7 motos que equiparon motor de coche

No es algo habitual en la industria, pero a lo largo de la historia del motociclismo, ciertos creadores en casos particulares e incluso marcas en serie, han montado bloques procedentes de automóviles en motocicletas. Son casos peculiares que, con el tiempo, acabaron desaparecieron, pero estas son 7 motos que equiparon motor de coche.

Dodge Tomahawk

Posiblemente se trate de la moto más reconocible de toda la lista, porque cuando apareció a principios de la década de los 2.000 causó sensación por su concepto. Construida en torno a un motor 8.3 V10 procedente de un Viper con más de 500 CV de potencia, contaba con dos ruedas en cada eje.

Su aspecto era sencillamente bestial y tuvo tan buena acogida que la marca tuvo que fabricar una decena de unidades que se vendieron por nada menos que medio millón de unidades.

Millyard Viper V10

Si aquella era una creación oficial de Dodge, esta es una llevada a cabo por una persona, Allen Millyard, que le dio su propio enfoque al mismo concepto, creando una motocicleta única en el mundo que su creador admite utilizar bastante.

Emplea el mismo bloque y entrega los mismos más de 500 CV de potencia, también es una mole (630 kilos), pero tiene un aspecto mucho más convencional, con solo dos ruedas y una dinámica más propia de una moto. Sobre el papel puede superar los 400 km/h de punta, pero nunca la han llevado a su velocidad máxima.

BFG 1300

Comparada con las dos anteriores, la mecánica de esta moto de origen francés es mucho más humilde y menos poderosa. Desarrollada a finales de los 70 y principios de los 80, la idea era crear una motocicleta 100% patria, algo a lo que se pusieron Louis Boccardo, Dominique Favario y Thierry Grange.

Optaron por el formato de una gran turismo, pero lo más llamativo es que para darle vida se decantaron por el bloque bóxer tetracilídnrico del GS de Citroën, un motor de 1.299cc que entregaba 66 CV y 97,6 Nm. Además, en el sistema también se emplearon piezas del Mehári e incluso de BMW.

Motus MST

En esta ocasión hablamos de un modelo estadounidense, creado en Alabama, cuya principal particularidad era que empleaba un motor V8 de coche partido por la mitad, es decir, un V4. 

Tenía los cilindros en V a 90 grados, tenia un cubicaje de 1.650cc y desarrollaba la nada desdeñable potencia de 165 CV. Comenzó a venderse en 2014, con una producción anual de 300 unidades fabricadas a mano, aunque la compañía tuvo echar el cierre hace un tiempo.

Münch Mammut 2000

La historia de Münch se remonta a los años 60 y es que por aquel entonces ya creó su propia superbike montando un motor de coche de 60 CV en una motocicleta. Fue un modus operandi que siguió trabajando durante toda su trayectoria, hasta llegar a la última de su estirpe, la Münch Mammut 2000.

Su diseño era realmente característico y anticipaba un rendimiento muy deportivo de su motor, un Cosworth KBA de 2 litros que en automóviles llegaba a 150 CV, pero que en la Mammut 2000 recibió un turbo para elevar su rendimiento hasta los 260 CV y los 295 Nm de par máximo.

Boss Hoss V8

Boss Hoss es una compañía que se dedica a crear tanto motos como trikes, de un corte chopper y un estilo muy americano. Con dicho enfoque, no es de extrañar que la compañía recurra a motores de coche para dar vida a sus creaciones.

Uno de los más habituales es el V8 de Chevrolet, que tiene una cilindrada de 8,2 litros (502 pulgadas cúbicas), pero también está disponible con desplazamientos menores. En el caso más “bruto” es capaz de poner sobre el asfalto hasta 510 CV de potencia.

EVA Track T-800 CDI

Hemos dejado para el final un casi que destaca incluso entre estas rarezas, puesto que se trata de una moto con motor de coche, concretamente de Smart, pero es que, además, es un bloque diésel.

Es un propulsor de 800cc capaz de entregar 45 CV, lo que puede parecer poco, pero lo compensa con un par máximo de 130 Nm. Gracias a él es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 175 km/h.