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Fórmula 1: previo del Gran Premio de Gran Bretaña

Carlos Flores

El Gran Premio de Gran Bretaña, que se disputa este fin de semana en Silverstone, revelará si los recientes cambios técnicos les cortan las alas a los Red Bull y reavivan la lucha por el título. Pero también si las mejoras aerodinámicas de Ferrari pueden dar por fin a Fernando Alonso un coche capaz de luchar por las victorias.

Pocos grandes premios son tan clásicos como el de Gran Bretaña. De hecho, junto con el de Italia, es el único que ha formado parte del calendario de los Grandes Premios de Fórmula 1 de forma ininterrumpida desde la creación del Campeonato del Mundo. Por eso, y por la indiscutible relevancia del país en el mundo del automovilismo deportivo, no deja de resultar paradójico que, durante muchos años, su continuidad estuviera amenazada.

El todopoderoso Bernie Ecclestone se pasó años quejándose de las, a su juicio, deficientes instalaciones de Silverstone, cuna del Mundial y sede permanente de la carrera desde 1987. Muchos temían que, tarde o temprano, caería la guillotina. Al menos, sobre la pista construida sobre el antiguo aeropuerto militar de Northamptonshire. Hace tres años, Ecclestone cumplió su amenaza al anunciarse, precisamente durante el fin de semana del Gran Premio, que la carrera se trasladaría a Donington Park a partir de 2010. Pero ese proyecto no resultó ser más que un gigantesco castillo en el aire. El resultado fue un período de incertidumbre que por momentos hizo pensar en que Gran Bretaña, como poco antes Francia, podía quedarse sin carrera.

Hasta que Silverstone, con un proyecto de renovación bajo el brazo, suscribió un nuevo acuerdo. El pasado año, la prueba se celebró ya en el nuevo trazado, y el plan se completa este año con el estreno del nuevo y espectacular complejo de boxes y paddock, junto al que está situada la nueva recta de salida. Lo que no ha cambiado es la esencia del circuito, que sigue siendo un templo de la velocidad, con la mayor parte de sus zonas clásicas aún presentes. Además, la parte nueva creó ocasiones para adelantar en una pista que, con toda su espectacularidad, no se prestaba mucho a ello (sin que por ello recibiera las críticas que, por ejemplo, sí se hacían a Montmeló).

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