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Mitsubishi ASX 180 DI-D 4X2 o Nissan Qashqai 1.5 DCI 4X2

Carlos Siles

Hasta la llegada del Mitsubishi ASX, el Nissan Qashqai campaba a sus anchas en el territorio de los SUV versátiles, modernos y económicos. Ahora, por fin, alguien le planta cara de verdad. Por eso es probable que ahora tenga que combatir su éxito de ventas.

Hace ya más de tres años que Nissan rompió el mercado de los todocamino con su Qashqai. Líder de ventas indiscutible entre los SUV desde entonces, no había tenido un rival claro justo hasta ahora.

Y es que la llegada del Mitsubishi ASX ha puesto contra las cuerdas al Qashqai. Iguala muchas de sus virtudes y en algunos casos, hasta las supera, como en su mecánica.

Para este cara a cara he elegido las versiones más demandadas de ambos vehículos, es decir, los diésel pequeños. A excepción de su cubicaje, ambos se alimentan de, prácticamente, la misma tecnología: inyección directa por raíl común y turbocompresor de geometría variable. Pero el Mitsubishi ASX, añade el alzado variable de válvulas en su 1.8 de 116 CV, lo que unido a su mayor cilindrada, le hace superar claramente el rendimiento ofrecido por el 1.5 de 110 de su oponente el Qashqai.

Eso sí, el consumo del Nissan es de auténtico mechero y puede rozar los cinco litros si no aprietas el acelerador con demasiado ímpetu. Y eso que no cuenta con la tecnología Start & Stop del Mitsu, que detiene el motor al pararse, o el asistente de marcha recomendada. Con estos aditamentos, el ASX tampoco gasta demasiado, aunque sí algo más que el Qashqai en todas las mediciones.

Algo que juega en su contra es que el ASX te animará a pisar el acelerador de forma más habitual y vehemente que su contrincante, ya que es el que ofrece mejores sensaciones y, de forma más empírica, mejores cifras tanto en aceleración como en recuperación. Claro que se vale de sus 337 cc más de cubicaje en su motor y únicamente en las últimas marchas, 5a y 6a, el Nissan puede plantarle cara, ya que su desmultiplicación en ambas es menor. Pasar de 0 a 100 km/h en 1,4 segundos menos (para ser exacto en 11,0) es un tiempo como para tener en cuenta y que te puede dar una buena idea del poderío mecánico del Mitsubishi.

A la hora de parar la casi tonelada y media que pesa cada uno, el Qashqai se desmarca con una frenada de turismo, que lo detiene unos tres metros antes que el ASX. Mucho espacio que, en un momento dado, puede suponer la diferencia entre un atropello o un buen golpe y sólo un susto.

Hablando de sustos, el que te puedes llevar si metes a cualquiera de los dos por el campo. ¡Ah!, ¿que no te lo había dicho? Pues lo hago ahora: ninguno de ellos monta tracción total. Lo sé. Lo siento. Tú querías leer cómo se comportaban los 4x4. Pero como ya te he comentado, he elegido los más vendidos y esos son los tracción delantera... (con esta mecánica no tienen tracción total) Así que, mucho cuidadín si sales a cualquier camino. Si no hay barro u obstáculos, no tendrás problema alguno y podrás disfrutar bastante más que si fueras a bordo de un turismo.

Claro que en asfalto seco y retorcido por las curvas, lo harás menos. Ninguno de los dos sufre excesivos balanceos, pero quizá el Qashqai provoca más respeto a la hora de ir rápido en estas circunstancias. Su amortiguación algo más blanda no invita precisamente a buscar dónde estan sus límites. Pero sus pasajeros lo agradecerán ante carreteras bacheadas y sin rodar para hacer tiempos.

Ambos ofrecen sendas cajas de cambio manuales de seis relaciones con un tacto en guiado e inserciones muy similar. Eso sí, la palanca del ASX es bastante más larga y, sus recorridos entre marchas, mayores, por lo que si quieres hacer cambios deportivos y rápidos, el Nissan te responderá mejor.

En cuanto a su guiado, la dirección eléctrica del Qashqai requiere un breve tiempo de adaptación, pero su endurecimiento recciones de este tipo. Ambos siguen la trazada insinuada como si fueran unos buenos y educados turismos.

Sólo si te pasas de velocidad para el radio de giro y buscas el límite de su adherencia, comprobarás lo subviradores que ambos se muestran, con un tren delantero que se sale de la trazada hasta que el ESP entra en acción. Eso sí, el del Qashqai lo hará antes que el del ASX. Otra muestra del matiz ligeramente más deportivo que ofrece la dinámica del Mitsubishi.

Su interior recuerda sobremanera al de su hermano mayor, el Outlander, con buenos ajustes y correctos materiales. Sus asientos ofrecen un mullido de tacto más duro que los del Qashqai, blanditos y confortables en trayectos cortos, pero que en viajes largos pueden pasarte factura. Menos mal que detrás hay algo más de espacio para las piernas, no así en el maletero, claramen- te más pequeño que el del Mitsubishi en sus medidas oficiales, que le aventaja en unos 40 litros. Pero el Qashqai es mucho Qashqai. Coge, abate sus asientos traseros y... voilá: 300 litros más que el Mitsu, que tiene que agachar la cabeza ante el poderío espacial del Nissan.

El ASX, dolido, vuelve a contraatacar con un equipamiento que añade airbag de rodilla y asientos delanteros eléctricos y calefactados. El Qashqai no monta estos elementos pero sí un techo solar gigante, navegador, llantas de 18 pulgadas y cámara de visión trasera en maniobras de aparcamiento con lo que el asunto queda zanjado con una nueva victoria. Evidentemente, la elección de tu SUV ideal no se basará en el equipamiento pero ya se sabe: un grano no hace granero, pero ayuda al compañero.

Quien da primero da dos veces, y en este caso se comprueba con el Nissan. Pero el Mitsubishi ASX, ha dado más fuerte que nunca... y el Qashqai, por primera vez, casi besa la lona...

Conclusión

El ASX lucha contra el Qashqai con una mecánica muy bien equilibrada, un equipamiento completo y una estética acertada, pero el superventas le supera en habitabilidad, precio, consumo o frenada. El Nissan gana, pero que se ande con cuidado, porque el Mitsubishi está ya demasiado cerca...

Valoración

Nota8

Hasta la llegada del Mitsubishi ASX, el Nissan Qashqai campaba a sus anchas en el territorio de los SUV versátiles, modernos y económicos. Ahora, por fin, alguien le

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