Convierte su Mini Cooper S en un simulador de conducción

No es que este hombre tuviera el coche y decidiera convertirlo en un juego. El orden de la historia es el contrario: compró un Mini Cooper S con la única intención de transformarlo en un simulador de conducción.

El manitas en cuestión es Brent Cheney, de South Jordan (Utah, Estados Unidos). 

Cheney compró un Mini Cooper S de 2005 de segunda mano con motor defectuoso. Este dato le importó poco ya que la mecánica para sus intenciones era totalmente prescindible.

Así se convierte un Mini Cooper S en un simulador de conducción

Lo primero que hizo Cheney fue cortar el Mini en varias piezas para así poder trasladarlo al sótano. Una vez allí, volvió a ensamblar las piezas en una plataforma de madera con placas de metal, tuercas ... también instaló el hardware de videojuegos.

Después instaló un monitor de juegos de 49 pulgadas en lo que en el Mini original era el parabrisas y el corazón de un Intel i9 debajo del capó. Completan la instalación seis altavoces Harman Kardon de sonido envolvente más un subwoofer en el maletero donde también hay cargadores de teléfonos inalámbricos.

Brent Cheney ha concedido una entrevista a CarScoops en la que explica cómo y por qué se embarcó en este proyecto (en el enlace puedes ver una galería de fotos del proceso). Cuenta que fue un reto personal: un amigo le dijo que convertir un Mini Cooper S en un simulador de carreras era imposible y decidió demostrar que no era así.

“Mi plan original era usan un BMW E36 M3 , pero apareció este Mini y resultó ser perfecto. Lo corté en pedazos lo suficientemente pequeños como para moverme al sótan; a partir de ahí volví a montar el coche, luego instalé todos los componentes electrónicos", explica.

Cheney tardó alrededor de seis semanas en convertir el Mini en un simulador de conducción. Calcula que fueron unas 40 horas de trabajo y unos 6.000 euros de inversión. Cuenta que ideó el simulador de conducción para jugar al Dirt Rally 2.0 pero que ahora lo usa con muchos juegos más.