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La increíble historia del Honda NSX

Honda NSX

El deportivo japonés que quiso batir al Porsche 911

Allá por los años noventa, hubo un deportivo japonés que marcó a muchos entusiastas del motor y, posteriormente, a muchos ‘millennials’ que empezaban a disfrutar de los grandes videojuegos de conducción de las nuevas generaciones de videoconsolas. Ese deportivo no es otro que el Honda NSX, un coche que, todavía hoy, sigue cautivando los corazones de los amantes del motor y el automovilismo.

El NSX llegó al mercado en 1990, en un momento en el que la marca japonesa gozaba de mucho prestigio, gracias a sus éxitos en diferentes competiciones que, a su vez, se traducían en ventas. Sin embargo, la historia del Honda NSX comenzó varios años antes, cuando fue presentado el primer prototipo en el Salón de Turín de 1984. 

El sello de Pininfarina

El proyecto del Honda NSX estuvo liderado por el ingeniero jefe de la marca, Shigeru Uehara, responsable también del famoso Honda S2000. Originalmente, Uehara estudió diversas fórmulas para colocar el motor, incluso barajó hasta 20 disposiciones mecánicas diferentes antes de adoptar la opción definitiva. 

El modelo de producción se parece muy poco al prototipo que el fabricante japonés lució en Turín, el Honda HP-X Concept, diseñado por Pininfarina. De hecho, el nombre hace referencia a Honda Pininfarina Xperimental. Se trata de un deportivo de dos plazas muy ligero, gracias a un peso muy contenido, con motor en posición central y tracción trasera. 

Uno de los apartados que más llamó la atención del Honda NSX fue su diseño aerodinámico y afilado. Pero, además, incluía soluciones tecnológicas muy avanzadas, como verás más adelante, algunas de ellas, fruto de la experiencia de Honda en la Fórmula 1

Peso contenido

Honda NSX

Precisamente, uno de los aspectos en los que más se esforzó Honda, durante el desarrollo del coche, fue el peso. Esto se debía a dos razones fundamentales: la primera, para no afectar negativamente al comportamiento dinámico y a las prestaciones; la segunda, debido a los elevados impuestos anticontaminación a los que se sometían los motores de gran cilindrada. 

Con un peso reducido, la mara podía producir un motor de menor cilindrada y evitar esos impuestos. Así que, tanto la carrocería, como las suspensiones, el bloque y culata del motor y el núcleo del radiador fueron fabricados en aluminio. Además, el chasis tenía solamente dos largueros de acero, tanto las bielas como las bujías del motor eran de titanio. El resultado fue un deportivo de 1.350 kg, una cifra muy buena para un coche de 270 CV y, además, inferior a los rivales de la época. 

El Porsche 911 como referencia

Honda desarrolló su deportivo con la clara intención de ofrecer una alternativa al Porsche 911, considerado como el deportivo por excelencia. No solo una alternativa, sino, incluso, batir al deportivo alemán. No obstante, durante el desarrollo se usaron más modelos de referencia, como el Ferrari 308, el Corvette, el Lancia Delta Integrale o el Audi Quattro. 

Para mejorar las capacidades dinámicas del coche, la marca japonesa construyó unas instalaciones nada menos que en el circuito de Nürburgring, con el fin de hacer todo tipo de pruebas en el “infierno verde”. Además, durante el desarrollo, contó con la colaboración de Ayrtor Senna, quien hizo los ajustes finales del coche. Argumentos de sobra para un deportivo redondo. 

Mecánica y comportamiento

Honda NSX

Bajo el capó, el Honda NSX montaba un motor V6 DOCH VTEC 3.0 con distribución variable, 24 válvulas e inyección multipunto programada, que entregaba 270 CV de potencia por encima de las 7.000 vueltas y 283 Nm de par a 5.400 rpm. El propulsor se apoyaba en una caja de cambios manual de cinco relaciones, era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,9 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 270 km/h.

El motor incluía un microprocesador de ocho bits para controlar electrónicamente el acelerador, el cigüeñal, la temperatura del líquido refrigerante y del aire de admisión, la presión del aire del colector y el oxígeno de los gases de escape. 

Igualmente, disponía de otros elementos como un filtro de aire especial, un ventilador específico para el alternador, un sistema de encendido con bobina para cada bujía, como el McLaren de Fórmula 1 de la época, y un sensor justo detrás del árbol de levas que se encargaba de la ignición, para proporcionar la chispa homogénea y estable hasta las 8.000 vueltas. 

¿Cómo iba en carretera?

Honda NSX

En carretera, el NSX presumía de un comportamiento muy dinámico y permitía al conductor realizar una conducción tranquila por ciudad con comodidad, a la vez que trazar curvas a toda velocidad de manera eficiente, con una actitud muy noble en cualquier tipo de circunstancias. 

Era también un coche muy seguro, gracias a la electrónica. El control de tracción impedía que la trasera perdiera adherencia y la capacidad de frenada y el ABS permitían ir al límite sin miedo a perder el control. La dirección era dura, pero se volvía muy precisa y directa, a medida que se ganaba velocidad.

Honda NSX

El motor era extraordinario, muy elástico y proporcionaba potencia a lo largo de todo el cuentavueltas, algo que, por desgracia, ya no ocurre hoy con los motores modernos. A diferencia de los motores turbo de algunos de sus rivales, carecía de fuerza bruta y la entrega de potencia era muy lineal. 

Y, como es habitual en Honda, el tacto del cambio era intachable, con unos recorridos de la palanca cortos y muy precisos, que recordaba al de un coche de competición. Las suspensiones de doble triángulo tenían un ajuste correcto que ofrecían un buen compromiso entre confort y deportividad. No permitía balanceos y sujetaba bien la carrocería. 

El Honda NSX Type R

En 1992, dos años después del lanzamiento del NSX, llegó una versión limitada y exclusiva para Japón con el apellido Type R. Solo se fabricaron 483 unidades y se diferenciaba del modelo original, principalmente, por tener un menor peso, exactamente, 100 kg menos

Para lograrlo, la marca prescindió de la dirección asistida y del aislamiento acústico, incorporó unas suspensiones más rígidas, barras estabilizadoras mas gruesas, frenos más potentes y unas relaciones el cambio más cerradas. En 1995, con el cese de la producción del Type R, algunas de esas mejoras fueron introducidas en el modelo convencional. 

Restyling de 2001

Honda NSX

En 2001, 11 años después de su llegada al mercado, el Honda NSX recibió un lavado de cara para seguir compitiendo con sus rivales más directos. Estéticamente, el cambio más notable fue la desaparición de los faros escamoteables para dar paso a unos grupos ópticos integrados en el frontal. También recibió ligeros cambios en los paragolpes y en los pilotos traseros. 

La carrocería se podía elegir con nuevos colores, tenía nuevas llantas más grandes y neumáticos de mayor tamaño. También fueron modificadas las suspensiones para mejorar el comportamiento del coche. Poco después, fue presentado el NSX-R GT, del que solo se fabricaron cinco unidades para poder competir en la categoría Super GT, cuyo precio era 462.400 dólares. 

Segunda generación del NSX: híbrido

Honda NSX híbrido

En 2005, llegó el final del Honda NSX, al menos de su primera generación, que aguantó nada menos que 15 años en el mercado, con solo un restyling. Sin embargo, Honda recuperó el NSX en 2015 para dar vida a un nuevo superdeportivo, en este caso, híbrido, adaptado a los nuevos tiempos. 

El nuevo Honda NSX de segunda generación fue lanzado en 2016 y contó con la colaboración de Fernando Alonso que, en aquel momento, era piloto del equipo Honda-McLaren en la Fórmula 1. Este modelo seguía los pasos del primero, en cuanto a innovación tecnológica, eficiencia y equilibrio. 

Honda NSX híbrido

El Honda NSX 2016 monta un nuevo motor V6 DOHC 3.5 litros con dos turbocompresores y auxiliado por tres motores eléctricos, uno ubicado entre el motor y el cambio y los otros dos en cada una de las ruedas delanteras. De esta forma, consigue un sistema de tracción total. La potencia conjunta es de 581 CV transmitidos mediante un cambio de doble embrague y nueve relaciones. 

Un deportivo Único

El Honda NSX marcó una época en el segmento de los coches deportivos de los noventa. Tenía todo lo que se le exige a un verdadero deportivo: un motor potente, tracción trasera, un cambio manual exquisito y un peso muy ligero. Características que hicieron del NSX un deportivo único que ocupa un lugar importante en la historia del automovilismo. 

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