado otras dos palabras que no tienen una connotación tan positiva dentro del mundo del motor: microchips y semiconductores. Componentes integrales de los coches, han sido los causantes de una crisis casi sin precedentes en el sector.

Por distintos motivos que analizaremos más adelante, en todo el mundo existe una escasez global de ambos, lo que ha provocado aumentos de precio, retrasos y, sobre todo, una falta de coches nuevos con tiempos de espera exagerados para aquellos que se han animado a adquirir un automóvil.

¿Qué son los microchips y los semiconductores?

Aunque se los mencione de manera separada, en realidad son parte de una misma entidad. Los microchips son circuitos integrados dentro de una estructura que está hecha de un material semiconductor, así que ambos van de la mano.

Son un elementos imprescindible de todo aquello que contenga electrónica, algo que hace ya muchos años abarcaba un conjunto de productos ciertamente limitado, pero que hoy abarca prácticamente todo aquello en lo que podamos pensar: un smartphone, el ordenador, una videoconsola, la tablet, el mando de la tele, un equipo de sonido… y también los coches.

 

La importancia de microchips y semiconductores en el mundo del motor

Analógicos en su origen, los coches han ido incorporando cada vez más y más electrónica con el paso del tiempo, hasta el punto de que hoy en día es algo indispensable en su configuración y que es algo todavía más acusado en los modelos 100% eléctricos.

Sin embargo, la industria ya había llegado a ese estado en el que la electrónica estaba muy presente desde hace bastante tiempo, entonces, ¿qué ha cambiado para que, más o menos de repente, se haya generado esta crisis en el sector de la automoción? 

La respuesta es sencilla: la COVID-19 y la pandemia que derivó de ella.

A comienzos de 2020 sufrimos una pandemia moderna como no se había visto nunca, algo que obligó a tomar medidas que nadie habría imaginado: confinamientos casi absolutos y reducción de la movilidad prácticamente al mínimo.

Esto supuso un cambio radical a nivel global que para lo que nos ocupa tuvo la siguiente consecuencia: la demanda de coches se rebajó de manera notable hasta el punto de prácticamente desaparecer, mientras que la de electrónica y aparatos para entretener el tiempo encerrados en casa se disparó.

Esto provocó un cambio en la industria de los microchips y los semiconductores, que comenzó a orientarse hacia la nueva demanda de electrodomésticos varios y apartándose de la automoción, cuyo volumen era mucho menor.

A esto se sumó que, durante los meses de pandemia/confinamiento hubiera parones en las operaciones de extracción de materias primas, por lo que empezó a haber una escasez de producto.

Todo esto se mantuvo latente hasta que la vida empezó a recuperar su pulso habitual y los problemas empezaron a ponerse de manifiesto: la producción de microchips estaba claramente orientada hacia el ocio digital, así que los fabricantes de automóviles se encontraron con que no había para ellos.

Esto ha provocado un cuello de botella en la producción, puesto que no hay materiales para fabricar coches, lo que ha derivado en un incremento de los precios y unos tiempos de entrega realmente largos.

Las soluciones de la industria

No hay muchas. La única que por el momento se ha ocurrido a varias compañías es la de crear nuevos acabados para algunos de sus modelos que prescinden de ciertos elementos que necesitan microchips y semiconductores (como puede ser el navegador) y venderlos teniendo la rapidez de entrega como uno de sus principales ganchos comerciales.

Otras también han optado por limitar mucho la producción de sus modelos menos demandados para destinar sus esfuerzos y materiales a aquellos que suponen la mayor parte de sus ventas.

Por último, algunas han decidido directamente hacerse con sus propias minas para conseguir material bruto, así como crear fábricas para producir los chips ellas mismas y así evitar depender de nadie.

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