Prueba del BMW i5 M60 xDrive: el Serie 5 se estrena como eléctrico

La clave es “abrirse a la tecnología”. Y es que BMW, a diferencia de muchas otras marcas, sigue apostando fuertemente por los motores de combustión. Sin embargo, las variantes totalmente eléctricas han llegado por fin a la octava generación del Serie 5 (G60): el BMW i5 eDrive40 con 340 CV y el BMW i5 M60 de esta prueba.

Diseño

Se ha hecho más grande, el nuevo Serie 5.Es casi diez centímetros más largo que antes, con más de cinco metros de largo y 1,90 metros de ancho (medidas de su predecesor G30: 4,96/1,87 metros). Vemos así un sedán casi clásico con hermosas proporciones, un capó largo, una parrilla doble vertical, y una carrocería relativamente baja. 

No es, por tanto, el típico diseño de coche eléctrico, y de hecho, podría pasar por uno de combustión. El modelo de prueba es un i5 M60 con paragolpes marcadamente angulares, grandes entradas de aire, faldones laterales negros y llantas de 20 pulgadas.

Interior: el controlador iDrive permanece

El interior está concebido con buen gusto y estilo, los materiales son nobles y la calidad es alta. La Curved Display, con una pantalla de 12,3 pulgadas para el conductor y otra táctil de 14,9 para el infoentretenimiento, viene con una óptica brillante y gráficos de altísima definición. Y permanece el controlador físico iDrive en la consola central: gracias, BMW.

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Se trata del iDrive versión 8.5 y nos guía a través de los menús infinitamente anidados y ramificados con una confianza inigualable. La gama de funciones es asombrosa, pero sí, también hay un control por voz bastante inteligente y útil, que funciona muy bien.

Delante hay mucho espacio y una atmósfera diáfana, pero detrás no tanto como cabría esperar de un coche con una longitud de más de cinco metros. Como es típico en BMW, te sientas bastante cerca del suelo; las personas altas tienen que doblar bastante las rodillas.

Motor y comportamiento

El i5 M60 viene con un motor eléctrico en el eje delantero (261 CV) y otro en el trasero (340 CV), la potencia del sistema es de 517 CV y 601 CV en modo Sport, el par máximo es de 795 Nm en modo normal y 820 Nm con la función Boost. 

En la prueba, el i5 alcanzó los 100 km/h desde parado en 3,8 segundos y los 200 km/h en 12,0: estos son valores de un (súper)deportivo, increíblemente rápidos. Sin embargo, esto no se aplica a la velocidad máxima de 230 km/h.

El sistema eléctrico tiene un alto nivel de madurez, el pedal del acelerador reacciona con sensibilidad y la recuperación, regulable en cuatro etapas, es sensible. Recomendamos el modo de conducción con un pedal, que funciona de forma fiable hasta que se detiene.

Por otro lado, el i5 es extremadamente silencioso, no se oye nada del motor incluso a plena carga y un valor de 64 dB(A) a una velocidad de 130 km/h es simplemente excepcional. El mismo adjetivo merecen los frenos: en la prueba, el BMW i5 M60 se detuvo desde los 100 km/h, con los discos calientes, después de sólo 31,3 metros. 

El coche de pruebas estaba equipado con la suspensión Adaptive M Professional con estabilización activa de balanceo opcional. La dirección del eje trasero, la suspensión neumática trasera y los amortiguadores adaptativos son de serie. 

Así, el i5 de 2,4 toneladas es silencioso, cómodo y estable en autovía y es notablemente ágil y manejable en carreteras de curvas al mismo tiempo. La dirección se adapta perfectamente, es precisa y rápida, pero no nerviosa y con una respuesta agradable.

La configuración del chasis es bastante firme, por supuesto, el M60 tiene una M en su nombre, pero aun así tiene una suspensión muy segura y es extremadamente cómodo en general. Para ser claros: hacía mucho tiempo que no veíamos un rendimiento tan convincente de un coche eléctrico.

Conducción autónoma excelente, autonomía mejorable

Los muy completos sistemas de seguridad y asistencia del i5 incluyen el Driving Assistant Professional opcional, lo que significa una conducción parcialmente automatizada en el nivel 2. También ofrece el asistente de carretera, lo que significa que puedes quitar las manos del volante en la autopista a velocidades de hasta 130 km/h.

El sistema funciona de forma muy segura y presta especial atención al tráfico adyacente. Si el carril izquierdo está ocupado, el i5 permanece en el suyo y espera un poco más hasta que todos los “aviones rasantes” hayan pasado rápidamente. Y reacciona con una agilidad sorprendente, casi humana. 

En la prueba, el i5 M60 logró 335 kilómetros, de modo que en este apartado no es tan espectacular como en los otros. La batería tiene un tamaño de 81,2 kWh (utilizables) y se puede cargar con 22 kW en con corriente alterna y con un máximo de 205 kW en  corriente continua. En el mejor de los casos, se necesitan 30 minutos para pasar del 10 al 80 por ciento de carga.

Factores para decidir la compra

BMW ha encontrado un delicado equilibrio con el i5. Parece (y se conduce) como una berlina de lujo clásica, y sin embargo, es un coche eléctrico completamente nuevo, claramente uno de los mejores de su clase. La autonomía, eso sí, admite margen de mejora.