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Vehículos lunares: regreso al futuro

Vehículos lunares: regreso al futuro
Hoy se cumplen 42 años de la llegada de Neil Armstrong y 'Buzz' Aldrin a la luna. En 1969 aún tenían que pasearse por ella a pie, pero dos años después, el Apollo 15 subió el primer coche. Lógicamente con tracción integral y, muy a la moda, propulsado con motores eléctricos.

El 20 de julio de 1969, dos de los tres tripulantes del Apolo 11, Neil Armstrong y Edwin F. Aldrin, desembarcan en el Mar de la Tranquilidad. Por aquel entonces, aún tenían que pasearse por ella a pie, pero dos años después, el Apollo 15 subió el primer coche lunar. Lógicamente con tracción integral y, muy a la moda, propulsado con motores eléctricos.

Vehículos lunares: regreso al futuro

Houston, Texas. Johnson Space Center, hangar 9B. Aquí aparca el LER: Lunar Electric Rover. Es el primer prototipo del coche lunar tripulado de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio, la NASA, con el que en el futuro 2020 los astronautas se moverán por el satélite terrestre para hacer fotos, grabar vídeos, recoger pruebas de sus rocas o tomar las más diversas muestras. Para una misión semejante se necesita el mejor coche del universo. Porque todos los demás fallarían allá arriba. Con piedras tan grandes como neveras y cráteres tan profundos como casas.

El primer coche lunar medía tres metros de largo y un metro de alto. Las ruedas eran de aluminio tejido. Unos neumáticos de goma no habrían resistido las condiciones lunares. La NASA fabricó once ejemplares

El Lunar Electric Rover actual no debe ser comparado con aquellos coches lunares con los que los astronautas circulaban por la luna en las misiones Apollo 15 y 17 entre 1971 y 1972 para explorar la región y recoger pruebas de las rocas. El nuevo LER es bastante más seguro, más cómodo y más fuerte que sus predecesores. Lo propulsan doce motores eléctricos con 6 kW. En comparación: el coche de la tripulación del Apollo 15 poseía cuatro motores para los bujes de rueda con 0,18 kW cada uno. El LRV de entonces, el Lunar Roving Vehicle, era un chasis plegable de aluminio con cuatro ruedas y dos asientos abatibles. La corriente para los débiles motores la entregaban pilas de cinc de plata no recargables. Las empresas que lo desarrollaron eran Boeing y General Motors.

El 'LRV' de 1971 pesaba 210 kilogramos y era plegable. Para su largo viaje se le fijó por fuera del transbordador lunar

El primer LRV recorría una distancia de 27,8 kilómetros en 3,02 horas. Los otros dos coches para las misiones Apollo 16 y 17 hacían distancias parecidas. Pero su coste, de 38,1 millones de dólares, suponía para el LRV el doble de dinero de lo planificado originalmente.

El polvo lunar recalentó el motor de una de las ruedas. Al coche del Apollo 17 se le rompe el guardabarros

Los tres coches lunares están aparcados aún en el satélite terrestre. Si no han sido destruidos por meteoritos o desgüazados por marcianos en crisis, podrían en todo momento recargarse con dos pilas de 36 voltios; como es de recibo tratándose de un auténtico clásico de la era de la pre-electrónica.

¡Todo listo! El 'LRV' del Apollo 16 está descargado, plegado y equipado con las antenas de transmisión

Por el contrario, el coche lunar actual no podría ser reactivado después de estar varias décadas inactivo. Aunque, a cambio, sabe hacer mucho más. Lo hemos probado y, con el bastón firmemente agarrado, hemos reptado con decisión una montaña de rocas cuesta arriba.

El coche lunar que utiliza la NASA en la actualidad también es eléctrico, lo propulsan doce motores ubicados en los bujes de cada rueda que ofrecen una potencia de 6 kW cada uno. La movilidad está asegurada; cada par de ruedas es capaz de ¡girar 360º!

Sus seis parejas de neumáticos apuntan a todos los puntos cardinales, y es que cada una puede girar individualmente 360 grados. Los seis pies que llevan a los neumáticos dobles poseen un bloqueo de diferencial completamente automático, suspensiones activas en las ruedas, amortiguadores de 66 centímetros. Así, el astronauta de turno no sentirá que tiene la luna bajo las ruedas. Cuarenta años antes, esto era del todo impensable.

El 'LER' puede equiparse con una pala estilo excavadora para allanar el terreno lunar y prepararlo ante futuros alunizajes. El robot K10 será una ayuda para la tripulación cuando se trate 
de recoger muestras o hacer diversas mediciones de la luna

"Esto va como una mezcla entre un caballo desbocado y una barca de remo en el mar revuelto", transmitía el astronauta Jim Irvin por radio en 1971 a la tierra. Hoy AUTO BILD 4x4 informa: el LER va como una mezcla entre un cangrejo que esta a punto de desovar y una lancha submotorizada en el mar tranquilo. O algo parecido.

Este robot es el equipo de rodaje lunar. Su tamaño es el mínimo para poder llevar el equipo necesario para la toma de muestras e imágenes

Con el desarrollo del prototipo, la NASA recurría a las tecnologías que por entonces existían. Y se aprovechó de la experiencia de General Motors o Nissan, con Michelin investigando al mismo nivel que los suministradores americanos.

La estructura del 'LER' puede ser elevada y bajada y equipada con componentes adicionales. Vamos, como si fuera un mecano gigante. El robot acompañante ADR debe efectuar perforaciones en la luna. Al más puro 'Armageddon', pero en tamaño 'mini'

"Hasta que se produzca el definitivo, el coche lunar cambiará algo más, sobre todo el material", explica Rob Ambrose, uno de los jefes del proyecto de la NASA. Muchas partes de acero serán cambiadas por piezas de fibra de carbono, los neumáticos de aire por neumáticos de ebonita sin aire y además con radios flexibles. A partir de 2018, el Lunar Electric Rover estará listo para despegar.

Fotos: NASA

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