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¿Cómo puedo ahorrar dinero con un coche eléctrico?

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En su compra y en su uso.

Adquirir un coche eléctrico es un movimiento que hay que pensarse bien, pues ciertos factores, como su elevado precio o la infraestructura, “echan para atrás”. Sin embargo, también hay ciertas características que pueden animar a dar el paso, como es el hecho de que hay varias formas de ahorrar dinero con un coche eléctrico.

De hecho, estas afectan a una amplia variedad de áreas, desde la adquisición del coche propiamente dicha a luego en su uso en el día a día.

El ahorro en la compra

Puede sonar contradictorio teniendo en cuenta que hemos comentado que los automóviles de cero emisiones son caros. Es cierto, en versiones equivalentes, cuestan más que modelos de combustión ya sean gasolina o diésel. Sin embargo, también son los que cuentan con mayores descuentos, lo que es un punto a favor.

El Plan MOVES solo es aplicable a coches eléctricos e híbridos enchufables, pero son los primeros los que de verdad sacan partido de él. 

 

Cualquier cero emisiones que cueste 45.000 euros como mucho, antes de aplicar el IVA, se beneficia de un descuento de 4.500 euros, que además pueden ampliarse hasta los 7.000 euros si se achatarra un coche antiguo con más de siete años. 

Es suficiente bonificación como para que un modelo rebaje su tarifa para situarse dentro de la horquilla de precios propia de un segmento inferior, algo que puede decantar la balanza para un posible comprador.

Las ventajas fiscales

La primera de todas podríamos incluirla en el primer epígrafe, ya que los coches eléctricos no pagan impuestos de matriculación, algo que contribuye a contener ligeramente su precio a la hora de comprarlos.

Pero no es la única. La segunda hace referencia al impuesto de circulación, como se conoce al Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM). Aunque no existe una norma general que se aplique a todo el territorio español, si no que depende de cada ayuntamiento, hay rebajas en el ‘numerito’ en ciertas ciudades.

Los ejemplos más representativos son los de Barcelona, Madrid, Valencia o Zaragoza; en los que los cero emisiones se ahorran el 75% del pago. Esto, año a año, supone un ahorro considerable.

Otra ventaja (que podríamos colocar a caballo entre este apartado y el siguiente) se encuentra cuando toca aparcar en Zonas de Estacionamiento Regulado (SER): los coches eléctricos no tienen que pagar por estacionar, lo que supone otro ahorro importante, sobre todo para las personas que viven o circulan por el centro de las ciudades de manera habitual.

El ahorro en el uso

Aunque exista la barrera de entrada del precio alto al comprar un coche eléctrico, hay ciertas ventajas que la relajan un poco. A estas hay que sumar, además, las más importantes, que son las que afectan al día a día y que hacen que, con el paso del tiempo, llegue a compensar más tener un cero emisiones que un modelo térmico tradicional.

El primero es el más obvio: el precio del “repostaje”. Incluso con los picos que hubo en 2022 en el precio de la luz, se trata de un “combustible” mucho más barato que la gasolina o el diésel.

Ambos están disparados y, aunque de vez en cuando los picos se relajan, parece claro que los precios se vana estabilizar en un punto superior al que estaban antes de comenzar la guerra de Ucrania, así que llenar un depósito va a seguir suponiendo un mayor dolor para la cartera que rellenar una batería.

No solo eso, a efectos prácticos el consumo de un coche de combustión es mayor que el de un eléctrico, por lo que gasta más de manera doble, por así decirlo. 

Además, aunque es posible llenar el tanque cuando los precios se reduzcan un poco, siguiendo la evolución del precio a lo largo de los días, con los eléctricos siempre es posible recargar durante las horas valle nocturnas, programando el proceso, para que sea lo más asequible posible.

Otro apartado que es menos obvio, pero que no se puede obviar es que su mantenimiento es más sencillo y barato, por lo que es otro aspecto importante a valorar.

Las mecánicas eléctricas son más simples que las térmicas, tienen menos partes móviles y, por tanto, menos componentes que puedan dar un fallo y que necesiten ser reparadas y/o reemplazadas. Así que, al menos a priori, en este campo también es posible ahorrar.

De manera muy relacionada encontramos los costes de mantenimiento, puesto que muchas de las operaciones que hay que llevar a cabo de manera regular en los coches de combustión, no hay que realizarlas en los eléctricos.

Así, los cambios de aceite, filtros, etc., que hay que llevar a cabo cada cierto tiempo, desaparecen. En contra hay otros aspectos como que, al pesar más, elementos como los frenos se desgastan de manera prematura. 

Esto es verdad y no, a la vez, puesto que los EV lo compensan utilizando la frenada regenerativa, reteniendo el motor y utilizando el sistema para detenerse en lugar de emplear únicamente los propios frenos.

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