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Morosos en las gasolineras: STOP a los robos

Morosos en las gasolineras: STOP a los robos
Llegar, repostar e irse. Así de fácil y barato es para algunos conductores llenar el depósito. No hay un perfil claro de ladrón e incluso puede sorprender su alto nivel económico. Y es que ni siquiera las medidas de seguridad, cada vez mayores, son capaces de frenar el ‘ingenio’ de estos ladrones. De poco sirven las cámaras, vallas y demás ante la picaresca española.

Morosos en las gasolineras: STOP a los robos

Llegar, repostar e irse. Así de fácil y barato es para algunos conductores llenar el depósito. No hay un perfil claro de ladrón e incluso puede sorprender su alto nivel económico. Y es que ni siquiera las medidas de seguridad, cada vez mayores, son capaces de frenar el ‘ingenio’ de estos ladrones. De poco sirven las cámaras, vallas y demás, o la existencia de múltiples gasolineras baratas en el panorama español ante la picaresca de estos usuarios.

Rubia y elegantemente vetida. Así había de describirla el empleado de la estación de servicio horas más tarde a la Policía. Se fijó en ella al oír el eco que producían sus zapatos de tacón. Casi como si de un acto reflejo se tratase, este hombre miraba todas y cada una de las veces que su oído reconocía este sonido tan femenino. Se fijó en que la mujer llevaba ropa de firma y en que sus movimientos desprendían la seguridad de quien está acostumbrado a mandar. Cuando, minutos más tarde, se dio cuenta de que la susodicha había escapado a toda velocidad al volante de su Mercedes sin haber abonado la gasolina, se quedó perplejo.

Las cámaras registran la matrícula de los coches que repostan para utilizar la grabación como prueba en caso de que haya que denunciar

Esta es una recreación novelada de alguno de los golpes que dio la conocida como la Rubia veloz, una abogada bien posicionada que durante meses estuvo repostando sin pagar. Su modus operandi era siempre el mismo: llenar el depósito y salir a toda velocidad de la estación de servicio. El caso saltó a las páginas de los periódicos. Parece ser que unas 13 gasolineras se vieron afectadas, y el importe robado superó los 2.000 euros.

Demasiado común
“Este caso fue especialmente llamativo por el estatus social de la denunciada, pero yo creo que se trataba de una mujer con problemas de cleptomanía, porque tenía un nivel adquisitivo muy alto y no necesitaba robar”, comenta Víctor García, portavoz de la Agrupación Española de Vendedores al Pormenor de Carburantes (Aevecar). Pero lo que sí es seguro es que este tipo de hurtos está mucho más extendido de lo que parece. “Sólo en la Comunidad de Madrid, las cifras anuales de pérdidas por fugas ascienden al millón de euros, aproximadamente”. La crisis, que podría considerarse uno de los potenciadores de este tipo de comportamiento, curiosamente no ha incrementado demasiado estos robos. “La situación económica actual sí se ha dejado sentir, aunque no de forma escandalosa. Lo que ha disminuido son las ventas; si la gente no tiene dinero, no reposta”, argumenta García.

Casi todas las estaciones de servicio activan el sistema de prepago por la noche. Muchas otras lo ponen también durante algunas horas de día, o en surtidores poco visibles o alejados de la caja

Sea por la crisis, sea porque un millón de euros al año es mucho dinero, lo cierto es que desde hace tiempo las medidas de seguridad han aumentado. Lo más extendido son los surtidores de prepago. El problema es que este sistema no convence mucho a los consumidores y, por ende, a los dueños de algunas gasolineras.

La encargada de una estación de servicio explica que sus jefes no quieren que se active el prepago “porque a los clientes no les gusta”. Y como la tienda de esta gasolinera pertenece a unos grandes almacenes que cuidan su imagen sobremanera, este sistema se ve totalmente denostado. Si a ello se suma que hace poco despidieron al encargado de la seguridad, esta empleada se las ve y se las desea cada día para evitar los robos. “Los hurtos que se realizan en la tienda son casi el doble que los que se producen en combustible”, explica. “Cada mes, las pérdidas pueden ascender a los 3.000 euros, de los cuales 2.000 corresponden a productos cogidos dentro del establecimiento”.

Aunque no es definitivo, una persona encargada de repostar resulta bastante disuasoria

Picaresca española en estado puro
La forma más habitual de robar combustible es repostar y salir huyendo, pero hay mil modos. “Vienen con un bidón y se van corriendo, modifican las matrículas con cinta aislante, o incluso llegan a tapar la placa con una bolsa. Con la tienda llena, muchas veces no te das cuenta, no les cierras el surtidor y se van”, explica esta empleada.

El prepago parece, pues, la mejor de las medidas de seguridad, aunque no siempre es efectivo. “Alguna vez han llegado a entrar, pedirme que les abra el surtidor, y después, escapan”.

Hay quien le echa más cara, y tal y como cuenta el empleado de otra gasolinera, intenta pagar con tarjetas que no tienen fondos. Aduce que no lleva la documentación encima, deja teléfono y nombre falsos y se va.

Los motoristas gozan de una movilidad mayor, con lo que, en ocasiones, ‘sufren’ más vigilancia. “Aunque el perjuicio de una moto siempre será menor que el de un coche”, afirma Víctor García

Otro caso: un coche para muy cerca de otro que está repostando. Cuando su dueño se va a la caja a pagar, el conductor del automóvil que está detrás aprovecha para echar gasolina en su vehículo y sale por ruedas. El cliente protesta al ver que la cantidad que debe abonar es superior a lo que él ha puesto. Y si no es porque un testigo informa de lo que ha visto, nadie sabe cómo se hubiera descubierto lo sucedido.

Las estaciones de servicio denuncian todos los robos. “Casi se pierde dinero, porque cuesta más tiempo y esfuerzo la denuncia que la cantidad que se roba, pero lo hacemos como medida disuasoria”, explica el portavoz de Aevecar.

Cada vez es más común encontrar surtidores de prepago 100%: se abona junto a la propia manguera y sólo con tarjeta de crédito

Y aunque no todas las gasolineras reconocen tener lista de morosos, haberlas, haylas. “Pero de poco sirve; si tienes mucho lío, no te puedes fijar en la matrícula de los coches ”.

4 Preguntas a... Víctor García, portavoz de Aevecar (Agrupación Española de Vendedores al Pormenor de Carburantes)

AUTO BILD: ¿Se plantean algún tipo de medida extra para frenar los robos?
Víctor García: El prepago es la  medida más eficaz. En la mayoría de estaciones de servicio se ha impuesto por la noche, también para algunos surtidores que están más alejados de la caja y se controlan peor, e incluso algunas estaciones lo han instalado de manera permanente. El problema es que el prepago tiene sus inconvenientes. A la gente no le gusta, y además, no se puede llenar el depósito del todo, con lo que supone un ligero descenso de los ingresos. Otras medidas, como la barrera, sólo son efectivas en gasolineras con determinada disposición (la que permita poner una delante de cada surtidor).

AB: ¿Reciben muchas protestas de los clientes por este sistema?
VG: Sí. Aunque se trata de algo  completamente legal (curiosamente, hay mucha gente que no lo cree así), no termina de cuajar ante el público. Igual que el autoservicio es algo ya muy asumido, ante el prepago hay bastantes protestas por parte de los clientes.

AB: ¿Hay algún perfil del típico ‘moroso’?
VG: No, no lo hay. Pueden llevar un coche de alta gama, como el más barato del mercado; ir perfectamente vestidos o tener peor aspecto…

AB: ¿Las denuncias se resuelven rápido?
VG: El proceso es lento. Además, muchas veces se complica; tenemos que presentar las grabaciones, y como desde que se comete el delito hasta que sale el juicio pasan meses, puede que uno que tenía el pelo largo ahora lo tenga corto y esto dificulta su identificación.

Fotos: Víctor Henao
















 

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