Tres coches que deberíamos odiar… y no podemos
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Existen coches y coches. Están los que son prácticos, los que enamoran, los que todos admiramos y luego hay un grupo que podríamos definir como los transgresores. Hoy te traigo estos tres coches que deberíamos odiar y que no podemos. Pertenecen a este último grupo. Fueron pioneros por diferentes razones, o simplemente no tienen rival en un segmento en el que juegan en solitario.
Y ya sea por su diseño, por sus características o porque simplemente traicionaron los principios del fabricante que lo trajo a la vida, estos tres vehículos han sabido ganarse nuestro respeto. El primero del que me gustaría hablar, no por nada en especial simplemente por orden alfabético, es el Alfa Romeo 4C. ¿Cuál es el propósito de este vehículo? Hablamos de un coupé (también hay un Alfa Romeo 4C Spider) con motor central sobrealimentado, chasis de fibra de carbono, peso contenido y sin ningún tipo de comodidad, ya sea aislante acústico y térmico, asientos más confortables o dirección asistida.
Vídeo: ponemos a prueba el Alfa Romeo 4C:
Pero, pese a todos estos detalles, e incluso el hecho de costar 66.200 euros como precio base, el Alfa 4C ha sabido cautivar nuestros corazones por el diseño genuinamente italiano que le hace parecer un Ferrari, por su comportamiento en pista y por sus prestaciones. Además, no hay nada que se le parezca remotamente en el mercado y que compita de tú a tú.
El siguiente en la lista es uno de los pioneros del segmento más de moda actualmente, el de los SUV. Sin embargo, tras una larga trayectoria fabricando deportivos con motores bóxer, un pedigrí de carreras único y hordas de seguidores en todo el mundo, a Porsche se le ocurre lanzar un todocamino deportivo en 2002. Nace el Porsche Cayenne y rompe con todos los esquemas del fabricante. Motores en V delanteros, carrocería elevada y un rendimiento que para nada se asemejaba al del todopoderoso Porsche 911.
Pese a las críticas de los más acérrimos fans de la marca alemana, Porsche lanza el modelo al mercado en una época turbia donde la empresa no se encontraba en su mejor momento a nivel económico. Recordemos que Porsche se caracteriza por sus situaciones irregulares a lo largo de la historia y que el Porsche Boxster había salvado recientemente los muebles en Stuttgart. El Cayenne se vuelve un éxito de ventas en lo que podemos considerar los primeros compases de los SUV en el mercado europeo y actualmente se ha consolidado como uno de los pilares fundamentales de la marca, pese a que fue un auténtico transgresor.
Por último, una historia similar a la del todocamino alemán es la que envuelve al tercer miembro de esta breve lista, el Toyota Prius. El Prius nace en 1997 y pone patas arriba el concepto de vehículo que todos teníamos hasta ese momento. Un sedán de cuatro puertas compacto que es alimentado por un motor de gasolina y uno eléctrico por batería. Nacen los híbridos modernos y Toyota democratiza que todo el mundo pueda conducir un coche que contamina y gasta menos que el resto de alternativas.
Para el fabricante japonés, el Toyota Prius es uno de sus buques insignia y representa el máximo potencial de la ingeniería, por lo que su diseño siempre ha sido el más abstracto, por definirlo de alguna forma. Siempre rompiendo esquemas y moldes. El Prius supo ganarse a un sector amplio de la sociedad que con el cambio de siglo (y de milenio) comenzó a contemplar la movilidad personal como un elemento que debe respectar y proteger el Medio Ambiente. Actualmente, en su cuarta generación, es uno de los híbridos consolidados por completo y la elección de miles de conductores en todo el mundo, miembros de un selecto club. No te pierdas la galería de imágenes.
Fotos: fabricantes
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