Está algo más delgado que cuando se fue, pero completamente descansado. Llegó ayer a Madrid desde Buenos Aires con el tercer puesto en el Dakar debajo del brazo y una respuesta tajante a la pregunta que todos quieren hacerle. En AUTOBILD.ES, por supuesto, se la hemos formulado: "Carlos, ¿estás contento con este resultado?". "Sí", contesta.
Es para estarlo. Ha ganado siete de las 13 etapas que se disputaron y ha contribuido al triplete de Volkswagen en esta carrera mítica, que desde que se celebra en Sudamérica sólo ha tenido como vencedores a coches de la escuadra azul. Lideró la mayor parte de la prueba y, como él mismo explica, "luchamos a brazo partido para defender el título. Pero este rally es así; todo puede ir bien y un sólo día es suficiente para que las cosas se tuerzan", añade.
"Esta carrera es muy intensa", continúa. "Sabíamos que el enemigo (se refiere al ganador, Nasser Al-Attiyah) estaba en casa y tuvimos un día malo, quizá más malo de lo que tocaba. En la jornada siguiente, jugamos a la ruleta rusa y rompimos la suspensión", explica.
Sin embargo, no fue ése el momento más arriesgado del Dakar 2011. "Es curioso; nos pasamos dos semanas jugándonos el bigote y uno de los instantes más peligrosos tuvo lugar durante uno de los traslados del hotel al campamento. Sufrimos un accidente, chocamos contra otro vehículo y no nos matamos de milagro, tuvimos mucha suerte", afirma.
A pesar de todo, Sainz está satisfecho. Le ha gustado el rendimiento del coche ("ha ido muy bien", comenta) y halaga la actuación de Lucas Cruz, su copiloto, al que ha vuelto a agradecer el buen trabajo realizado durante la cita. El catalán también se muestra contento: "Si cuando empezamos a correr juntos nos hubieran dicho que íbamos a ganar un Dakar y a ser terceros en otro, hubiéramos firmado sin dudarlo", explica. Y tiene palabras de elogio para Carlos: "Si no hubiera estado con él, este resultado habría sido muy difícil", añade.
Noemí Alonso