Logo Autobild.es

Prueba Audi SQ5: sólo para gourmets

¿TDI y deportivo son términos compatibles en un SUV? En esta prueba del Audi SQ5 encontrarás la respuesta.

Con sus cuatro escapes, poderosos faldones, llantas en negro de 20 pulgadas y difusor, el Audi SQ5 saca a pasear toda su musculatura para ponerte en la pista de que lo que esconde bajo el capó es serio.

Llama la atención sí o sí. Es inevitable. ¿Más detalles exclusivos? Fíjate en su parrilla en gris platino, el spoiler en el borde del techo, los paragolpes específicos o los retrovisores exteriores en aluminio. Así es como Audi viste a su SUV medio más potente con permiso de la versión Plus. Son 326 CV extraídos de un bloque V6 sobrealimentado con dos turbos, que arroja una salvajada de par desde solo 1.400 vueltas: 650 Nm. ¡Canela fina! 

El resultado lo voy a experimentar ahora mismo. Me acomodo en los asientos del Audi SQ5, me ajusto el cinturón, pulso el botón de arranque y paso la palanca del cambio Tiptronic a la D. Elijo el modo Dynamic en el Audi Drive Select y me preparo: acelero a fondo y suelto de golpe el pie del freno. ¡Wooow! Durante medio segundo mi estómago siente un vacío tremendo y mi cerebro apenas atina a asimilar todas las sensaciones que le llegan.

Es un efímero instante de felicidad que termina en el momento en el que empiezo a darme cuenta de que voy viajando demasiado rápido. Alcanzo los 100 km/h en solo 5,4 segundos y esta máquina diabólica de más de dos toneladas sigue acelerando sin flaquear hasta el punto de que parece querer despegar del suelo.

¡Cómo empujan sus seis cilindros!

Asociado a este bloque, el Audi SQ5 lleva una caja automática por convertidor de par Tiptronic de ocho velocidades que, aunque no es tan rápida como una de doble embrague, funciona de forma muy eficaz: es suave en las transiciones y suficientemente rápida como para saber extraer la quintaesencia a los 326 CV y gestionar todo el par disponible. 

No obstante, nada de esto funcionaría así de bien si no fuera porque todos esos ímpetus de los que te he hablado son trasladados al asfalto a través de la tracción quattro marca de la casa.

Te lo dejo claro: el elemento más importante de este sistema es el diferencial central autoblocante, que en condiciones de marcha normales distribuye la fuerza del motor enviando un 40% al eje delantero y un 60% al trasero. Si una de las ruedas de un eje pierde adherencia con el suelo, la mayor parte del par se dirige al otro eje. Hasta un 70% se puede desviar al tren delantero y un 85% al trasero.

Pero ¡aún hay más! El SQ5 gestiona de manera individual la fuerza que transmite a cada rueda, de forma que si avivas el ritmo y afrontas apoyos fuertes, el sistema es capaz de detectar si una de las ruedas interiores necesita más par para ganar tracción a la salida de las curvas. 

Justamente por eso es por lo que le queda tan bien lo de 'deportivo' a este SQ5 de 4,6 metros de longitud y 1,9 de altura. Por eso, olvídate de hacer campo con este coche, porque se le atraganta y no se le da demasiado bien. Las suspensiones están pensadas para pegarlo al asfalto y no para que vaya dando botes por un camino, por muy fácil que sea. Y es que la versión Competition que tengo entre manos cuenta, además, de serie con el chasis deportivo, que rebaja la altura de la carrocería en 30 milímetros. 

Con todo ello, parece increíble lo bien que se tiene este Audi en una carretera de curvas. Y aunque pueda parecer mentira, los frenos son capaces de rendir en un uso intensivo, durante bastantes kilómetros, sin que desfallezcan. 

Audi SQ5: un atleta de largo recorrido

Lo bueno es que viajar a ritmos elevados es posible sin que tengas que estar preocupado por el consumo, ya que sus 75 litros de depósito y un consumo comedido hacen que la autonomía roce los 1.000 kilómetros. Y no hay que olvidar que estamos hablando de un modelo que también es capaz de asombrar por su calidad interior, con buenos materiales y ajustes de primera. Lo único reprochable es que el diseño del interior se ve ya algo desfasado, aunque eso tendrá una solución muy pronto, y a la altura de lo esperado, con el nuevo modelo, que llegará este mismo año.

No obstante, esa sensación se te quita cuando te sientas en la fila trasera y puedes disfrutar del buen espacio que ofrece para sus ocupantes (mal para el que le toque ir en el centro) y, sobre todo, gracias a su capacidad de maletero, que con 540 litros te permite cargar mucho equipaje.

Y es que ¿quien dijo que un motor TDI está peleado con la deportividad y que ambos encuentren su sentido en un SUV familiar?

Valoración

0

¿TDI y deportivo son términos compatibles en un SUV? En esta prueba del Audi SQ5 encontrarás la respuesta.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.