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Yamaha Tricity: 125cc y tres ruedas para todos los públicos

Hemos probado la Yamaha Tricity, un scooter de 125 cc y tres ruedas para todos los públicos, porque destaca por su ligereza y manejabilidad. Es una de las apuestas más fuertes para 2015 de la marca japonesa.

Desde hace años, el mundo de las dos ruedas ha acogido con cautela a las motos de una rueda más, y aunque el mercado aún no lo dominan -ni parece que vayan a hacerlo-, es cierto que cada vez se ven en mayor número. En esta ocasión, hemos tenido la oportunidad de probar la Yamaha Tricity, un scooter de 125 cc y tres ruedas altas para todos los públicos, no tanto por su precio como por su manejabilidad. 

Se trata de una de las novedades más importantes de Yamaha, una marca con mucha experiencia en otros segmentos pero que con la Tricity ha querido abrir su gama a las tres ruedas... solo que de una forma diferente, con un vehículo eminentemente urbano para quienes buscan la facilidad de conducción de un ciclomotor, la comodidad de una scooter, la accesibilidad -por precio y carné A1 y B- de una 125 cc y la estabilidad propia de las motos de tres ruedas.

Nada más tenerla delante, reconozco que me sorprende su contenido tamaño. Claro, este tipo de máquinas tipo triciclo suelen tener mucha más envergadura... Las ruedas altas no desentonan con el conjunto y lo cierto es que, si miras la moto de perfil, apenas reparas en este trío. El carenado no desciende demasiado, con lo que las líneas son fluidas y bastante atractivas.

Es el momento de arrancar. La mecánica es muy silenciosa y, al mirar el cuadro, compruebo que es moderno, atractivo y muy sencillo. La información es bastante completa y se agradece que haya un termómetro para controlar la temperatura exterior. Sin embargo, no hay cuentarrevoluciones. Este detalle parece menor porque en una transmisión automática no tienes que controlar el régimen de giro al engranar las marchas, pero tratándose de una 125, no está de más saber cómo de rápido gira el motor cuando vas por carretera. 

Es curioso: no hay botón de ráfaga, ni 'warning', ni se pueden apagar las luces totalmente cuando arrancas en frío (para ahorrar batería y bombillas), aunque esto es ya demasiado común en la mayoría de los scooters. Pero lo que no es tan habitual es que en el puño derecho tampoco exista ni el cortacorrientes, aunque no sea un botón de primera necesidad, ni mucho menos. 

Acelero y la respuesta es muy progresiva y agradable, incluso con firme muy deslizante. El tacto de los mandos es blando, como el resto de los elementos de esta moto. Cuando cojo velocidad, noto que el carenado es testimonial (de nuevo, en aras de la ligereza) y la cúpula apenas resta viento (la pantalla alta es un extra que cuesta 180 euros). La frenada -sin ABS- cumple con corrección sin ser demasiado potente (a pesar del doble disco delantero -uno por cada rueda del tren anterior-) y en las curvas normales la estabilidad es buena.

Yamaha-Tricity-125-tres-ruedas

Llega ahora la parte más interesante, al entrar por una calle adoquinada y llena de tráfico. Es aquí donde la Yamaha Tricity empieza a desvelar sus verdaderas cualidades: es estrecha como muchos vehículos de cilindradas inferiores, pero recupera terreno en los semáforos mucho mejor que un ciclomotor de 49 cc. Y al callejear y colarse entre los coches, las dos ruedas delanteras, altas y delgadas, ofrecen una facilidad de giro muy por encima de mis expectativas.

Pero hay más: están asociadas a una suspensión de doble horquilla llamado 'Leaning Multi Wheel' (LMW) que es donde el departamento de Competición de Yamaha ha dado el 'do de pecho', para que esta interesante estructura ofrezca eficacia, diversión y comodidad.

Y es cierto que este elemento ha contribuido decisivamente a todo ello. Además, aunque la sensación al principio es de que el tren delantero flota un poco (especialmente, cuando tomas una curva abierta a 60 km/h y pisas firme irregular o bandas sonoras de pintura) a bajas velocidades por ciudad permite muchos errores, incluso a la hora de pasar por baches, alcantarillas y adoquines.

No esperes grandes prestaciones, salir el primero en los semáforos, apuradas de frenada al límite... ni demasiada autonomía, puesto que en el depósito de combustible es de solo 6,6 litros de capacidad, y aunque por territorio urbano el consumo es discreto (no llega a 3 litros), a poco que le hagas kilómetros tendrás que pasar por la gasolinera más veces de lo que te gustaría, y esto no resulta muy cómodo en el día a día. Tampoco me ha gustado que la boca de llenado esté tan cerca del maletero (ambos elementos se encuentran bajo el asiento), que además, es muy justo. Cabe un casco integral y poco más. 

Pero salvando esos detalles, hay que reconocer que, definitivamente, la Yamaha Tricity es muy agradable de conducir y, por su baja altura del asiento y poco peso, resultará muy apetitosa también para el público femenino. Después de recorrer con ella muchos kilómetros por ciudad, travesías y carreteras, he comprobado que donde mejor se desenvuelve es en las zonas urbanas con más tráfico y que las tres ruedas altas con ese nuevo tren delantero son más efectivas que estéticas y seguro que también servirán como argumento -por su comportamiento y estabilidad- a quienes solo posean el carné B y quieran pasarse por primera vez a la moto.

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Hemos probado la Yamaha Tricity, un scooter de 125 cc y tres ruedas para todos los públicos, porque destaca por su ligereza y manejabilidad. Es una de las apuestas

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