Faros Full LED, ¿en qué se diferencian de los LED?
A menudo, al hablar de la evolución del automóvil, nos fijamos en los elementos más evidentes, tales como las carrocerías, los sistemas de propulsión, los materiales de fabricación, etc. Pero son mucho los elementos los que han llevado a los coches al punto en el que se encuentran hoy y algunos, aunque no parecen capitales, son realmente importantes, como es el caso de los faros.
VÍDEO: Faros Led Matrix en el Audi A8
Aunque muchos piensen que se trata de un mero sistema de iluminación, lo cierto es que inciden de manera directa en la seguridad de los ocupantes de un vehículo y de los demás. Cuanto más faciliten la visión, más seguro será circular en condiciones adversas; a mayor haz de luz, menos imprevistos; si es capaz de identificar vehículos en dirección opuesta y regularse, menos peligro por deslumbramiento… Es una tecnología que ha avanzado a pasos agigantados, pasando de los halógenos tradicionales a los xenón y, de ahí, a los LED, que a día de hoy son la mejor opción solo por debajo de los todavía muy caros faros láser. Pero, aunque están presentes en muchos modelos actuales, ¿sabemos en qué se diferencian los faros Full LED de los LED normales?
La aparición del los grupos ópticos LED, hace ya bastante tiempo, estuvo relegada en su origen a un uso para indicar las intermitencias y para iluminar los pilotos traseros, por norma general combinados con otros tipos de iluminación (halógena, sobre todo) para cumplir las funciones de luces de cruce y largas. Hubo que esperar hasta 2007 cuando el Audi R8, junto con Magneti Marelli, estrenó los primeros faros Full LED para un vehículo de producción en serie, habiéndose testado antes en el mundo de la competición.
En este tipo de grupos ópticos todas las funciones del faro las realizan diodos LED: luces de posiciones, luces cortas, luces largas, intermitentes e incluso la luz de aparcamiento. ¿Las ventajas de este tipo de iluminación? Muchas, desde prácticas a meramente estéticas. Para empezar, son muy eficientes, por lo que utilizan muy poca energía, mejorando ligeramente el consumo y, a pesar de ello, iluminan con mayor intensidad que otras tecnologías. Su alcance es otro punto a favor, revelando lo que espera en el asfalto con bastante anticipación. Además, su tonalidad es más similar a la de la luz natural, por lo que cansan menos la vista en conducción nocturna. Igual de importante es su versatilidad, ya que los adaptativos permiten emplear funciones que, al detectar un coche que venga de frente, reducen la intensidad para evitar deslumbramiento. Por último, ya en el ámbito de la imagen, el pequeño tamaño de los diodos permite a las marcas ser imaginativas, creando diseños hasta ahora imposibles y pudiendo así desarrollar su propia “firma lumínica”.
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