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La verdad sobre las baterías de los coches eléctricos es que nacieron hace 30 años

baterías coches eléctricos

Un cambio que se ha mantenido durante tres décadas.

Puede que los coches eléctricos estén cogiendo inercia e la actualidad, pero en realidad son un invento tan antiguo como los propios automóviles. No hace falta retrotraerse tanto, pero si podemos mirar atrás, concretamente hace 30 años, cuando se produjo un cambio en las baterías que fue el que facilitó que hoy nos encontremos donde nos encontramos.

Estamos hablando de la inclusión del grafito en el ánodo de la batería. A finales de los 90 los principales fabricantes decidieron empezar a emplearlo y, a pesar de que en los últimos tiempos se ha buscado un sustituto, todavía se sigue empleando por las grandes ventajas que trajo consigo, así como por los pocos contras que acarrea.

La principal ventaja del empleo de este material radica en que consiguió una gran estabilidad a largo plazo, pudiendo soportar muchos ciclos de carga y descarga sin reacciones secundarias, algo que no ha podido aportar los distintos materiales con los que se le ha intentado reemplazar.

 

Es por eso que durante los últimos años prácticamente todas las mejoras relacionadas con las baterías tienen que ver sobre todo con cambios llevados a cabo en el cátodo, y en menor medida con el electrolito líquido.

Esto último cambiará a corto plazo, puesto que muchos fabricantes están trabajando ya en baterías de estado sólido, pero, ¿qué va a pasar con el ánodo? ¿Va a seguir siendo de grafito de manera indefinida?

La industria del coche eléctrico (y todas las que emplean baterías similares) necesitan que se mejore esta área para poder llevar las pilas al siguiente nivel, pero por el momento no se ha conseguido encontrar ningún material que supere al grafito sin consecuencias negativas.

Uno de los que se baraja es el silicio, que es muy abundante (lo que abarataría los precios) y tiene una gran tasa de descarga. El monóxido de silicio es prometedor, pero tiene contras como que su conductividad inherente es muy baja y unos cambios de volumen enormes después de la carga y descarga (hasta un 300% de variación).

Sin embargo, una investigación reciente está trabajando en una combinación de monóxido de silicio y carbono que, juntos, aportarían todas las ventajas de los dos mundos y “cubren” sus debilidades: gran estabilidad estructural, alta conductividad y unos cambios de volumen mucho menores.

Todavía queda camino por delante, pero de llegar a buen puerto podría ser un cambio tan relevante como el que experimentaron las baterías hace 30 años.

Fuente: Chemeurope.com

Etiquetas: batería

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