La industria del automóvil tiene puesta la mira en los problemas derivados de las emisiones, buscando el coche eléctrico como (aparente) única solución. Sin embargo, el sector tiene otros aspectos con los que debería lidiar y uno de ellos es el hecho de que los coches cada vez son más grandes, una tendencia que podría acabar siendo insostenible.

No hace falta más que mirar a los coches actuales y a sus generaciones de hace 10 o 15 años para darse cuenta de ello: con cada nueva entrega de un modelo conocido una de las frases que más repetimos es que “ha aumentado de tamaño” o que “es más largo y ancho que su predecesor”.

Se trata de un crecimiento imparable que ocurre en toda la industria en general y que podría traer problemas y es que, de hecho, ya los está generando.

Según un estudio llevado a cabo por Transport & Environment, los coches que se venden en Europa aumentan su anchura en 0,5 cm anuales. Puede no parecer mucho, pero es algo que lleva ocurriendo desde hace muchos años, lo que se está traduciendo en vehículos que, sencillamente, dejan pequeñas las infraestructuras pensadas para ellos.

Valgan como ejemplo las plazas de aparcamiento de los centros comerciales más antiguos, en las que simplemente cada vez cuesta más “encajar” un vehículo nuevo. 

Y no solo ahí, también ocurre en la calle, puesto que muchas fueron pensadas para coches de otra época, más compactos, y en las que a día de hoy es mucho más complicado maniobrar, realizar giros o directamente conseguir aparcar.

Es más, una vez se consigue estacionar, la mayor anchura de los automóviles hace que el espacio libre para transitar por la calle sea mucho menor del que debería.

Según el análisis, la anchura media de los coches modernos en Europa es de 180 cm, que se amplían hasta los 200 si se suman los retrovisores. Todavía es peor en el caso de los SUV, que son los dominadores actuales de nuestras carreteras, en cuyo caso la anchura promedio es de 200 cm que se van hasta los 220 cm con los retrovisores incluidos.

De manera aislada no puede decir mucho, pero si se combina con el hecho de que de promedio una carretera europea de un carril con aparcamiento a ambos lados tiene una anchura de 730 cm, la cosa cambia. 

Simplemente el espacio que hay para circular es, como mínimo, bastante ajustado, lo que complica de sobremanera la circulación en según que puntos, sobre todo en giros cerrados, algo que cualquier conductor ha experimentado en su vida.

Desde el estudio presentan una propuesta para acabar con el problema o, al menos, limitarlo en cierta manera.

Señalan que en Europa no hay una normativa específica que regule el ancho de los coches, puesto que solo hay una norma general que pone el límite en 255 cm, pero que es de los años 90 y que se planteó para regular los autobuses y camiones. Así, piden que se contemple establecer un límite específico para coches y SUV.